REAL MADRID

Lunin pide más, el Real Madrid no se inmuta y su caso se enquista: "Él debe elegir su camino"

El portero sigue sin firmar una renovación pactada hace meses. El club no piensa moverse de la oferta que ambas partes apalabraron.

Lunin, durante el Real Madrid-Milan de Chicago./Reuters
Lunin, durante el Real Madrid-Milan de Chicago. Reuters
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

La situación de Andrey Lunin (25 años) ha cambiado radicalmente en los últimos tres meses. Ha pasado de lucirse como portero del Real Madrid y dejar su renovación encarrilada a quedar a la sombre de Courtois y mantener su futuro abierto. La gira por Estados Unidos no ha servido para aclarar qué sucederá con él, sino al contrario: está cada vez más enquistado.

Jugó los segundos 45 minutos en el Soldier Field de Chicago contra el Milan. Allí, víctima de los muchos cambios de Ancelotti al descanso, encajó el único gol del partido. Después no sumó ni un minuto contra el FC Barcelona en el Metlife Stadium de Nueva Jersey y terminó la gira volviendo a disputar la segunda parte contra el Chelsea en el Bank of America de Charlotte, en el que mantuvo su portería cero. En total ha sumado 90 minutos de 270 posibles (33%) y nunca como titular, mientras que Courtois ha jugado los 180 restantes y siempre ha comenzado el partido.

Ancelotti y el vestuario lo tienen claro: su portero, sin posibilidad de cambio, es el belga. No hay ningún tipo de debate no sólo con Lunin, sino con cualquier otro guardameta del mundo. Pero no sólo eso: si el de Dnipro quiere quedarse, debe saber que lo hará a su sombra, disputando sólo la Copa del Rey y esperando su oportunidad desde el banquillo. En los pasillos del Bernabéu ni se debate.

Resumen del Milan 0 - Real Madrid 1.

El único que las tiene es Lunin, que después de haber pactado la renovación con el Real Madrid ha parado la firma y ahora pide un mayor protagonismo. Mientras tanto, echa la pelota al tejado del club. "Vamos a ver si sigo en el Madrid, mi futuro está en sus manos", dijo en una entrevista para Marca.

Pero lo cierto es que la directiva no se va a mover ni un ápice de la oferta que ambas partes apalabraron en los meses de marzo y abril. Un nuevo contrato que alargaría su vinculación de 2025 hasta 2029. Si quiere seguir en Madrid, como ha reconocido en numerosas ocasiones, debe hacerlo bajo las condiciones pactadas.

La presión por parte de su entorno

En el club consideran que el 'modus operandi' que sigue el guardameta viene motivado por su entorno. Pero no deja de ser cierto que el internacional ucraniano no llevó nada bien la suplencia en la final de Champions ni que la temporada que viene deba volver a convertirse en la sombra de Courtois, al que no felicitó tras ganar la 15ª, tal y como informó Relevo. Él quiere minutos y su agente, Jorge Mendes, maneja opciones donde poder encontrarlos.

Precisamente Tibu habló de su compañero a la salida del Clásico en Nueva Jersey. "Entiendo que el año pasado jugó bastante y quiere seguir jugando. Son cosas que cada uno debe elegir por si mismo, como yo lo hice hace muchos años. Elegí mi camino. Él debe elegir su camino y sacar lo mejor de su carrera. Es un gran portero y merece lo mejor siempre", comentó el belga.

Hay quien en el Real Madrid considera esto una maniobra de presión y que acabará firmando, pero la única realidad es que la renovación lleva atascada desde la primavera y, mientras Lunin no decida, seguirá igual. Mientras tanto, Kepa espera una llamada del Madrid, al que volvería encantado. Le queda un año de contrato con el Chelsea y allí le quieren vender a toda costa, por lo que le dejarían salir por una cantidad razonable. Si los blancos se quedan sin meta suplente irán a por el vasco, al que consideran una gran alternativa a Courtois y también un chico de vestuario que adaptaría bien ese rol.

El mercado sigue abierto y el Madrid, que no espera ninguna salida, sabe que pueden llegar ofertas o incluso la petición de salir de algún futbolista. Entre ellos Lunin, cuyo caso no está cerrado. Se encuentra parado entre una renovación que no se firma y una salida que no se cristaliza. De momento le queda un año de contrato y en su mano está alargarlo o marcharse después de seis años en la casa blanca.