Marc Pubill, sus dos traspasos frustrados y un oro en París para reafirmarse: "Lo del Barça estuvo cerca"
El lateral del Almería se sienta con Relevo para repasar su intenso verano (estuvo a punto de ir a la Atalanta y luego de ponerse a las órdenes de Flick), su presente y su esperanzador futuro.
Marc Pubill (Terrassa, 2003) es un buen ejemplo de que el éxito no obedece a la casualidad. El lateral del Almería, titular en la Sub-21 y en la España de los Juegos, practica entre 12 y 13 sesiones de entrenamiento extra por semana, imita a Topuria al sumergirse en una bañera de agua helada nada más despertarse, analiza con su padre Ignasi a los atacantes rivales a través de la plataforma de análisis Wyscout y durante un tiempo se aferró al visionado semanal de la película '300' para salir al campo con el vigor de Leónidas. Su mentalidad, reflejada en el tatuaje que preside su pierna derecha ('tu zona de confort te matará'), le ha llevado a ser un indiscutible para cada uno de sus entrenadores… y una pieza muy cotizada en el mercado.
En verano, ya en Bérgamo y después de que hubiesen trascendido imágenes con la ropa del club, la Atalanta echó para atrás un traspaso de 20 kilos por algunos motivos que el jugador todavía desconoce y otros que explica por primera vez. Luego irrumpió el Barça, al que sus problemas con el límite salarial le impidieron afrontar una operación de ese calibre pero que mantiene bajo estrecha vigilancia al catalán, que de pequeño salió del Espanyol por bajito y hoy es un bicho de 192 centímetros y 86 kilos. Con el Almería en buena racha, 19 puntos de los últimos 21 y ya en ascenso directo, el defensa elige Relevo para repasar su crecimiento, su intenso verano, su presente y lo que está por venir.
Marc, nos gustaría que esta entrevista sirviese para conocerte mejor: ¿cómo recuerdas tu infancia en Terrassa y tus inicios en el fútbol?
Yo nací en Terrassa, pero soy de Manresa. Siempre he vivido allí. En cuanto al fútbol, recuerdo algo que me cuenta siempre mi padre: yo de pequeño era muy torpe (risas). Un día le dije a mi madre que me apuntase a un equipo, porque me gustaba jugar, y cuando llegamos a casa y se lo comentó a mi padre… él no lo entendía. Luego, cuando vino al primer partido, me dijo que se me veía muy intenso y que iba siempre a todo. El tiempo me dio la razón.
Precisamente tu padre, Ignasi, fue internacional con la Selección de waterpolo y ganó una Recopa o una Supercopa de Europa a nivel de clubes. ¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado?
Mi padre siempre ha estado ahí. Es el que me ha apoyado más, el que me ha echado más broncas, el que está cuando las cosas van bien y cuando van mal… No podría quedarme con sólo un consejo.
De tu trayectoria llama la atención que fichaste por el Espanyol… y luego saliste de allí con 14 años rumbo a un equipo mucho más humilde como el Nàstic de Manresa. ¿Por qué?
Primero empecé en el CE Manresa. Luego fui al Nàstic de Manresa, aguanté un mes, me fichó el Espanyol y allí jugué seis años, pero me quedé muy pequeño y me marché otra vez al Nàstic. Dos temporadas después me vio el Levante, confió en mí y me firmó.
O sea, que Marc Pubill, que ahora mide 1,92 m, ¿salió del Espanyol por bajito, no?
Sí, sí. Es curioso. Allí siempre había jugado con los chicos de una categoría superior, pero luego tardé mucho en hacer el cambio. Pasé de ser uno de los grandes del equipo a ser el más pequeño. Físicamente me costaba un poco. Decidimos rescindir el contrato para irme a un sitio a jugar. El Nàstic es el equipo de mi pueblo, donde había jugado antes, un buen club para la cantera. Me marché a disfrutar, a tener minutos y a volver a encontrarme. Y lo conseguí.
Después, ¿cuándo empiezas a saber que el Levante está interesado en ti y por qué decides firmar allí?
Recuerdo que fue en un partido en el campo del Europa. Estuve muy bien y justo el ojeador del Levante asignado en Cataluña había venido a verlo. Habló con mis padres, ellos me lo comentaron, el scout vino un par de veces más y me firmó. ¿Si tuve dudas por marcharme de casa? Qué va, yo tiré para adelante. Sabía que me iba a luchar por cumplir mi sueño. Al principio, al estar en una residencia con gente que no conoces y tener que adaptarte a una convivencia, te cuesta. Luego acaban siendo tus mejores amigos. Mis dos compañeros de habitación eran Álex Cerdá (ahora en el Valencia Mestalla) y Roger Martínez (Lugo). Luego también hice grandes colegas como Pablo Cuñat, ahora compañero en la Sub-21 y del Cartagena.
En una publicación en redes le diste las gracias al Levante por haber hecho que disfrutases del fútbol de nuevo. ¿En algún momento no lo habías hecho?
Sí, sí, pero en el Levante vi que el fútbol volvía a confiar en mí. Además, tuve la suerte nada más llegar de encontrarme con un pedazo de entrenador como Alessio (Lisci, en el Mirandés), que me dio la confianza necesaria en juveniles, el filial y el primer equipo. He aprendido tantas cosas con él que a veces no se enseñan...
Es cierto: Lisci te hizo debutar con el filial cuando eras todavía juvenil y luego apostó por ti como titular en Primera con apenas 18 años. ¿Qué importancia ha tenido para ti?
Toda. Le debo mi vida. Cuando llegué, me acogió como a un hijo. Aprendí muchísimo de él. Subía de categoría y tiraba de mí. Fue muy bonito. A día de hoy mantenemos el contacto. A veces nos felicitamos cuando vemos que las cosas nos van bien.
Debutaste en Primera con el número 42. ¿Tiene algún significado?
No (risas). Ahí los números no los puedes escoger. En las oficinas se decidió que, al ser lateral, mi dorsal tenía que contener un 2 y me pusieron el 42. Me gusta.
Destacaste mucho en ese Levante-Valencia de tu estreno. Dio la sensación de que no te costó pasar de Segunda Federación a LaLiga. ¿Fue así?
A ver… Los momentos previos al partido fueron… Encima Alessio, el cabrón, no me avisó de que iba a jugar hasta dos horas antes. Recuerdo ir supernervioso en el bus. Tenía a Álex Blesa al lado. Me iba rascando las piernas todo el rato y él me decía que me iba a arrancar la piel. Luego, al saltar al campo, menos la primera jugada, que fui a controlar y el balón me pasó por debajo, todo me fue saliendo y me sentí muy cómodo.
De ti, ya de profesional y tras haber pegado el estirón, siempre han destacado tus condiciones físicas. ¿Crees que esa potencia anómala en un lateral te hace diferente al resto?
Totalmente. Y es algo que trabajo mucho. Me encantan las sesiones extra. Suelo hacer entre 12 y 13 por semana con el preparador físico del Almería o con uno mío. Sé que, con mis condiciones, la fuerza que genero es difícil de ver en un lateral. Cuido la nutrición, el descanso… y sobre todo lo de aquí arriba (se señala la cabeza). Tengo un psicólogo que me ayuda un montón. Al fútbol no sólo se juega con los pies.
Por seguir con el transcurso de tu carrera: en 2023, y con el Levante descendido a Segunda, fichaste por el Almería a cambio de cinco millones y hasta 2029. ¿Qué te llamó la atención del proyecto para firmar un contrato tan largo?
Sobre todo, la confianza que recibí de João (Gonçalves, el director deportivo). Me llamaba todos los días, me contaba el proyecto tan bonito que tenían y me dijo que quería que viniera sí o sí. Igual que ellos depositaron su confianza en mí, yo la deposité en ellos. Aquí estoy muy feliz, así que creo que acerté.
La temporada pasada, colistas todo el año y sin victorias en 31 partidos, debió ser durísima. ¿Cómo la viviste y en qué te sirvió para mejorar?
Todo son experiencias y en el fútbol cada partido suma. Como a esto no se juega sólo con los pies, creo que al entrar en el bucle de que no ganas empiezas a ver fantasmas. Cuando vas a sumar de tres, por un punto de mala suerte encajas un gol, al equipo le cuesta reaccionar… Lo de la temporada pasada fue algo muy mental. Lo hemos trabajado. Creo que este año, aunque no empezásemos tan bien, costará que nos corten la dinámica positiva que llevamos.
Tengo que preguntarte por el culebrón del verano. Se ha especulado, escrito y dicho mucho, pero tú nunca has hablado. ¿Por qué se torció tu fichaje por la Atalanta cuando ya estabas vestido con la ropa del club y tras haber pasado el reconocimiento médico?
En el fútbol pasan estas cosas. La Atalanta se portó bien conmigo. Cuando estaba en los Juegos tuvimos varias llamadas con el director deportivo. Confiaron en mí, me fui allí para firmar y pasé la revisión médica bien, por mucho que se haya dicho que no la superé. De hecho, el doctor de allí me preguntó que quién me había operado la rodilla, porque vio que estaba muy bien. Luego, por cosas o decisiones suyas, se echaron para atrás. No sé el porqué, pero tampoco es algo que me moleste mucho. No tengo rencores ni problemas. Volví a Almería y estoy feliz de estar aquí.
¿Cómo y cuándo te lo comunicaron y cómo reaccionaste?
Pasé la revisión médica y al día siguiente iba a ir al club a hacer el media day y todo eso. Me dijeron que bajase a comer, que aún no lo había hecho. Cuando subí a ver a mi familia, me dijeron que estaba habiendo problemas y que estaban intentando renegociar cosas. Nos fuimos al hotel y allí mi representante me comentó que se había caído.
¿Crees que utilizaron tu pequeño problema en la rodilla (la temporada pasada se le operó de una osteocondritis disecante) como excusa?
No sé si lo pusieron como excusa o realmente se acogieron a eso. Cuando pasé la revisión, el doctor me dijo que la rodilla estaba perfecta y que quién me había operado, porque la intervención había sido muy buena. Cuando ya estoy en las instalaciones del club, el médico repite que la rodilla está perfecta, pero que no sabe cómo va a estar en cinco años. Evidentemente, eso no lo sabe ni él, ni yo ni nadie. No sé si fue por el tema de El Bilal Touré (lo ficharon en 2023 del Almería y apenas pudo tener continuidad), si porque el lateral suplente de Italia era otra opción (ficharon a Bellanova), si porque al ver que me firmaban a mí el otro equipo bajó el precio y decidieron ir a por él… Pero, vamos, que mi rodilla está perfecta. He seguido jugando y no tengo ningún problema.
¿Y te duele que ahora haya quedado en el ambiente que tu rodilla está mal?
Me dolió en su momento que la gente realmente creyese que mi rodilla estaba mal cuando venía de jugar unos Juegos con partidos cada dos días. Volví a Almería y he estado jugando dos encuentros por semana sin ningún problema. Que la gente crea que mi rodilla está mal me molestó un poco.
¿Es cierto que pasaste dos veces el reconocimiento médico o eso también corresponde a la rumorología?
No. Pasé sólo uno.
¿Cómo recuerdas ese viaje de vuelta de Bérgamo a Almería?
De mi familia, el que peor lo pasó fue mi hermano mayor. Vino a firmar, pero, como trabajaba el lunes, se marchó antes. Cuando estaba en el avión se canceló el fichaje. Vio los mensajes al aterrizar. Me empezó a llamar sin parar: 'Joder, bro, ¿estás bien?'. Le dije que sí, que me volvía a Almería y que estaba tan tranquilo.
Luego surgió otra posibilidad: el Barça quiso ficharte para reemplazar a Cancelo y pelear por el lateral con Kounde. ¿Estuvo cerca?
Sí, estuvo cerca. Desde el principio sabíamos que era complicado por el tema del fair play del Barça y al final no se dio, pero estuvo cerca.
¿Te hace ilusión que ahora el Barça te mantenga en el radar?
Sí, sí (sonríe). Siempre hace ilusión.
Después de todo, ¿volver a jugar en Segunda ha supuesto un golpe?
Los primeros días sí me costó un poco encontrarme. Después de los Juegos, de ganar el oro, de estar a punto de firmar por una Atalanta de Champions, de lo del Barça… no resultó sencillo por el tema de verme en Champions y acabar en Segunda. Poco a poco he ido trabajándolo. Ahora estoy centrado y con ganas de devolver al Almería a donde se merece. Aquí estoy muy feliz.
¿Cómo es tu día a día en Almería? ¿Con quién del vestuario tienes más feeling?
¡Con todos! Pero es cierto que muchos tienen hijos… y me suelo juntar con los jóvenes: Arribas, Melamed, la temporada pasada con Largie (Ramazani)... Mi día a día es sencillo. Me despierto, tengo una bañera de agua fría en casa, me meto en ella, saco al perro, me hago un café con mi novia, me entreno, como, hago una siesta y me vuelvo a entrenar. Cuando quedan tres o cuatro días para el partido me gusta analizar a los rivales. Abro Wyscout con mi padre y me pongo a ver a los contrarios.
Me sorprende. Habrá pocos futbolistas con ese nivel de detalle. ¿Cuándo empezaste a trabajar así el análisis de los rivales?
Hace dos o tres años. Me pongo a mirar los extremos, los puntas, el lateral… Me gusta, me gusta. Cuando llego al partido quiero saber qué me voy a encontrar.
¿Y lo de la bañera?
Con eso he empezado este año. Nos gusta ver documentales y vimos que Ilia Topuria siempre lo hace. Nos pusimos a buscar los beneficios, el porqué… y nos gustó. Me está yendo muy bien. Te despiertas y ya ganas la primera batalla de meterte ahí con el frío. Sales como si llevaras cinco horas despierto. Llegas al entreno y parece que son las 19:00.
¿Notas la presión que existe en la calle de que debéis subir sí o sí?
A ver, la afición de Almería es buenísima y nos tratan genial, es imposible ser más feliz aquí, pero sí es cierto que no es lo mismo salir a jugar con la ilusión de subir a Primera que con la obligación de subir a Primera. Al principio nos costó, pero el equipo ya se ha encontrado y ha cogido buenas sensaciones.
El oro en los Juegos ha aumentado tu caché. Empezaste el torneo, además, con el gol que abrió el camino ante Uzbekistán y allanó el terreno hacia la primera victoria. ¿Dónde tienes guardada la medalla?
En el salón de casa, allí enmarcada. Mientras como, la veo.
¿Todavía guardas una especie de resaca emocional por todo lo que vivisteis en París y la familia que formasteis?
Sí, sí. Fue uno de los meses más felices de mi vida. Aún tenemos el grupo de WhatsApp y nos enviamos mensajes: 'Eh, hoy hace tres meses de…'. El que más escribe es Camello. Resulta imposible olvidarlo e inevitable que te tumbes en la cama y lo recuerdes. Santi (Denia) nos iba diciendo cosas que iban a pasar y después pasaban. Parece que había escrito él el guion.
¿Quiénes son tus mejores amigos en la Selección?
Samu, Pablo Barrios, Iturbe, Juanlu…
¿Piensas en la Absoluta? Con la lesión de Carvajal ha quedado un hueco libre…
No lo pienso, pero sí sueño con ello. Me encantaría estar ahí. Ojalá algún día.
Varias curiosidades: veo que tienes muchos tatuajes en piernas y brazos. ¿Qué representan y cuál tiene un mayor significado?
En el brazo derecho tengo a Leónidas, de la película de 300. La veía siempre antes de cada partido. En la pierna tengo la frase de 'Your comfort zone will kill you' (tu zona de confort te matará). La tenía muy clara con mi padre desde pequeño y me define. Por el resto, tengo tatuajes de mi debut, mis hermanos, mi número de la suerte, mi familia, mi novia… Falta el de los Juegos. Me lo haré pronto.
"En la pierna tengo la frase de 'Your comfort zone will kill you' (tu zona de confort te matará). La tenía muy clara con mi padre desde pequeño y me define"
Jugador de la UD Almería y la Sub-21¿Cuál ha sido el rival más difícil de defender? Ya te has medido a Vinicius y un buen puñado de extremos de nivel mundial.
Probablemente Vini: muy rápido, cuando arranca es muy difícil de parar…
Todos conocemos ya tus virtudes, pero… ¿qué le queda por mejorar a Marc Pubill?
Lo que quiero mejorar son los metros finales, el último pase, la definición y el centro, y algunos movimientos del uno contra uno defensivo. Se me da bien, pero si algún día llego al máximo nivel y me mido a ese tipo de futbolistas son cosas que hay que pulir.
¿Rubi te insiste mucho en ello?
Sí. Y los analistas: siempre veo con ellos acciones que podemos mejorar, otras que son buenas y hay que seguir haciendo…
¿Descartas salir del Almería en el mercado invernal o valorarás las ofertas que te lleguen?
Estoy muy feliz y tranquilo aquí y sólo pienso en devolver al equipo y a la ciudad a Primera, que es donde se merecen estar. El resto de temas los llevará mi padre con mi representante.
Muchas gracias por la charla, Marc, y suerte para el futuro. Ha sido un placer conocerte.
Gracias a vosotros por la visita.