El milagro de Ben Brereton: 'aprende' español en diez días tras su inesperada expulsión de Chile

En plano parón internacional no cesan las noticias aleatorias en el mundo del deporte. Y esta última, más que random es un auténtico milagro. Si ves en YouTube alguna publicidad subliminal que te promete un método infalible para aprender idiomas en tiempo récord, desde ahora puedes empezar a creerlas. Porque Ben Brereton, jugador del Sheffield United cedido por el Villarreal, ha logrado dialogar en perfecto castellano nativo en tan solo diez días. Una oda al bilingüismo.

Por supuesto, todo lo expuesto anteriormente no es real. Ben Brereton es internacional con Chile y no habla ni una sola palabra de castellano. Ese fue el motivo por el que se quedó fuera de la última convocatoria de su selección, para los partidos de este mes de marzo. Lo confirmó Gareca sin ningún tipo de reparo. Pese a ser probablemente uno de los futbolistas chilenos más en forma, ahora rindiendo a gran nivel en la Premier League, el delantero no entró en la lista por el idioma y, sobre todo, por su actitud ante el idioma.

"Me gustaría que aprendiera español. Ha estado convocado desde hace dos años y ha tenido el tiempo suficiente para hablar español. Es algo que le manifesté personalmente, para poder comunicarse adecuadamente con sus compañeros, conmigo y con la gente. Quiero ver más predisposición por su parte", señaló el técnico de Chile ante el asombro generalizado de medios y aficionados por esta controvertida decisión.

Brereton, no obstante, tuvo tiempo suficiente para aprender el idioma. Él mismo apostó por jugar con Chile por un vínculo familiar y, además, se ha enrolado en el proyecto del Villarreal, acercándose todavía más a la lengua de su madre chilena. Este sorprendente castigo al atacante, sin embargo, ha durado entre nada y menos. Concretamente, diez días desde el anuncio de la lista hasta la convocatoria final.

Las lesiones de la lista principal de Chile han llevado a Gareca a llamar a filas a Esteban Pavez, Alexander Aravena, Lucas Assadi... y Ben Brereton. Una pena de diez días de veto sin que haya partidos ni un solo entrenamiento de por medio. Ver para creer. Por supuesto, el delantero del Sheffield no ha aprendido ni una palabra de español desde entonces y solo el seleccionador podrá contar cómo ha sido su contacto en los últimos días y el grado de compromiso que el punta le haya mostrado.

La gran pregunta que cualquier aficionado puede hacerse al leer un veto tan característico es cómo es posible que Ben Brereton juegue con Chile sin saber una palabra de español. Su caso no es como el de Lorenzo Brown, por ejemplo, cuyo vínculo con España era inexistente más allá de conocer personalmente a Sergio Scariolo. En este caso, su madre es chilena y, por tanto, su nacionalidad era burocráticamente más sencilla.

Su carrera en Inglaterra comenzó a despuntar cuando le fichó el Blackburn Rovers por diez millones de euros. El club le hizo el clásico test de curiosidades y él contó: "Soy medio chileno, no hablo nada de español, pero mi madre es de Chile, ella vino a Inglaterra cuando era joven". Esa simple anécdota acabó llegando a Mark Hitchen, un ojeador... ¡del Football Manager!

Entonces, actualizó la información del futbolista en el juego y tiempo después Álvaro Pérez, un streamer chileno del Football Manager, lo descubrió por casualidad. Así funcionan las redes sociales: consiguió difundir una campaña persiguiendo que Ben vistiera la camiseta de Chile con el hastagh #BreretonALaRoja. Y ya sabemos cómo va esto. Su Instagram estaba plagado de mensajes de chilenos buscando su objetivo.

Esto hizo reaccionar también a la federación chilena, que contactó con su agente, les convenció y le acabó convocando tras resolver este el trámite de obtención del pasaporte. En estos años, ha disputado la Copa América y se ha convertido en una de las grandes sensaciones del equipo, en horas bajas. Incluso se transformó en un icono mediático haciendo campañas para marcas como Pepsi. Un furor que ahora se transformó en enfado: castigado por no saber nada de español. Un enfado, no obstante, que apenas duró diez días...