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'Manitas' históricas en las resacas de Reyes: la de Valdano a Cruyff un año después de la de Cruyff a Floro con Laudrup de comodín ganador

Con el Clásico como principal referencia, el fútbol español ha adoptado el 5-0 como ejemplo de goleada por excelencia, aunque haya decenas de resultados más abultados.

Laudrup y Nadal, en el Clásico que ganó el Real Madrid 5-0. /ARCHIVO
Laudrup y Nadal, en el Clásico que ganó el Real Madrid 5-0. ARCHIVO
Enrique Ortego

Enrique Ortego

¿Por qué en las últimas décadas el fútbol español ha dado tanto protagonismo a las victorias por 5-0, hasta el punto de que se celebran y rememoran más que otros triunfos con registros más abultados o, incluso, más influyentes para la competición que estuviera en juego? No sabe, no contesta. No hay una explicación lógica desde el punto de visto futbolístico. Ni una fecha exacta en la que subrayar cuál fue la primera 'manita'. Eso sí, surgieron y se quedaron para siempre.

Los Clásicos, los Real Madrid-Barcelona, o viceversa, y los derbis ciudadanos y regionales, siempre han sido y son muy de festejar 'manitas'. Más, inclusive, los primeros. Hasta el punto de darse ya un trío de 5-0 en el siglo pasado. En la temporada 34-35 y en la 44-45 se impusieron los azulgranas en Les Corts y en la 53-54, fueron los blancos los que consiguieron la 'manita' en Chamartín.

El mes de enero, justo en las resacas de Reyes, en la que nos encontramos, se ha presentado históricamente como un mes propicio para que se diera este resultado. ¿Por qué? Tampoco sabe, tampoco contesta. Pero el caso es que en estos días podemos rememorar dos de las 'manitas' más evocadas en los últimos tiempos y que se sucedieron con un año menos un día de diferencia. En el 94, 'manita' azulgrana. En el 95, 'manita' blanca.

El barcelonismo, hasta que su equipo ganó la Champions a la Sampdoria en Wembley (1992), tenía el 0-5 del Bernabéu (17-2-1974) como una de sus piedras preciosas más valoradas. Casi tanto, o más, que la Recopa de Basilea (1978-79). Incluso se podría aceptar que fue una de las 'manitas' precursoras por su trascendencia. Los goleadores de aquella noche fría, muy fría, y mágica en el templo del eterno enemigo siempre fueron recitados de memoria por los aficionados culés. Crearon hasta una canción al respecto: "Hala Madrid, hala Madrid: dos de Asensi y uno de Cruyff; otro Juan Carlos y otro Sotil (recientemente fallecido)". Los jugadores que disputaron aquel partido lo tienen grabado en color azul y grana.

1974: saludo culé con la mano abierta

Asensi, autor de dos tantos, no olvida como la afición del Real Madrid les aplaudió puesta en pie -había menos localidades de asiento- cuando se fueron hacia los vestuarios y también guarda en su memoria como él y algunos compañeros aprovecharon que se quedaron a dormir en la capital para confraternizar con sus rivales en el pub que el defensa del Real Madrid, Gregorio Benito, regentaba muy cerca del estadio: Lancaster. Los meses posteriores se puso de moda en Catalunya saludar con la mano abierta para que los cinco dedos quedaran bien a la vista y así conmemorar el 0-5 del Bernabéu en cada saludo entre culés.

Aquel Barça con Marinus Michels en el banquillo y Johan Cruyff como gran referencia sobre el campo ganó la Liga con cinco jornadas de adelanto después de 13 años sin llevársela (1960). El Real Madrid quedó octavo a 16 puntos del campeón y se tuvo que conformar con jugar la Recopa la temporada siguiente. En la final de Copa inmediata, jugada en el Vicente Calderón, los blancos, dirigidos por Luis Molowny, a punto estuvieron de devolverle el 0-5 a los azulgranas, pero se quedaron a un gol. Cuentan las crónicas que en los últimos minutos buscaron el quinto desesperadamente, pero no llegó. Habían pasado solo cuatro meses.

La siguiente 'manita' en el tiempo y en el espacio también tuvo color azulgrana y una escenificación especial 20 años después. De la mano abierta en el saludo con los cinco dedos del 74 se pasaba a la foto de uno de los hombres de confianza de Cruyff y miembro de su cuerpo técnico, Toni Bruins Slot, que, de pie en ese vetusto banquillo del Camp Nou en forma de trinchera, levantó su mano derecha nada más subir al marcador el quinto gol de su equipo, obra de Iván Iglesias, que, circunstancialmente, no era de los habituales. Instantánea icónica.

Ocho de enero de 1994. Clásico en el Camp Nou. El Barça de Cruyff en pleno esplendor contra el Real Madrid de Benito Floro en plena crisis. La gran noche del Romario azulgrana, tres tantos. El primero, con la famosa 'cola de vaca' a Alkorta, el tercero y el cuarto. Koeman había marcado el segundo. Cuentan los libros de texto azulgranas que el gesto, la inmediata reacción, de Bruins Slot, se debió a una razón muy específica. Estaba muy molesto con el club blanco porque un par de semanas antes (16-12-93) habían dado la vuelta de honor a un Camp Nou semivacío para celebrar la Supercopa de España 92-93. Desde su mentalidad holandesa, consideraba que cómo se produjo la situación había sido una provocación para la afición barcelonista. Su gesto quedó inmortalizado gráficamente y fue la fuente de inspiración para que Piqué, 16 años después, el 29-11-2010, lo repitiera después de que el Barça le hiciera otra manita al Real Madrid... de Mourinho.

«No valían cuatro, había que meterles cinco»

No tardó mucho el equipo blanco en tomarse la revancha. Justo un año natural menos un día (7-1-95). En el banquillo ya estaba Jorge Valdano y a la plantilla habían llegado refuerzos importantes, como Laudrup, que se había subido al puente aéreo para pasar del Camp Nou al Bernabéu, y Fernando Redondo, que, lesionado, no pudo jugar ese Clásico. Todo lo sucedido la semana previa al encuentro no fue normal. Aprovechando las fiestas navideñas, la afición blanca decidió dar su confianza al equipo y a los entrenamientos de la vieja Ciudad Deportiva acudieron diariamente entre cuatro y cinco mil aficionados. Hubo seguidores que pasaron 48 horas en las taquillas para hacerse con una entrada y los jugadores reconocían en sus manifestaciones que nunca habían vivido una situación parecida.

Valdano recordaba tras el partido la sensación vivida. "Nos paraban por la calle y no nos decían que les teníamos que ganar, que el Barça llevaba cuatro años ganando la Liga, no. Nos decían que les teníamos que meter cinco. Míchel, que estaba lesionado, entró en el descanso en vestuarios con sus muletas a cuestas y solo nos pedía que les metiéramos cinco. Iban 3-0. Los tres tantos de Zamorano. La huella del año anterior estaba grabada en el equipo y en la afición. El efecto de la humillación no se borraba tan fácilmente. Tres o cuatro goles a los jugadores les parecían poco. Querían cinco, que eran los que les habían reclamado los madridistas durante toda la semana".

Si Romario, con sus tres goles y el regate supremo a Alkorta, había sido el gran protagonista de la película del año anterior, en esa lo fue Iván Zamorano, que comenzó discutido por el técnico al principio de temporada y cinco meses después era insustituible. Iván, en la semana del partido, había acudido a la cárcel de Carabanchel para visitar a unos compatriotas chilenos que estaban en prisión. Les prometió que si marcaba un gol se lo dedicaría a ellos. En sus palabras de después del encuentro hizo referencia a la anécdota. "Como el primero era para ellos, tuve que hacer otros dos, el segundo para todos los madridistas y el tercero para los 13 millones de compatriotas que me siguen en todos los partidos".

La 'manita' fue redondeada con los tantos de Luis Enrique y Amavisca en la segunda parte. El ahora técnico del PSG celebró el cuarto como un poseso, estirándose la camiseta blanca hasta que no pudo más y señalándose el escudo. "Fue un gran momento para nosotros, les devolvimos el 5-0 del año anterior. Esas 'manitas' siempre ayudan". El resultado no fue bien digerido ni por Cruyff ni por sus jugadores. Stoichkov se autoexpulsó en el último minuto de la primera parte con una durísima entrada a Quique Sánchez Flores y Koeman y Guardiola se pasaron todo el primer tiempo discutiendo de forma ostentórea, hasta el punto que Pep fue sustituido en el descanso. El técnico tampoco se mordió la lengua. "En la primera parte estuvimos atontados. A ver si este resultado sirve para que alguno se baje de la nube". El Real Madrid ganó esa Liga tres jornadas antes del final y el Barça quedó cuarto a nueve puntos.

Laudrup ganó con las dos camisetas

Solo un futbolista tuvo el honor de jugar esos dos partidos con camisetas distintas. Y ganarlos ambos. Michael Laudrup fue el comodín de la victoria. Sus recuerdos de aquellos dos encuentros están vigentes en su memoria. Absolutamente. "Los Clásicos siempre son partidos particulares. La grandeza se la dan los aficionados que empiezan a hablar dos o tres semanas antes y te mantienen viva la atención de su significado. Los dos 5-0 fueron muy especiales. Si ganar un partido de ese nivel es complicado, hacerlo dos veces en 11 meses es casi imposible. Y más si las dos veces estás en el lado del ganador. Fueron dos encuentros increíbles. Lo mejor fue que al final de la temporada el equipo en el que yo jugaba ganó la Liga, que es lo más importante".

Incluso los pormenores de los dos duelos regatean por su cabeza. "En el primero, el del Camp Nou, entré en la segunda parte. Ganábamos 2-0 y marcamos tres más. Romario hizo tres goles y yo le di el pase de uno. En el 5-0 del Madrid del año siguiente en el vestuario había ganas de venganza, había un ambiente especial. No es que pensaran que podía darse otra vez el mismo resultado, pero sí había la mentalidad de ganar o ganar. E incluso pudimos hacer alguno más. Además de que nosotros jugamos bien, el Barça tenía problemas con algunos jugadores, con el club… ".

No fueron estas dos consecutivas las dos últimas 'manitas' vividas en los Clásicos más recientes. Ya se mencionó antes la del curso 2010-11. La de Guardiola a Mourinho en su primer enfrentamiento entre los dos equipos con ellos en el banquillo. Piqué, con el quinto gol de Jeffren que, como en el caso de Iván Iglesias, no era de los habituales en el equipo, sacó la manita de Bruins Slot a pasear. Antes habían marcado Xavi, Pedro y Villa en dos ocasiones. La noticia fue que no marcó Messi. Ese partido se jugó en lunes. El domingo había habido elecciones autonómicas en Catalunya. Los blancos no encajaron bien la goleada. Cristiano Ronaldo tuvo sus problemas con Guardiola, a quien empujó en la banda cuando tenía el balón en la mano, y Sergio Ramos terminó expulsado después de una dura entrada a Messi y golpear en la cara a Puyol. Todo en el mismo paquete. Mourinho habló de derrota, no de humillación.

Un 5-5 en el 43. Dos 'manitas' en un mismo partido

El colmo de las manitas, una por cada lado. O lo que es lo mismo, un partido que acabó 5-5 y que también se jugó en la resaca de Reyes de 1943. El 10 de enero concretamente en Les Corts. Las alternativas en el marcador fueron constantes. Abrió la cuenta el equipo blanco, gol de Alonso. Empató Marín. Volvieron a adelantarse los visitantes, Alday. Nueva igualada azulgrana, Escolá. Primera ventaja local por partida doble: Valle Más y Martín (4-2). Acortó distancias Alday. Segundo tanto de Valle Mas. Y postrera reacción blanca con tantos de Botella y Mardonés, un defensa, a tres minutos del final (5-5). Nogués y Encinas eran los entrenadores del 'Clásico', cuando no era 'Clásico', con más goles de la historia.

Esa Liga 42-43 la ganó el Athletic; el Barça acabó tercero y el Real Madrid, décimo. Todavía continúa siendo el duelo entre azulgranas y blancos con más goles. Entonces, la rivalidad todavía no era tan exagerada.