La temporada más dura y difícil para Rakitic acaba con su salida del Sevilla
Al croata le dolieron los silbidos de la afición ante el Getafe y el Alavés. No soportaba tener un rol secundario y la oferta del Al Shabab precipitó los acontecimientos.

Soplan aires nuevos por Nervión. De momento más que aire, parece un tornado que se ha llevado por delante todo lo bueno que se había construido en los últimos 20 años en el club. La salida de Iván Rakitic rumbo al Al Shabab adelantada por Relevo, sólo es un capítulo más de esa reconversión llevada a cabo por las dirigentes que no acaban de dar con la tecla para seguir un camino que de cierta estabilidad a la entidad.
El croata presenció ayer el partido ante Osasuna desde el palco. No pudo despedirse de los suyos como le hubiera gustado y como su trayectoria merece. En esta temporada para olvidar, este domingo era de obligado cumplimiento rendir el mejor de los homenajes a los tres abonados fallecidos durante el viaje a Madrid para presenciar el duelo copero ante el Atlético de Madrid. La herida tardará en cicatrizar.
Sí pudo comprobar el afecto de los sevillistas a la entrada y salida del Ramón Sánchez-Pizjuán, cuando una multitud vitoreaba a un futbolista que se convertirá en leyenda. No recibió ese cariño en algunos partidos en casa durante este curso. Fue silbado por ejemplo ante el Getafe, cuando el 0-3 hacía estallar al sevillismo y provocaba la destitución de Diego Alonso. Ahí confesó a sus más allegados que se encontraba en el momento más duro y difícil de su carrera. También ante el Alavés, cuando Quique Sánchez Flores decidía sustituirlo en el minuto 65. Aquellos gestos dolieron al 10, que sintió que las iras de su gente se centraban sobre él.
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— Ivan Rakitic (@ivanrakitic) January 29, 2024
Poco a poco empezó a notar que no tenía el mismo rol, que no era capaz de liderar como había hecho siempre a sus compañeros desde el césped. El nivel de la plantilla, el poco físico de la misma y la crisis de resultados, sacaron a relucir de manera cruel las carencias que otorga la veteranía. "Lo que no quiero es forzar una situación que a lo mejor no sería buena para todos. Por supuesto que quiero seguir jugando hasta que me vea capaz de ayudar y de estar en un rol importante. Si me quedase ahora cinco años de contrato y a los dos o tres años veo que igual no hace falta más estar ahí, pues daría un paso al lado. Ahora mismo me veo muy bien, muy fuerte, muy competitivo y sobre todo me veo importante en el equipo, ya sea jugando o no, pero me veo importante. Siento que el equipo me necesita en el vestuario, en los viajes, en el campo y en todo y, mientras eso sea así, ojalá pueda renovar el contrato y estar más tiempo aquí. Lo que quiero es lo mejor para el club", confesaba a Relevo el pasado mes de mayo antes de las semifinales de la Europa League.
Y ese momento ha llegado. Poco a poco se ha ido apagando la llama de Rakitic. Quizás el nivel colectivo ha acelerado todo y ese deseo de continuar en su casa, de cerrar su etapa como jugador en el equipo de su mujer, no se ha podido cumplir. Llegó la oferta del Al Shabab, importante como todas en lo económico y la mente dijo basta. El centrocampista se va más por orgullo que por ayudar. Ese orgullo y esa competitividad que le han hecho ser uno de los mejores centrocampista del mundo y un futbolista fundamental en uno de los mejores Barcelona de la historia. Ese amor propio que le falta a muchos de sus compañeros.
Un currículum impresionante
Ivan Rakitic vivió su primera etapa con el Sevilla del 2010 al 2014, tiempo en el que jugó 149 partidos, marcó 32 goles, dio 41 asistencias y sólo se pudo consolidar con un título: la Europa League. Tras ganarlo todo con el Barcelona, comenzó a tener un rol secundario y esa vena competitiva que ahora lo lleva a salir de su Sevilla, hizo que quisiera marcharse del conjunto blaugrana. Y apareció la llamada que tanto deseaba. Su salida años atrás, no fue la que él deseaba. Tras meses de negociaciones para ampliar su contrato, con declaraciones del propio presidente José Castro asegurando que sólo faltaba firmarla, el croata se marchó a la ciudad condal en busca de cotas más altas.
Por eso necesitaba reencontrarse con los sevillistas, volver a disfrutar de ellos y ellos con él. Era otro Rakitic, pero pudo sentirse importante y volver a conquistar un nuevo título, la Europa League ante la Roma. Este año negro en lo deportivo se lo ha llevado todo por delante. También su última etapa en el Sevilla. No es el mismo contexto en el que se despidieron otros grandes jugadores que dejaron huella en el Ramón Sánchez-Pizjuán pero Don Iván Rakitic merece recibir todos los honores por tantos años de gran rendimiento.