La exhibición de España sorprendió… pero no a los jugadores
Al comparar su nivel con el del resto, confiaban en una versión arrolladora en el estreno.

La exhibición de España ante Costa Rica sorprendió a muchos… pero no a los jugadores. Lógicamente no imaginaron un marcador tan abultado (7-0), aunque sí que esperaban estar a ese nivel tan brillante. Las sensaciones en los entrenamientos previos al estreno fueron inmejorables, con todos enchufadísimos y en un gran momento de forma.
Además, hubo un factor que reforzó aún más la confianza: el de España fue el 11º encuentro del Mundial. Hasta 20 selecciones jugaron antes que ellos. Por horarios no pudieron seguir todos los partidos, pero sí que vieron a varias de las favoritas. Compararon el rendimiento medio que se estaba mostrando en el campeonato con lo que se ve en el día a día de los entrenamientos de los de Luis Enrique y su nivel estaba, como mínimo, parejo al de las mejores del torneo. Eso dio seguridad en un estreno que siempre suele estar bastante condicionado por los nervios, más aún ante un rival teóricamente inferior como los costarricenses.
A la vez, el tropiezo de Argentina ante Arabia Saudí sirvió para poner aún más en alerta a los futbolistas españoles, puesto que el contexto era bastante similar al que se encontrarían ellos en su estreno: una selección a la que se daba por hecho que debían ganar con bastante autoridad. Lo que no sirvió de aviso fue lo de Japón contra Alemania, ya que los futbolistas no se enteraron de este resultado hasta que terminó su partido contra Costa Rica. Esa mezcla de confianza propia y precaución por lo ocurrido con los argentinos propició la versión arrolladora que lució la Roja de principio a fin.
Contra el exceso de euforia
La frase más repetida en la concentración durante las horas posteriores ha sido "aún no hemos ganado nada". Se evita cualquier euforia e incluso se encajan de buen grado las opiniones que apuntan más a la debilidad de Costa Rica que a las fortalezas de España para explicar la abultada goleada. Esto es un camino largo en el que cualquier relajación se paga cara.
Como contrapeso del posible exceso de confianza está la fórmula de Luis Enrique, donde todos saben que de un partido a otro habrá cambios. La opción de repetir once está prácticamente descartada. El seleccionador, de esta forma, consigue que ninguno baje la intensidad, porque sabe que será penalizado con jarabe de banquillo. Alemania llega herida y en la concentración de España se les espera con ganas, porque saben que va a ser un examen perfecto para medir hasta qué punto es real el excelente nivel que ellos perciben en los entrenamientos. Ahí ya nadie podría buscar explicaciones en las debilidades del rival…