Óscar García: "El Barça es fácil de atacar porque tiene una marca de identidad, pero, cuando alcanza el éxito, el orgullo es doble"
El otrora discípulo de Johan Cruyff, como jugador y entrenador, afronta una nueva experiencia internacional en el OH Leuven belga.
Dayot Upamecano (Bayern Múnich), Hugo Ekitike (PSG), Folarin Balogun (Mónaco), Gabri Veiga… Todos tienen un denominador común. Óscar García Junyent (Sabadell, 1973) les dio la oportunidad de saltar a la élite, igual que él la recibió un día en el FC Barcelona de Johan Cruyff, el maestro que marcó su carrera. Tras pasar por Israel, Inglaterra, Austria, Francia, Grecia y España, el técnico desembarca en Bélgica para dirigir al OH Leuven, un club del grupo tailandés King Power, dueño del Leicester.
¿Qué le motivó del OH Leuven para recalar en este proyecto en noviembre, con el equipo en descenso?
Me dijeron claro el objetivo: mantener al equipo en Primera división y, si puede ser con jóvenes salidos de la cantera, mucho mejor. Estoy muy contento de haber aceptado el reto. Es complicado, pero el club intenta darme todas las facilidades. También tengo contacto con la gente del Leicester, la conexión de momento es muy buena.
La academia del Leuven tiene buena reputación en Bélgica. ¿Qué mimbres se ha encontrado en la cantera?
Hay varios jugadores jóvenes con buen potencial. Ya hay equipos más importantes que el nuestro que los están siguiendo. Para mí, aún necesitan un poco más de tiempo, pero estoy seguro de que en medio año o un año, el Leuven va a hacer ventas importantes.
¿Por qué es tan valiente a la hora de dar oportunidades a los canteranos en todos sus equipos?
Siempre he pensado que no importa la edad. Si Cruyff no nos hubiese dado la oportunidad a Guardiola, a mí... nunca habríamos llegado al primer equipo. Si tienen la calidad, yo no tengo miedo. Se lo digo a los chicos: "Tú juega como estás acostumbrado; si fallas, la decisión ha sido mía". Asumo esa responsabilidad como entrenador. No puedo echar a los leones a un chaval joven sabiendo que su futuro puede depender de lo que haga en ese partido.
Fue alumno de Cruyff como jugador y también como ayudante en la selección catalana. ¿Qué aprendió de él?
Fue de los primeros entrenadores que me ayudó a pensar. Me enseñó una manera de jugar y de entender este deporte que te inspira a querer enseñárselo a otra gente. En el fondo, quieres ser un poco como él, que su filosofía perdure. Hay muchos exfutbolistas suyos que son entrenadores. Una de las cosas que me aconsejó es que intentase tener jugadores inteligentes: "No hace falta que sean jugadores muy fuertes y rápidos, pero que sean rápidos de mente". En el fútbol español tenemos la suerte de contar con ese tipo de jugadores. Mira Messi, que no es español, pero es el claro ejemplo. El fútbol para mí es anticipación y pensar más rápido que el rival.
¿Por qué existe ese debate todos los años sobre el estilo del Barça?
El Barça tiene un estilo muy marcado y todo el mundo lo sabe. Es una marca de identidad, que es bueno tenerla, en mi opinión. Pero es más fácil de atacar porque sabes dónde hacerlo, a la marca de identidad. Si hay otros clubes que tienen menos marcas de identidad o no una tan clara, ya tienes que desviarte un poco para poder atacar. El Barça, por su estilo y todo lo que envuelve al Barcelona, es un club muy fácil de atacar; pero, cuando tiene éxito, el orgullo casi es doble.
¿Cómo no va a importar el camino y el juego si esto es un espectáculo: el Barça de Pep, 'la naranja mecánica'...?
Todo el mundo recuerda a la naranja mecánica y ese equipo perdió contra Alemania en la final del Mundial 1974. Que te recuerden cuando pierdes, en un mundo tan resultadista como el de ahora, es que has hecho las cosas muy bien. Muy poca gente recuerda al perdedor en este mundo. Sólo se ensalza al ganador y al que tiene éxito. Por eso para mí tiene un valor enorme lo de la 'naranja mecánica'. Es lo que decía antes de la marca de identidad.
¿Usted ya se olía que Guardiola iba para entrenador y de los buenos?
Sí, porque estaba siempre preguntando, quería saber por qué. Cruyff le enseñó muchas cosas, pero él ya, en el terreno de juego, era de los que pensaba durante el partido. Por una razón de la que hemos hablado: ni era el más rápido ni el más fuerte, tenía que utilizar mucho la mente para poder jugar al nivel que jugaba.
¿Por qué surgió lo de comenzar su carrera profesional en los banquillos en el Maccabi en Israel, donde gana títulos importantes?
Me acuerdo que Johan Cruyff me quería llevar al Chivas de Guadalajara, él era consultor de ese equipo. Jordi Cruyff empezaba de director deportivo en el Maccabi y llegaron a un acuerdo. Fue una de las mejores decisiones de mi vida. Me encontré con un equipo que hacía 10 años que no ganaba la liga, un grande que estaba dormido. Jordi lo profesionalizó mucho y ganamos la liga. Viví un año increíble.
¿Qué se llevó de la experiencia en Inglaterra?
Sólo le pondré un ejemplo. Primer partido oficial con el Brighton, en el campo del Leeds, y al salir del vestuario veías a sesenta y pico mil personas, con el campo lleno. En ese momento, estábamos en Segunda división y era como si estuviésemos en la Premier. ¡Una profesionalización...! La Segunda inglesa es una de las mejores competiciones que hay en Europa.
Maccabi, Brighton, Watford, Salzburgo, Saint-Étienne, Olympiakos...
¿De Francia, qué fue lo que más le sorprendió?
Es una liga top 5, que también tiene jóvenes impresionantes en todos los equipos. Lo que me chocó un poco es que un jugador joven que juega cuatro o cinco partidos buenos, tanto él como el club ya quieren una venta. Es una liga que, si pudiera conservar a los jugadores jóvenes, sería top 3 seguro.
¿Y cómo valora la etapa del Celta? Salvó al equipo, vivió una pandemia, le destituyeron...
Es un club muy peculiar, que tiene muy buena afición, pero dentro del club algo pasa. Cada año la idea es poder jugar en Europa y, a la hora de la verdad, se está luchando siempre por no bajar. Tienen que hacer una reflexión mucho más profunda que no sólo ir cambiando al entrenador. Es un club con muchas posibilidades y podía estar al nivel de otros que están siempre luchando por puestos europeos.
¿Cómo es Iago Aspas como profesional?
Es el mejor jugador que he podido entrenar hasta ahora, fue un orgullo y un placer verlo cada día. Iago, conmigo y con los otros entrenadores, me consta, no se pierde un entrenamiento, siempre quiere ayudar, siente el Celta como si fuera su segunda piel... Ese sentimiento lo tiene muy arraigado, es el auténtico capitán y líder. Muchos años el equipo se ha salvado gracias a los goles de Iago. Es un deporte colectivo, pero estoy seguro de que sin Iago el Celta habría estado algún año más en Segunda.
Aspas no tuvo fortuna en el Liverpool porque se encontró a Luis Suárez y al mejor Sturridge. ¿Tiene la sensación de que a usted le ha faltado suerte en algún momento?
Quizá sí o quizá no, igual me pasaron ciertas cosas para tener otras oportunidades o experiencias. Yo todavía pienso que estoy empezando, y llevo ya 10 u 11 años entrenando. No he estado nunca más de 8 o 9 meses parado. No es fácil, tal como están los tiempos, con tan buenos entrenadores. Todavía no he llegado a mi techo. Tengo años por delante para intentar ser cada vez mejor entrenador.