MUNDIAL DE CATAR

La historia detrás de la influencia del Dinamo Zagreb en Croacia: la patada de Boban y el Gobierno de Tudman

Nueve de los once titulares en cuartos juegan o jugaron en el mejor club croata, siempre de la mano del movimiento nacionalista en el país.

Boban da una patada a un policía en el Dinamo Zagreb-Estrella Roja./ARCHIVO
Boban da una patada a un policía en el Dinamo Zagreb-Estrella Roja. ARCHIVO
Jonás Pérez

Jonás Pérez

El agua moja, el cielo es azul y el fútbol va de la mano de la política. Es así y lo será por siempre, aunque haya tendencias de separarlos. Detrás de toda gran historia con el balón, se esconden momentos en los que los protagonistas tuvieron que alzar la voz en pos del beneficio de su gente, de su tierra, de su país. Y todo este prólogo viene a raíz de un dato, de los que suelen resultar fríos: nueve de los once jugadores titulares en cuartos con Croacia están o en su día jugaron en el Dinamo Zagreb (Livakovic, Petkovic, Gvardiol, Lovren, Barisic, Kovacic, Modric, Brozovic y Kramaric). No se alarmen: sí existe una relación entre las primeras líneas y esta estadística. El club croata tiene una política de cantera de apostar e invertir en el jugador local. Ese espíritu les ha llevado a dominar con puño de hierro el fútbol de allí. Pero para entender los éxitos de ahora, conviene conocer detalladamente la historia de la entidad y, concretamente, remontarse a los aires de tensión previos a la Guerra de los Balcanes.

LOS ORÍGENES

Principios fundacionales

El primer Dinamo Zagreb, que para entonces no se conocía así, se fundó en 1911. En esa época, Croacia formaba parte del Imperio austrohúngaro, que se disolvería tan solo siete años más tarde. En sus orígenes, el país tenía bajo sus fronteras cada vez más influencia húngara y el club nació con el objetivo de potenciar el talento local, con la decisión de jugar solo con futbolistas croatas. Aquella pauta fundacional, por mucho que haya llovido desde entonces, es una de las claves para que la entidad haya apostado siempre por invertir y potenciar su cantera, dando oportunidades en el primer equipo a muchas de sus jóvenes promesas. Pero hay mucho más…

EL NACIONALISMO CROATA

Yugoslavia

Para contextualizar: Croacia, junto a Eslovenia, Bosnia Herzegovina, Serbia, Montenegro, Macedonia y las provincias autónomas de Vojvodina y Kosovo, formaban parte de la extinta Yugoslavia. Josip Broz 'Tito' fue el presidente de la república durante 27 años. Se le considera el principal arquitecto de la región, capaz de amainar los aires nacionalistas y mantener el bloque unido. Era tal el control que ejercía sobre la unidad nacional que incluso marcaba cuántos jugadores de cada nacionalidad debían ir con la selección nacional, con el fin de que ninguna de las regiones se sintiera minusvalorada.

A su muerte en 1980, crecieron los aires nacionalistas. Ya existían en Croacia, pero fueron a más con el paso de los años. Se vivía un clima de falsa calma, que en cualquier momento podía saltar por los aires. Fue el preludio de la Guerra de los Balcanes. Y el fútbol, cómo no, jugó un papel protagonista. Aunque, bueno, al leer estas líneas quizás no concluyan en lo que está por venir. Esta vez sí que sí, el guion del deporte fue determinante.

DINAMO ZAGREB-ESTRELLA ROJA

El partido más violento

Es necesario un poco más de contexto: semanas antes de la disputa del partido en cuestión, se celebraron elecciones democráticas en territorio croata. Franjo Tudman, del partido HDZ (Unión Demócrata Croata) ganó los comicios. Su carácter nacionalista marcaba una clara tendencia independentista en el país. Y, entonces, llegó el Dinamo Zagreb-Estrella Roja, considerado por los historiadores como uno de los principales detonantes de la Guerra de los Balcanes. Sí, sí, un partido de fútbol.

El Dinamo Zagreb, desde sus orígenes, había apostado por el talento croata y se mantenía en una política de protección al fútbol local. En resumidas cuentas, se le consideraba un club nacionalista. Al otro lado, el Estrella Roja de Belgrado era el equipo del ejército y representaba a Serbia, la capital y foco de resistencia de las repúblicas yugoslavas. El día y la noche.

Los ultras del Dinamo Zagreb eran (y son) los Bad Blue Boys. Formaron la organización en 1986 con principios nacionalistas y no dudaron en entonar cánticos independentistas en los partidos, pese al enorme riesgo que acarreaba en esa época tal comportamiento. En el otro bando estaba el grupo ultra Delije, fundado en 1989. También radicales y de aires nacionalistas yugoslavos, chocaban frontalmente con la ideología del adversario. De hecho, posteriormente se convirtieron en un cuerpo de paramilitares serbios que combatieron en la guerra.

3000 miembros de Delije viajaron hasta Zagreb para ver el partido. Las horas previas al partido estuvieron repletas de incidentes, con peleas en la calle de la ciudad. Pese a ello, el fútbol siguió su curso y el partido se fue a disputar con total normalidad. El estadio Maksimir fue testigo de una de las reyertas más relevantes de la historia del fútbol.

EL DETONANTE

La histórica patada de Boban

La seguridad marcó una zona perimetral para los hinchas del Estrella Roja con el fin de evitar los incidentes en el interior del estadio. Fue en vano. Los radicales de Delije comenzaron a atacar a los seguidores del Dinamo Zagreb con armas blancas y arrancando de cuajo los asientos del estadios. Mientras, coreaban cánticos como "mataremos a Tudman", el ganador de las elecciones croatas y símbolo del nacionalismo del país. Desaparecieron las vallas que separaban a las aficiones y se armó una batalla campal que duró más de una hora y provocó incluso la llegada de helicópteros en labores de rescate. El conflicto dejó más de 300 heridos.

Los Bad Blue Boys saltaron al césped y fueron atacados por la policía. Los futbolistas no se quedaron al margen de este episodio. Bueno, al menos no todos. Los del Estrella Roja se retiraron a los vestuarios en cuanto el conflicto despuntó, pero algunos miembros del Dinamo Zagreb decidieron quedarse sobre el césped.

Entonces se dio una imagen histórica: Zvonimir Boban, capitán del equipo, dio una patada en el estómago a un policía que acaba de atacar a un aficionado. El grupo radical Bad Blue Boys protegió a su futbolista de los miembros de seguridad y, desde entonces, es considerado en su país natal como un símbolo del nacionalismo croata.

Así se pronunció el futbolista: "Ahí estaba un personaje público dispuesto a sacrificar su vida, su carrera deportiva y la fama que pudiera tener por un ideal, la causa croata". Aquello le salió caro. La federación yugoslava, que para entonces era la que controlaba también a los equipos de Croacia, ya que todos jugaban en una liga conjunta, decidió sancionar al futbolista con seis meses y le acusó de cargos criminales. El incidente fue uno de los principales detonantes del estallido de la Guerra de los Balcanes. No solo el conflicto en sí, sino toda la repercusión que tuvo en los diferentes territorios yugoslavos. En 1991, declaran su independencia, reconocida internacionalmente unos meses después. En 1995, en Dayton, firman la paz.

CROACIA, INDEPENDIZADA

El equipo del gobierno

Echemos un segundo la vista atrás. El dato frío decía lo siguiente: nueve de los once futbolistas de Croacia han jugado en algún momento en el Dinamo Zagreb. Bien, hasta ahora se han presentado dos ideas básicas: el club es un símbolo del nacionalismo croata y tiene como principio fundacional la apuesta por el talento local.

Tudman, ganador de las elecciones croatas previas al estallido de la Guerra de los Balcanes, apostó por el deporte como vía de nacimiento de un sentimiento de identidad croata mostrado a ojos del mundo. Aquella política es una de las claves por las que Croacia, pese a ser un país pequeño y de apenas cuatro millones de habitantes, ha cosechado tantos éxitos internacionales en diferentes disciplinas.

La selección croata del 98. EFE
La selección croata del 98. EFE

Y dentro de esa apuesta desde la política estaba incluido, por supuesto, el Dinamo Zagreb. Tudman, quién sabe si por la patada de Boban y aquellos incidentes de tintes nacionalistas, se declaró públicamente aficionado del club. El propio gobierno del país invirtió dinero en que la entidad creciera, lo que, por supuesto, se tradujo en la mejora de su cantera.

Pero ¿qué hay detrás de esa inversión? Venía del gobierno, encabezado por Tudman, un nacionalista obsesionado con el crecimiento internacional de Croacia de la mano del deporte. Ese dinero no permitía una revolución que fuera en contra de sus propias normas de apostar por el futbolista croata y dar rienda suelta a los talentos de su cantera. O sea que sí, ese episodio forjó todavía más las bases y categorías inferiores del Dinamo Zagreb.

BONUS TRACK

El nombre del equipo

Actualmente, el nombre oficial es Gradanski Nogometni Klub Dinamo Zagreb. La parte Dinamo la adoptaron cuando estaban gobernados por socialistas, tal y como hicieron otros muchos clubes continentales: Dinamo Kiev, Dinamo Bucarest, Dinamo Brest… Esa denominación estaba directamente relacionada con Yugoslavia, por lo que, tras la independencia, la retiraron.

Franjo Tudman fue uno de los alentadores de que se quitase del nombre la parte Dinamo. En 1993, el club pasó a conocerse como Croacia Zagreb. Otra seña más del enorme valor que tenía la entidad dentro de sus fronteras. ¡Llevaba el nombre de su país! Pese a que los Bad Blue Boys se habían mostrado muy cercanos al presidente y su ideología era el nacionalismo croata, consideraron una ofensa a la historia del club la ausencia del Dinamo. En el año 2000, el club lo recuperó.

EN LA ACTUALIDAD

El dominio del Dinamo Zagreb

El Dinamo Zagreb continúa en la actualidad con un dominio atronador en el campeonato croata. Ha ganado las cinco últimas ligas y 17 de las últimas 18. Solo el Rijeka, en la 2016-17, le hizo frente. En la temporada en curso, lideran la clasificación con 41 puntos en 16 jornadas, con solo dos empates y una derrota. Han marcado 48 goles, 15 más que el segundo en la tabla, el Hajduk Split. Orsic y Petkovic suman ocho tantos cada uno y solo tienen a Livaka por delante en la tabla de goleadores.

Los tiempos han cambiado y en la plantilla del Dinamo Zagreb hay mayoría de jugadores croatas, pero también varios nombres de otras nacionalidades. Aun así, en el último partido antes del parón por el Mundial de Catar, siete de los once titulares fueron croatas. Una filosofía que llega a una selección ahora semifinalista de la Copa del Mundo. Los milagros nacen en Zagreb, cuna del sentimiento patrio croata y motor del fútbol local.