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Di María, entre las pastillas cuando no gana Argentina y el episodio del ascensor que casi le cuesta su etapa en el Real Madrid

El documental 'Romper la pared' de Netflix repasa la historia de 'El Fideo', con similitudes en su carrera con la de Leo Messi.

Ángel Di María, de pequeño, en una imagen del documental. /Netflix
Ángel Di María, de pequeño, en una imagen del documental. Netflix
Sebastián Fest

Sebastián Fest

¿Quién podría decir que Ángel Di María es un mal tipo, un personaje de pliegues sombríos o, al menos, un jugador sobrevalorado? Del argentino no puede decirse nada de eso, y ahí está el principal problema de 'Romper la pared', el documental que repasa su vida y su carrera.

Si Di María tuviera algún costado oscuro, los tres capítulos de la docuserie de Netflix producida por el ex rugbier Agustín Pichot ganarían en intensidad y dramatismo, sumarían seguramente atractivo. Pero como el "Fideo" tiene la virtud de ser buena gente, hay que contentarse con mucha emoción a flor de piel, con llantos y lágrimas que aparecen una y otra vez, aunque todo en un tono amable y algo plano. Y con la confirmación de que la suya es una historia muy parecida a la de Lionel Messi.

"Cada vez que empatábamos o perdíamos, tomaba pastillas para dormir", dice Di María en el documental, que es una sucesión de tramos de una larga entrevista al ex Real Madrid con testimonios de familiares y amigos, exjugadores e imágenes de archivo intercaladas.

No hay informaciones de que Messi haya tomado pastillas para dormir cuando las cosas no iban como él esperaba en la selección, pero las imágenes y audios de comentaristas argentinos que querían echar a Di María, que afirmaban con sorna que se había terminado su ciclo o que incluso se arrodillaban en el plató para que Lionel Scaloni lo echara, recuerdan al calvario de Messi: hoy todos lo quieren, pero durante años sufrió un desprecio feroz. Lo mismo le sucedió a Di María, que dijo adiós a la selección tras el triunfo sobre Colombia en la final de la Copa América de este año.

Hay otro déjà vu messiánico, el hecho que el "Fideo" se fuera de muy joven a probar suerte a Europa junto a su padre y dos hermanas, mientras la madre permanecía en Argentina. Uno fue al Barcelona, el otro, al Benfica. Luego llegaría el Real Madrid, el Manchester United, el Paris Saint Germain, la Juventus y el regreso al Benfica. Los testimonios de Carlo Ancelotti, Sergio Ramos, José Mourinho, Neymar, Marcelo, Rui Costa, David Luiz o Javier Zanetti le aportan densidad al documental, aunque son en muchos casos excesivamente breves.

El que destaca, y no es sorpresa que así sea, es Mourinho, que habla de que la carrera de Di María sobrepasó la categoría de "hermosa" para ser "un sueño convertido en realidad". Di María, dice Mourinho, era un jugador tan talentoso y veloz como "caótico" cuando lo conoció. "Y yo lo ordené".

Otro personaje que gana peso a medida que avanza el relato es el de la madre del jugador, Diana Carreño, que habla de la hiperactividad de su hijo de niño y de cómo ella se plantó ante un entrenador que lo despreciaba por excesivamente delgado y no saber cabecear.

Benfica, el equipo en el que está cerrando a los 36 años su carrera europea tras iniciarla allí, no significaba nada para Di María cuando la posibilidad se le cruzó en el camino en 2007. "Tomamos la decisión de ir a Portugal, a Lisboa. Un lugar que, si te soy sincero, ni sabía que existía".

Tras un inicio muy duro y los éxitos sucesivos, llegó la oportunidad del Real Madrid, del que Di María sí tenía muy claras referencias. "Llegar al Real Madrid es como estar entre los 15 mejores del mundo porque estás en el mejor equipo del mundo. Es como estar en una selección".

Y allí entra en acción Jorgelina Cardoso, su hoy esposa. Las primeras horas de ambos en Madrid fueron turbulentas: una joven se cruzó en el ascensor con ellos y le entregó a Di María un papelito con su número de teléfono. "Llámame", le dijo.

"¡Se lo quiso levantar (seducir) delante mío", dice Cardoso en el documental. "Y yo pensé, no, diez años de esto, de esposa de futbolista... Yo no quiero esto, me vuelvo a Rosario. Me puse a llorar en la habitación".

"Ángel reaccionó arrodillándose y ofreciéndome casamiento. Yo no lo podía creer, ¡tampoco quería ir tan rápido! Eso fue en 2010, al año siguiente nos casamos".