Loco Gatti desnuda sus miedos pasado el tiempo: "Antes de los partidos tomaba vino para sacarme el cagazo"
El legendario exportero habla del hoy y del ayer con Relevo.
En este segundo capítulo con Hugo Loco Gatti (Argentina, 1944) tiramos más a lo personal, a su hoy pero también y especialmente a su ayer, cuando un portero revolucionario patentó una manera de vivir bajo el arco.
¿Cómo lleva la vida aquí?
Este país es un mal necesario. Dios es argentino, nos lo ha dado todo, pero nosotros los argentinos no ayudamos para nada. Sabemos jugar al fútbol, que es lo que nos destaca y nada más, después no progresamos. Buena gente, país bárbaro, pero somos muy vagos, muy individualistas y con mucho ego, en lo cual me incluyo.
¿Cómo es un día suyo en Buenos Aires?
Como cualquiera, vengo aquí a tomar un café, al mediodía un vino, un choripán… Nada, no hago nada. Un vago.
¿No hace deporte?
Hacía, empecé a ir al gimnasio cuando dejé de jugar, ahí me mantenía. Después me rompo la rodilla, ya me cuesta más, pero sí, es una costumbre para mí hacer deporte. El deporte también es ver fútbol, ver al Real Madrid.
Haciendo un paralelismo, usted aquí puede ser como Casillas en España, que es una leyenda absoluta. ¿Siente ese reconocimiento aquí?
Yo soy reconocido, lo que pasa es que no jugué el Mundial del 78. Me rompí la rodilla, Rengo [cojo] y todo jugaba yo, pero no pude ir ese Mundial. De mi época soy uno de los tipos más queridos de fútbol argentino.
¿Qué pasó para no ir a ese Mundial? Porque por lo que se lee en la hemeroteca podía haber ido…
Era el único titular, el único titular de esta selección era yo. Lo que pasa que me rompí la rodilla y renuncié, con una pierna jugaba yo. Pero bueno, ya pasó. Jugó Fillol, que no lo hizo mal pero tampoco lo hizo bien.
¿Dejó de dolerle hace tiempo?
No me dolió. Cuando vine del campo, no sabía ni leer ni escribir ni lo que era un inodoro, mi idea era jugar en Boca o en River, la selección argentina nunca me volvió loco, me gustaba jugar, mas no me quitaba el sueño.
Decían que fue un inversor compulsivo y que tuvo vacas. ¿En qué se invertía en aquella época?
En vacas y en el campo, porque es la riqueza de este país y no le dan bola. Sí, siempre invertí en eso a través de un hermano mío. Nosotros nacimos en el campo y nos dedicábamos a eso. Era lo más seguro. Y sigue siendo lo más seguro pero no le dan la importancia a la riqueza más grande que tiene este país, que es el campo.
¿Es cierto que respiraba un algodón con alcohol cuando jugaba?
Sí, me ponía un algodón en el palo y de vez en cuando lo cogía y lo respiraba. Me despejaba la mente, también era un poco de cábala, si ganábamos lo hacía más. Era muy cabalero, todos los jugadores lo somos. También tomaba vino antes de los partidos. Cuando almorzábamos antes de jugar comía con vino. Me sacaba el cagazo. El deportista que te diga que no tiene cagazo nunca fue deportista. El ser humano es el bicho más raro, más inseguro y más cagón que hay sobre la tierra. Somos cagones los seres humanos, nos asustamos por nada.
Nadie lo hubiese dicho de usted.
Después lo superas. Yo entraba a la cancha y ya se me iba. Y había canchas que te iba mal y eran duras. Somos cagados. Escúchame, Argentina le gana a Francia el Mundial primero por el arquero, el Dibu Martínez, que estuvo en el momento justo, en el momento indicado. Y después porque Francia estuvo cagada. El único que le hizo partido fue un solo jugador, Mbappé, el que le peleó el partido a Argentina. Y no salió campeón del mundo porque la tapó faltando un minuto, el Dibu. Si esa pelota la agarra Mbappé, el campeón del mundo era Francia. Pero la agarró otro. Y se cagó.
¿También tenía whisky en los postes?
Eso fue en Rusia, un año antes del Mundial 78, fuimos a un partido amistoso. Y jugamos con nieve, hacía un frío que no se podía vivir. Tenía una petaquita de whisky y de vez en cuando me tomaba y te sacaba el frío. Nosotros no conocíamos la nieve. Yo agarraba la pelota con una mano, los diarios de Rusia sacaron que era mejor que Yashin. Y fue el mejor arquero europeo que yo vi en mi vida. Aunque ahora es más fácil jugar que antes.
¿Por qué?
Porque no hay picardía. En el fútbol si no le robas la billetera del pantalón al rival, no es fútbol. Tienen que existir trompadas, insultos. Cuando jugaba al fútbol, mi mujer se llamaba Nacha, y los contrarios me decían, 'Mientras vos jugás, Nacha está acostándose con este y con aquel'. A eso me refiero, y te la tenías que bancar. Esas cosas ya no hay.
¿Y usted qué le decía a los rivales?
No, me reía. 'Sí, sí, tenés razón'. ¿Qué voy a hacer? Eso es fútbol. Para pillos, como era Raúl. Raúl fue un tronco, pero era pillo, un crack. Era el más vivo de todos. Goleador, veía la jugada antes. Pero condiciones no tenía.
Usted fue de los primeros jugadores en tener merchandising. Un juego infantil, publicidad en las camisetas… ¿Cómo arrancó aquello?
Nació de mí. No nos podían pagar entonces y el club decía 'te vendemos el pecho o véndelo tú', con alguna publicidad, así comenzó. La vendía yo, pero no nos pagaban un mango, el juego de fútbol no ganaba un mango...
¿Si hubiese sido jugador ahora, tendría más dinero?
Yo sería dueño de Argentina si jugara ahora. Argentina sería todo mío. En vez de estar Milei, estaría yo de presidente.
¿No ahorró, no invirtió?
No me puedo quejar. Yo tuve mucho dinero y un día se me fue, pues cosas de la vida, pero siempre he vivido muy bien y estoy bien. España me ayudó mucho también.
¿Guarda recuerdos de camisetas, botas…?
Nada. Yo pude tener la camiseta más grande que existió y existirá, la de Pelé. Yo jugaba para River y él para Santos. Terminó el partido y el negro quería la mía. Pelé me quería mucho. En la época aquella el clásico de América era River contra Santos. Jugué cuatro veces en contra de Pelé. Y siempre preguntaba '¿'Joga' el Loco?', porque yo lo hacía reír. Después cuando estuvo en el [New York] Cosmos llamó a Menotti, que era muy amigo suyo, para preguntarle por mí. Y César le dijo, 'no, mira Pelé, Gatti es un arquero en serio, lo puedes llevar igual porque te va a rendir, pero es un arquero en serio'.
¿A qué portero se asemejaría ahora?
A ninguno. Ningún portero del mundo sería como era yo en mi época. Ninguno. Amadeo Carrizo, de River, que está en el cielo, Yashin, en Europa, muy bueno. Después ya no.
¿Creó escuela?
Navarro Montoya fue el único que decía que era fanático mío. Creo que jugaba inspirándose en mis vídeos y con mi imagen. Lo hacía muy bien.
¿Se arrepiente de algo?
Yo soy sincero, que con una pierna como jugué en mis últimos años, podría haber jugado el Mundial de Argentina, el de México y el de España también. Y no jugué ninguno.