Luis Enrique y su reflexión viral sobre la pérdida de Xana: "No somos capaces de mirar de frente a la muerte y él nos da una lección"
El entrenador asturiano recuerda a su hija en un clip que acumula millones de reproducciones. Relevo analiza su trascendencia con varios expertos.
"Partido a vida o muerte. ¿A vida o muerte? ¿A vida o muerte? Pásate por un hospital, ya vas a ver lo que es la vida o la muerte", advierte Luis Enrique. El extracto, sacado del tercer capítulo del documental 'No tenéis ni*** idea', sirve como adelanto del relato del asturiano -admirable, en mayúsculas- sobre Xana, su hija fallecida con (tan sólo) nueve años.
''¿Yo me puedo considerar afortunado o desgraciado? Yo me considero afortunado, muy afortunado. Mi hija Xana vino a vivir con nosotros 9 años maravillosos''. #LuisEnrique pic.twitter.com/rlb6pXCXnU
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) October 14, 2024
Porque a los detractores de Luis Enrique y a sus más fieles admiradores les une Xana. "Xanita", como él la llama. Nunca antes había habido tanta unanimidad en torno a un discurso del asturiano. Un relato que encoge el alma y refleja el dolor al que se enfrentaron Luis Enrique y su familia tras la pérdida de su hija por un osteosarcoma (cáncer de huesos). Y la valentía para contarlo. "No he llorado en mi vida por perder un partido. Ni voy a llorar", continúa Luis Enrique, conocedor del dolor en su máxima expresión.
“Es un ejemplo de resiliencia en mayúsculas”
"Justamente, los procesos negativos de la vida son los que más te enseñan y dirás tú: 'Ostras, ¿y yo me puedo considerar afortunado o desgraciado?'. Yo me considero afortunado. Muy afortunado", comienza. La reflexión del asturiano acumula miles de retuits y dos millones de reproducciones.
"En mi opinión, es un ejemplo de resiliencia en mayúsculas. Desde el enfoque psicológico, su manera de afrontar el duelo muestra cómo es posible integrar una experiencia tan dolorosa como la que vivió sin quedar atrapado en el sufrimiento. Me encanta el hecho de concentrarse en recordar los momentos desde la gratitud. Este tipo de afrontamiento, en el que la pérdida se transforma en una fuente de aprendizaje y fortaleza, es un ejemplo del duelo adaptativo para muchas personas", describe en Relevo Tamara Arroyo, experta en gestión emocional, relaciones interpersonales y autoestima.
"Mi madre no podía tener fotos de Xana, hasta que llegué a casa y le dije: '¿Por qué no hay ninguna foto de Xana, mamá?'. 'No puedo, no puedo', me decía. 'Mamá, tienes que poner a Xana, Xana está viva. En el plano físico, no está. Pero en el plano espiritual está porque cada día hablamos de ella y nos reímos y recordamos'. Porque yo pienso que Xana todavía nos ve, cómo quiero que Xana piense que vivimos esto", se sincera Luis Enrique. La conversación eriza la piel.
"Desde la psicología, se sabe que este enfoque, centrado en la gratitud por los recuerdos compartidos, ayuda a mantener una conexión emocional con el ser querido, mientras se continúa construyendo el presente", analiza Tamara.
“No somos capaces de mirar de frente a la muerte”
Al final del tercer capítulo, Movistar Plus+ nos adentra en la cena solidaria de la Fundación Xana, de la que Luis Enrique es patrono fundador junto a su mujer, Elena Cullell, y cuyo principal objetivo es acompañar a los niños que sufren enfermedades graves y a sus familias.
"Bueno, están ahí las amigas de Xanita, vais a flipar, claro. Las amigas de Xanita son mujeres ya, Xana es todavía una niña de nueve años". Luis Enrique, en muchas ocasiones, sigue empleando el presente para hablar de Xana. "Xana ya tendría tres novios mínimos, vais retrasadas. ¿Pero lo dudáis?", bromea con las amigas de su hija.
"Actúa con resiliencia. Lo que hace es valorar la situación de forma realista y ponerla encima de la mesa y valora lo positivo. En lugar de focalizarse en lo negativo, lo que hace es aprovechar aquello bueno. Todo aquello que les ha dado su hija y que le están dando aún", valora David Peris Delcampo, presidente de la Federación Española de Psicología del Deporte, con el que se ha puesto en contacto Relevo.
"Lo ha trabajado muy bien a nivel psicológico [...] Lo que sí que muestra de Luis Enrique es que es capaz de encontrar soluciones en aquello que ocurra. Centrarnos en los problemas sabemos que nos perjudica si no buscamos solucionar los problemas", continúa.
"Salud, salud por Xanita", brinda Luis Enrique en una mesa llena de amigos -entre ellos, Carles Puyol- durante la gala y con una sonrisa de oreja a oreja.
"Luis Enrique, al final, entiende ese tipo de comportamientos, que -seguramente- lo hace como entrenador, buscar soluciones y esto es lo que ha hecho con esta situación. [...] De hecho, uno de los problemas que tenemos en nuestra sociedad es que no somos capaces de mirar de frente a la muerte. Sino que lo tenemos como algo que, bueno, no queremos echarle un vistazo y es algo que forma parte de la vida. Y Luis Enrique nos da una lección en relación a todo eso", concluye David.
“Xana era increíble, era una persona muy abierta...”
Con una entereza digna del respeto más absoluto, el exentrenador de la Selección recuerda los últimos instantes en la vida de su hija. "Y, al final de la enfermedad, que ya fue evolucionando, y cuando estaba ya muy fastidiada la pobre, ella aceptaba que su madre llorara porque nos decía cosas duras, muy duras y Elena, la pobre, se descomponía, y yo me ponía a llorar y, claro, ella no entendía que yo llorara", inicia. 'Papá, tú no llores, ¿eh? Y, en algunos momentos, fue muy duro. Pero muy duro, pero Xanita se murió en nuestra casa sin médicos ni nada, no se murió en un hospital. Se murió rodeada de su familia, de sus primas, de sus padres, abuelos. Fue algo muy, muy duro, pero muy emotivo, muy cercano", añade.
Durante el documental, que por momentos se convierte en terapéutico, el relato de Luis Enrique se mezcla con imágenes de Xana y con una canción de fondo: "Y las estrellas le llaman Xana", que se reproduce en la cena de gala.
"Xanita era increíble, era una persona muy abierta, muy espontánea, una payasa y además muy competitiva, muy valiente. Vamos, un volcán, y guapa encima, era como su padre. No, como su padre no, se parecía más a su madre", se despide, con un brillo en los ojos, Luis Enrique.