Así conoció Paco González a Manolo Lama: "Hubiera dado mi vida por llevarles cafés, y luego fíjate..."
Son más de 40 años juntos, en la radio y fuera de ella, una amistad que explica también la historia del deporte en las ondas españolas.
Manolo Lama (Madrid, 1962) y Paco González (Madrid, 1966) tienen más que demostrado que si cogen un micrófono son capaces de estar horas sin parar. Esa es la idea con la que acude Relevo a la sede de la COPE, la emisora por la que acaban de renovar hasta 2030: darles el micrófono y que se entrevisten entre ellos. Tras alguna broma inicial al respecto se arrancan, entran muy pocas preguntas del redactor, la pareja está tan engrasada que poco más y se terminan las frases. Son casi 40 años de carrera juntos, otros tantos de amistad, que en su caso parece ser lo mismo. Se encontraron en la SER y se conjuraron para cambiar la radio deportiva en España. Nadie duda de que lo hicieron. En la conversación se habla de radio, que es el centro de sus vidas. Aunque ahora se televisen los programas en distintas plataformas, sigue habiendo una parte que no se ve. Así son las tripas de su trabajo y la gestión de una redacción de éxito.
Arranca Manolo Lama, que desde fuera es el atrevido, el menos calmado. Una idea que, más tarde, ellos mismos refutarán: "Cuando tú y yo empezamos hace 40 años íbamos en mi Ford Fiesta y nos parábamos en la puerta de mi casa, queríamos arreglar la radio porque te acuerdas lo que había, que no nos daban bola en la SER, que García nos puteaba y tú ya decías, 'Es que si nos dejaran...'".
Recoge Paco —el periodismo exige que se use más el apellido, pero en este caso es complicado, pues su nombre es casi una marca— la frase y recuerda lo que es toda una vida en común. "Lo de 40 años me ha asustado, llevo más contigo que con mi mujer". Como cualquier oyente suyo sabe, un comentario así merece una puntilla de Manolo Lama, que como tertuliano es de los que siempre busca decir la última frase.
- "Eso te ha venido bien también ¿eh? Conmigo te has peleado menos que con tu mujer".
Y ahí provoca la risa de Paco, claro, que retoma como puede. "A mí me gusta contarle a la gente cómo es Manolo, al Ford Fiesta rojo le ponía en el motor papeles de periódico, porque el motor estaba madurito ya, y yo le decía '¿Qué haces?'"
"Es que los inviernos de Madrid no eran los de ahora, no teníamos un pavo, el coche no arrancaba ¡se nos congelaba! y un tipo me dijo 'tú le pones papel de periódico, como los ciclistas cuando bajan los puertos", explica Lama.
La formación de un dúo y de un equipo
El coche no es más que un Macguffin, una excusa que da pie a contar la historia entera. Lo primero, un poco de cronología por parte de Lama: "Yo soy mucho más viejo que él. Yo entré en la primera generación del gabinete, después entró Paco Grande, después Carlos Martínez y el cuarto fue Paco González".
Llegaba el nuevo, que ya había visto a Lama antes. "Cuando yo entré en el 87 tú ya habías hecho un Mundial, narrabas fútbol, baloncesto, narrabas todo... De hecho, no sé si te acordarás, pero yo llegué a la radio porque un día fuiste a dar una charla a la facultad y una de las pocas cosas que me interesaban era ir a ver a periodistas de deporte. Luego estabas abajo en el bar y te dije '¿Yo puedo ir un día a la radio?'. Teníais un programa a las 14.00 horas, entraste ahí con Roberto [Gómez] sin un puto papel que yo decía 'Esto es imposible, ¿cómo cojones...?'. Hubiera dado mi vida por llevarles cafés y luego fíjate, compañeros toda la vida y llorando en el coche muchas veces juntos, porque lo que hemos pasado".
Esa capacidad de improvisación que vio Paco González aquella primera vez estaba bien entrenada desde el origen. Hay trabajos en los que o te adaptas o mueres, y Lama no es de los que se deja ganar fácilmente. Entra en escena de nuevo Roberto Gómez, porque en esa redacción eran pocos y bien avenidos, y él ejercía si no de padre sí un poco de hermano mayor.
"El primer día que empecé en la radio me dice Roberto Gómez 'siéntate a mí lado', había un programa que se llamaba En Punta, que presentaba a Brotons y después venía el local, que hacía Roberto Gómez. Y de repente, sin venir a cuento, me dice '¿Qué han hecho los porteros del Rayo Vallecano hoy?'. Yo dije '¿Pero este cabrón?'. Sobre la marcha improvisando, me cayeron unos sudores... y no se me olvidará que cuando terminé me dijo 'Chaval, tú vales para esto".
Lama ya era una presencia establecida en la cadena cuando llegó Paco, y en él vio alguien que podía volar. Pero antes de Carrusel, mucho antes de eso, empezó a hacer el trabajo de calle, lo que tiene que hacer un redactor que empieza. "Aunque no te lo creas yo fui el que dije que había que ir a los entrenamientos. Estaba Quique Gozalo, que llamaba a Carlos Peña [delegado del Atlético en aquellos tiempos] y a Malbo [del Real Madrid]. Y claro, ellos no lo veían, pero te contaba lo que les salía de los cojones. 'Pues han hecho ahí una pachanguita, un rondito, han corrido y están todos bien'. Y luego uno se había roto una pierna, te enterabas a los tres días. Empezamos a ir a los entrenamientos", explica el mayor de los dos.
Un mundo del todo distinto, pues hoy en los entrenamientos hay centenares de periodistas que ni siquiera pueden ver lo que pasa en ellos. Pero esa es otra historia.
Empezó a formarse una redacción de verdad. Hoy son casi un centenar de profesionales, pero Paco recuerda que en la SER, en aquellos días, estaba todo por hacer. "Yo creo que llegamos a ser 11 o 12, cuando nos vinimos aquí igual éramos veinte como mucho, pero aquí somos...".
Este recuerdo de González cobra sentido en su frase posterior, es una manera de poner sobre Lama el valor que tiene. "Aquí somos... por tu culpa, para que lo sepa la gente. La gente tiene una idea de que Paco es el buenito, porque yo no soy tan polémico como él, pero aquí la buena persona es Manolo. Buenos somos todos, pero el que no permite que se toque nunca a nadie es él. Llevamos mil años juntos y a veces decimos ¿'por qué no metemos a...? que es muy bueno', y él dice 'Pero sin tocar a nadie'. No ha permitido nunca que toquemos a nadie", cuenta.
La admiración mutua es evidente, tampoco es algo que escondan, pero Lama es de esos que un piropo lo tiene que seguir con una pequeña broma, así que sigue esta misma explicación de una manera más festiva.
"Yo tengo la teoría de que en todas las familias te cae un desgraciado, un cabrón. Siempre tienes ahí un cuñado, un hijo, un primo o un hermano cabrón. Y en esta familia nos habrá tocado algún cabrón, pero las familias van para adelante, no pueden dejar atrás a la oveja negra y aquí tampoco tenemos ovejas negras", dice Lama.
Ahí es Paco quien entra a terminar la idea. "Pero marroncilla sí, alguna". Y Lama se revuelve y retoma la frase: "Alguna, alguna merecería que la hubiésemos esquilado, pero bueno, tampoco....".
El recuerdo de Pepe Domingo Castaño
Este capítulo está dedicado a los compañeros, que para ellos son también la familia, pues han pasado toda una vida junto compartiendo espacio y circunstancias. Es imposible, en ese contexto, que no se detengan en Pepe Domingo Castaño. Él era el compañero de micrófono de Paco y de algún modo el patriarca del clan. Falleció el año pasado, pero está muy presente:
Manolo: "Cuando se te muere un familiar, ¿qué haces? Estás jodido. Se nos murió Pepe, que era la familia. Es que era la familia. Para unos era su padre, para otros su tío, para otros su confesor, para otros su amigo, para otros su hermano.... Se te muere un trozo de tu vida. ¿Con Pepe cuántos años llevabas tú?", empieza Manolo.
- "Desde el 87, bueno, dirigiendo el programa desde el 92".
- "32 años con Pepe. Se dice pronto, 32 años sentado con un tío 12 horas al día".
Ahí Paco explica una frase de Manolo. "Antes nos juntábamos para fiestas, luego para bodas, para bautizos, comuniones, separaciones y luego ya para entierros. Es la vida".
"Creo que a ti te pasa igual, estamos cada vez más sensiblones, cuando te falta algo tan cercano como Pepe es todo más... solo te importa lo que te importa, que esté bien la gente de tu alrededor. Lo demás, pues bueno", dice el director de Tiempo de Juego.
Lama, optimista en todo caso, cuando hace balance de todo esto le pone luz a la conversación. "Yo te digo la verdad, ahora mismo lo único que me preocupa es que los que me rodean sean felices. Porque yo digo 'Si estos son felices, a mí me sobra'. Yo soy feliz, seguro, yo es que ¿para qué quiero más? Si es que a mí me sobra con lo que tengo. Yo quiero que los que me rodean tengan curro, sean felices, se lo pasen bien y disfruten. Yo he disfrutado mucho, tengo que decirlo, no me he perdido una, he sido feliz, a mí que me quiten lo bailao. Me lo he pasado muy bien. Y me lo he pasado muy bien con mi familia, pero cuando digo que me lo he pasado muy bien la gente pensará en fiestas, pero es que yo me lo paso muy bien currando".
Aquí termina esta primera parte, la de la familia, pero esa familia se ha visto en otras situaciones distintas, en un cambio de trabajo que fue también un terremoto en la radio española, en el crecimiento de algunos compañeros que han hecho el tránsito de becario a estrella. Eso será, en todo caso, en los siguientes capítulos.