ARGENTINA 3 - CROACIA 0

Diego Armando Messi se cita con la gloria

Firma un partido descomunal, con una jugada inolvidable, tumba a Croacia junto a Julián Álvarez y ya espera rival en la final.

Messi celebra uno de los goles de Argentina ante Croacia./
Messi celebra uno de los goles de Argentina ante Croacia.
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Es arriesgado y temerario llevar la contraria a Pepe, pero Messi y Argentina ya están en la final por méritos propios. En una metamorfosis espectacular desde aquella debacle ante Arabia, la Albiceleste se encuentra a un paso de volver a ser campeona del Mundial. Superó otra vez una semifinal (pleno) gracias a un bloque sin fisuras que, por fin, no amenaza con palabras sino que muerde con hechos. Un gol de penalti de Leo a la media hora, cometido sobre Julián Álvarez, y un doblete del ariete del City tras una jugada estratosférica del diez tumbaron a una Croacia con más toque que colmillo.

Resumen del Argentina - Croacia (3-0) de semifinales.

Argentina se vengó ante 88.966 espectadores del 3-0 en la fase de grupos de Rusia 2018, firmó su 41º encuentro invicto en los últimos 42 partidos y, de paso, envió un mensaje subliminal a Francia y Marruecos. Mucho van a tener que correr el domingo para arrebatar de las manos la Copa del Mundo a estos guerreros de Scaloni. Uno ve la contundencia de Otamendi y la sangre en el ojo de Paredes o De Paul y, ahora sí, dan ganas de entregarle el trofeo cuanto antes.

MESSI

👏 Mis 'dieses'

El delantero del PSG (qué duro se hace no escribir del Barça) igualó a Matthäus con 25 encuentros en las fases finales de un Mundial y le superará el fin de semana en el partido más bonito que puede disputar un futbolista. Con cinco goles y tres asistencias en Catar (17 y 14 en lo que va de temporada), la Pulga está como una moto. Hace mucho tiempo que no se le veía liderar y disfrutar de esta manera. Nada más empezar el partido un gesto prendió las alarmas. Se había echado la mano al isquiotibial izquierdo. Poco tiempo después, por su manera de galopar, por su pegada en el penalti, por la forma de apurar decisivamente en el origen del 2-0 y, más que nada, por el traje inolvidable que le hizo a Gvardiol en el tercer tanto, nos dimos cuenta de que no hizo más que ajustar una pierna prodigiosa. La mejor zurda de este planeta.

JULIÁN ÁLVAREZ

😎 Me reafirmo

Messi acapara todos los elogios. Por su incidencia en el juego y porque siempre está latente el morbo de que sea campeón de una vez o vuelva a estrellarse. Sin embargo, convendría dar una palmada en la espalda a Scaloni por armar un equipo con tal convicción y, sobre todo, a Julián Álvarez. Con 22 años no es habitual tirar del carro como lo hace este chaval. Guardiola lo está horneando a fuego lento. Está claro que va ser un delantero descomunal. Su doblete no es uno más. Hasta ahora lo que ha conseguido es dejar en un tercer plano a Lautaro, que no es cualquier cosa. Su carrera buscando el caramelo de Enzo, antes de ser derribado por Livakovic, resume su valentía en busca de la gloria. Su decisión en la sentencia, empujado por la suerte, confirma su arrojo. Su lectura del juego en el colofón fue de ariete de los buenos. Partidazo para enmarcar. Noche para no olvidar jamás.

KOVACIC / PAREDES

👀 Poco se habla de...

De Croacia lo suyo suele ser hablar de Modric. Pero esta vez lo justo es centrarse en Kovacic. Hay jugadores que, dicen, son un sobresaliente a diario y, por contra, el día que los ves a la hora de la verdad no hacen nada excelente. Kovacic es justo lo contrario. Cada vez que tiene el foco se muestra como un mediocentro mayúsculo. De esos que valen tres cifras y que pelean por todos los galardones individuales. Algo debe hacer cuando el mundo entero no le mira para que no haya sido una leyenda en el Madrid y para que le cueste abanderar al Chelsea. Es un todoterreno. Conduce la pelota como nadie, abarca más campo que el resto y rompe las líneas que los demás no se atreven. Para el mismo caso podríamos echar mano de Paredes. Viéndole moverse, parece una locura que no sea indiscutible.

CROACIA

🤳 Mi fondo de pantalla

Croacia es un ejemplo para todo el que quiera dedicarse a pelear en la vida o brillar en el deporte. Cualquier otro equipo hubiera entregado la cuchara al descanso. Ella no. No va en su ADN. El espíritu campeón de Croacia es digno de estudio. Modric y Perisic lo resumen como nadie. Desde que este país se independizó no ha hecho más que dar lecciones juegue a lo que juegue. Y eso que no llega ni a los cuatro millones de habitantes. Petrovic y Kukoc ya hicieron una gran carta de presentación en Barcelona 92 con aquella memorable final ante el Dream Team. En balonmano siempre han sido una potencia, sobre todo a finales de los 90. En el 98 Suker maravilló al mundo y condujo a la arlequinada a la semifinal del Mundial. Croacia también tiene dos Copas Davis en tenis, es un referente en waterpolo, fue la envidia de Europa en esquí alpino gracias a los hermanos Kostalic y en atletismo hizo de las suyas en varios concursos. Hay veces que el resultado es lo de menos. Esta Croacia es el orgullo de todo un país. Suerte que la podamos ver de nuevo competir el sábado.

El once de Croacia posa antes del partido contra Argentina.  EFE
El once de Croacia posa antes del partido contra Argentina. EFE

FRANCIA O MARRUECOS

📀 Mi 'bonus track'

¿Y ahora qué?, dirán. ¿Es esta Argentina capaz de tumbar a Francia o a Marruecos? Con Marruecos, si obra otra sorpresa, ya es mejor no apostar. En caso de que pase Francia, más le vale a Mbappé no ponerle una zancadilla a Messi. Comparten vestuario, van a luchar por el próximo Balón de Oro y la temporada se les puede hacer larga... Por convivencia, historia y justicia sería bonito ver a Leo llorar de alegría en la sexta final de Argentina (30, 78, 86, 90, 2014, 2022) y brindar otro merecido homenaje a Maradona. Pero fútbol es fútbol y lo más bonito de todo es que esto no es un tribunal. Aquí no cuentan los deseos, los méritos ni los ajustes con el pasado. Aquí manda el balón y dicta sentencia lo que ocurre en el verde. Griezmann, Giroud, Achraf y Amrabat también se lo merecen. El domingo es más que nunca el día del Señor. Messi espera a su adversario en el altar.