Ognjenovic, el 'Átomo' que salió por la puerta de atrás del Madrid pero que no guarda ningún rencor: "Di lo que mi cuerpo me permitió"
El serbio, fichaje fallido, repasa su etapa de blanco en Relevo: "A nadie le gusta que le critiquen, pero prefiero quedarme con la Octava y los buenos momentos; lo puse todo de mi parte".
Belgrado.- La visita de España a Serbia para debutar en la Nations League (hoy, 20:45) coge a Perica Ognjenović (47 años) de vacaciones en Grecia, cerca de Salónica: "Necesitaba descansar". El Átomo, un extremo que despuntó en Estrella Roja y fichó por el Real Madrid en 1999 a cambio de 400 millones de pesetas, es hoy un entrenador que trata de hacerse camino: se inició en las categorías inferiores de Serbia, dirigió a un equipo bosnio y vivió su última experiencia en Ucrania, condicionada por una guerra a la que auguró "un final temprano" y que terminó por obligarle a dejar pitando el país.
"Teníamos información de gente privilegiada que nos decía que iba a ser un incidente, no un conflicto total. La guerra lo cambió todo y decidí acabar esa historia", dice por teléfono. Ahora busca nuevo destino. "Ojalá en España", reflexiona, sin olvidar que sus dos "niñas" nacieron en la capital y que apenas han vuelto desde que su padre se marchó por la puerta de atrás en el 2001. Antes ganó la Octava y a un vestuario en el que encontró el soporte de Mijatovic. Las lesiones le mataron y luego pululó sin éxito: Kaiserslautern, China, Dinamo de Kiev, Segunda malasia y Grecia. Sus años en Estrella Roja, en cuyo estadio juega esta noche la Roja, fueron los mejores y le marcaron.
¿Qué es de su vida?
Soy técnico. En los últimos meses tuve algunas negociaciones, pero no he decidido nada. Lo que tenía no me gustaba. Busco equipo. Así es la vida del entrenador: no soy el único que pasa por esto. Vivo en Belgrado, mi ciudad, con mi familia y a 80 kilómetros del pueblo donde nací (Smederevska Palanka). Todo tranquilo.
Su última experiencia como entrenador fue en el Metalist ucraniano (2022-23), en plena guerra. ¿Cómo lo vivió?
El plan era devolver al Metalist a donde le pertenece. Es un club que ha jugado Champions y ganado Ligas. El conflicto ya había empezado cuando firmé, pero pensamos que la guerra se iba a acabar mucho antes. Al final, evidentemente, el club no podía estar en el nivel que yo esperaba y donde quería trabajar. Ahora ha bajado a Segunda, son tiempos difíciles por el tema económico y que la ciudad (Járkov) está cerca de Rusia. No veía futuro.
Jugaron lejos de Járkov, ¿no?
Sí, en la frontera con Eslovaquia, a 1.000 y pico kilómetros. A ver, por ese lado no tenía ningún tipo de problema, pero en una situación así es muy difícil trabajar, honestamente.
Usted también vivió de pleno el conflicto de los Balcanes. La temporada pasada tuvo a muchos chicos ucranianos en la plantilla. ¿Le tocó hacer de entrenador y psicólogo?
Sí, sí… Lo pasaron mal. No fue fácil. Quieres mejorar y entrenar, pero así es casi imposible. También tuve a un español, Roberto Corral, ahora sin equipo.
¿Se marca algún objetivo ambicioso en su carrera en los banquillos?
En el fútbol de hoy es muy difícil hacer grandes planes. Quiero una buena motivación y un proyecto para trabajar, nada más. Tengo muchas ganas de volver, pero debo encontrar algo positivo, que me dé ganas. Al igual que nunca quise jugar por jugar, ahora sólo quiero pelear por objetivos grandes. Y demostrar que soy un buen entrenador.
Me llama la atención que, 23 años después, siga hablando tan bien y con tanta fluidez el español…
Oh, ¡gracias, gracias! (risas). No creo que se me dé tan bien, pero es suficiente para comunicarnos. A veces hablo un poco con amigos y gente española y recuerdo la lengua.
¿Le gustaría volver a España?
¿Por qué no? Ir a un país con tanta historia en el fútbol siempre motiva a un entrenador. ¿Dirigir al Real Madrid? ¿Te lo imaginas? Cuando eres jugador sueñas con jugar en el Real Madrid; como técnico, lo mismo. Lo firmo con los ojos cerrados.
Hábleme de su etapa como jugador y sus años dorados en Estrella Roja.
Uf… Teníamos un equipazo. Empecé en el Mladost Goša de mi ciudad y con 17 años me marché a Belgrado. Ya había debutado con la selección absoluta de Yugoslavia. Estaban Darko Kovacevic, Dejan Petkovic, Krupnikovic… una barbaridad. Y en mis cinco años ganamos una Liga y tres Copas yugoslavas.
Aquel Estrella era temido en toda Europa. El Pequeño Maracaná ardía. ¿Cómo es jugar como local en el estadio que hoy acoge el Serbia-España?
Eso es algo que, de verdad, merece la pena vivir. Lo vais a disfrutar. Emociona. Cuando juega Estrella Roja no cabe un alfiler (tira de recursos). Es muy difícil perder de local. Recuerdo que en mi época no perdí ningún partido internacional: no nos ganó el Barça, tampoco el Kaiserslautern o el Metz…
"De niño me movían dos sueños: jugar para Estrella Roja y jugar para el Real Madrid. Cuando llegó la oferta, me olvidé de todo lo demás"
Exjugador del Real MadridTe marchaste al Madrid en invierno de 2001, con 24. ¿Cuándo te enteras por primera vez de que Lorenzo Sanz te quiere?
Ya tenía contacto con el Madrid desde dos años atrás. Sabía del interés y que me seguían mucho. Fichar allí no supuso una sorpresa. De niño me movían dos sueños: jugar para Estrella Roja y jugar para el Real Madrid. Cuando llegó la oferta, ni me lo pensé. Me olvidé de todo lo demás.
¿La afición de Belgrado lo entendió?
Sí, claro. Había jugado cinco años allí. Era un período largo. Creo que le di mucho a Estrella Roja. Tenía ganas de demostrar algo más a otro nivel.
En aquel momento entiendo que tenías agente, ¿no?
Sí, pero no me gusta hablar mucho de él. Mejor pasamos.
Avancemos. ¿Te cambió mucho la vida pasar de Belgrado a Madrid?
Siempre hay un cambio y yo era bastante joven, pero intenté adaptarme pronto y aprendí el idioma bastante rápido. Ya ves que todavía me acuerdo. Tenía un profesor y, hablando con los masajistas y amigos como Mijatovic, Suker o Jarni, aprendes.
¿Dónde vivías?
En Majadahonda, cerca del Cerro del Espino. Solía moverme con Veljko Paunović y Jovan Stanković, mis compatriotas. El resto de jugadores del Madrid estaban más bien en La Moraleja o en Las Rozas.
Llegaste como un fichaje estrella y te bautizaron como el Átomo. ¿Sabes por qué?
No, no (risas). Me lo pusieron en España, lo leí en algún periódico. Me gustaba y me representaba, porque era rápido.
Hiddink y Toshack, sin embargo, no contaron con usted. ¿Por qué?
Algunas lesiones hicieron lo suyo y no fue todo como planeé.
¿Nada más?
Las lesiones fueron el motivo principal. Juegas y te lesionas; vuelves, subes de nivel y te lesionas. Eso, en un equipo como el Real Madrid, donde todos esperan su oportunidad y se pelean por jugar, no es fácil. Las lesiones fueron las culpables.
¿Cómo llevó la presión de los medios y del precio que costó?
Bueno… A ningún jugador le gusta que le critiquen o que no salga todo como planea. Yo quería dar más al Madrid, pero si las lesiones te matan tanto en tan poco tiempo… ¿qué puedes hacer? La presión era grande porque todos esperaban más de mí.
Del Bosque, en cambio, sí tiró más de usted. Con él disputó 11 partidos de Liga y marcó su único gol, en Copa contra el Zaragoza.
¡Oh, Vicente! Es especial, de verdad. Él sí me dio la oportunidad de jugar bastantes partidos. Puse todo mi corazón por y para el Madrid y di lo que mi cuerpo me permitió. Ese era mi máximo en aquel momento.
Y ganó la Champions del 2000, aunque no participase demasiado.
Eso fue un momento histórico, me lo llevo para siempre.
🗓️ El Real Madrid fichó a Perica Ognjenović en 1999.
— Fútbol Carroza (@FutbolCarroza) October 21, 2020
📄 El fichaje fue una apuesta personal del presidente, Lorenzo Sanz, pero no contaba con el respaldo ni del técnico Guus Hiddink ni del secretario técnico, José Martínez 'Pirri'.
💸 El 'Átomo' costó 400 millones de pesetas. pic.twitter.com/4r4GjzTbxf
¿Salió mal después del Madrid? Denunció al club por no inscribirle.
Qué va. El Madrid está en mi corazón. Mis niñas nacieron en el hospital Ruber Internacional, estuve muy feliz y quiero volver.
¿Volverá pronto?
Sí, yo creo que sí. He viajado varias veces, pero uno o dos días. Me encantaría ir a ver algún partido al Nuevo Bernabéu y pasar 10 ó 15 días en Madrid, sueño con ello.
¿Qué pesa más, el Pequeño Maracaná o el Bernabéu?
Son diferentes, pero en el fondo son lo mismo: jugar en los dos clubes conlleva mucha presión. Siempre tienes la obligación de ganar. Eso pesa bastante. El Bernabéu tiene un ambiente perfecto, impresionante, pero reaccionan a cada balón o cuando hay una ocasión de peligro; en el Maracaná la afición canta siempre.
Oye, ¿sabe que Relevo encontró en su pueblo a su compatriota Spasic y que ahora trabaja de mozo de almacén por 400 euros al mes?
Oí algo, pero como Spasic es mayor yo no tengo contacto con él. Alguien me dijo que salió en la prensa, pero no me fijé mucho.
¿Mantiene relación con alguien de su época?
No permanente, pero me encontré con Celades cuando él estaba con la Sub-17 española y yo con la serbia. Nos enfrentamos. También hablo con Mijatovic.
¿Le gustaría mandar algún mensaje a los aficionados madridistas que lean esta entrevista?
Le puedo decir lo que ellos notaban: cuando jugué para el Madrid lo hice con todo mi corazón y lo di todo para ganar. Me gustaría quedarme con los buenos momentos.
Gracias, Perica, y esperamos verle muy pronto en España.
Gracias a vosotros. ¡Y que esta noche gane el mejor!