A ver quién le quita este Mundial a Mbappé

Francia avanza en el Mundial con la decisión y el vigor de un búfalo llamado Mbappé. Pasó apuros en el primer tiempo por las embestidas ocasionales de Polonia, pero jamás dio sensación de que fuera a descarrilar. Mandó siempre y buscó la portería con obsesión. Es tal su potencial que sólo podría perder por accidente. Encarriló el partido justo antes del descanso y desde entonces no hizo más que mandar mensajes subliminales a sus próximos rivales. Ya espera en cuartos a Inglaterra o Senegal. Y España, si es capaz de ir cumpliendo, ya sabe lo que le podría esperar en semifinales.

El equipo de Deschamps tiene defensas de tronío que mezclan contundencia con velocidad, se aferra a un medio campo perfectamente equilibrado con músculo y talento y posee un ataque mortal. Dembélé aporta desborde, que no es poco es esta era en la que se apuesta por la automatización y robotización del futbolista. Mbappé impone el respeto que sólo infunden las estrellas que tienen residencia en el Olimpo. Y Giroud es el que pone orden. Ya es el máximo artillero de su selección con 52 goles.

Mbappé marcará una época. Sus salidas de tono fuera del verde nos hacen perder la perspectiva muchas veces. Kylian es un bicho juegue donde juegue y lleve la camiseta que lleve. Con espacios y sin ellos. Más allá de sus caprichos e independientemente de sus declaraciones. Su sola presencia es capaz de modificar el sistema defensivo rival y, además, de envalentonar a sus compañeros en la idea fundamentalista de poder ganar a cualquiera. El delantero del PSG posee todas las cualidades para reinar en la próxima década. Lleva más goles en los Mundiales (9) que Maradona con diez partidos menos y ya ha igualado a Messi. Ante Polonia, sin ser un partido inolvidable, volvió a mostrar potencia, visión de juego y determinación. Su asistencia a Giroud en el 1-0 fue mágica. Sus latigazos en el 2-0 y el 3-0 son simplemente para enmarcar.

¿Quién se acuerda de la baja de Benzema, todo un Balón de Oro? Imaginen la que se hubiera armado con la ausencia de una estrella en cualquiera de las otras selecciones. Messi y Argentina, por ejemplo. Miren la que se ha liado por dos partidos en el dique seco de Neymar con Brasil. Visualicemos lo que hubiera ocurrido si en Catar hubiera caído antes de empezar Pedri o el mismísimo Luis Enrique. Las iglesias se hubieran llenado de velas y la depresión se hubiera apoderado de nuestras vidas. El KO de Karim tuvo menos trascendencia en Francia que la de Gayà en España. Y eso, más allá de los capítulos extradeportivos que emborronaron la carrera del ariete y empañaron su popularidad en gran parte de su país, significa que Francia es un bloque de hormigón que está por encima de cualquier individualidad.

Estimado Lewandowski: lo más preocupante del partido es que no haces más que resoplar. A la primera etapa dura que estás viviendo en el Barça, fuera de la Champions, se ha unido un Mundial en el que tu selección se ha mostrado al mundo con demasiado temor. Sin Milik, tu socio en la delantera, eres un islote a punto de bostezar. Con tu edad, los que admiramos tu juego temblamos con la posibilidad de que te canses de caer, pierdas la alegría y dejes de optar a los títulos individuales y colectivos que siempre has levantado o acariciado. Queda el consuelo de que al menos te vas habiendo marcado por fin en un Mundial. Descansa y recarga las pilas. Ojalá 2023 te de la gloria que mereces. Celebrar un gol con 3-1 me ha dejado sin fuerzas.

 

A Dembélé le sucede justo lo contrario que a Robert. Ha sido capaz de salir de un agujero negro y ahora, aunque sea a trancas y barrancas con un fútbol lleno de accidentes, se ha erigido de un plumazo en el líder del Barça y en titular de una Francia campeona que es favorita a ganar de nuevo el Mundial. Es lo que tiene estar rodeado de tipos como Griezmann. Y sin rastro de lesiones. Ahora, vive una realidad que supera a su rendimiento. No se puede tener peor toma de decisiones. Ousmane sigue dejando la sensación de que sería uno de los mejores jugadores de la tierra si errara menos. En ocasiones se equivoca estando solo, en jugadas sin complicación, y a menudo en los metros finales. Todo jugador tiene un proceso de maduración. Ahí tienen a Vinicius, que comenzó imitando a Higuaín y ahora es la reencarnación de Pelé. Con Dembélé se empieza a acabar el tiempo. Y la paciencia.

Francia no es precisamente de las selecciones que nos hayan dado referentes últimamente en la portería. Lama tenía su gracia. Más que nada por lo que hacía en el PSG. Y Barthez deja dudas si, sobre todo, es recordado por los besos de Blanc en la calva. Lloris, sin ser Casillas, hay que elevarlo a un pedestal. Igualó con 142 internacionalidades a Thuram y salvó a su equipo con empate en el marcador tras sobrevivir a una ráfaga de metralla. Conviene recordar su papel en la sombra. Las portadas, merecidas, serán para Mbappé y su insaciable hambre de campeonar.