Malos resultados, un equipo a medio hacer y un disgusto por el 'caso Mbappé': así ha sido el primer mes de la era Luis Enrique
Luis Enrique cumple su primer mes como técnico del PSG con varios frentes todavía sin resolver.
"La especie que sobrevive es la que mejor se adapta a los cambios", dijo Charles Darwin en El origen de las especies, pero en 1859, año de publicación, no existía el caso Mbappé. Este sábado se cumple el primer mes de Luis Enrique a los mandos de la entidad parisina y el asturiano no ha hecho nada más que encajar derechazos. La posible salida o banquillo de Mbappé, los malos resultados en la pretemporada, el asfixiante fair play financiero o el runrún de su salida, son algunos de los frentes que se han abierto los últimos 31 días.
A día de hoy, el mayor obstáculo por sortear es el relacionado con el futuro de Mbappé. La situación es clara: el futbolista quiere cumplir su contrato y el club quiere venderlo a toda costa, pero mientras ambas posturas no se acerquen, todo son especulaciones. El PSG no puede forzar una venta, pero sí que puede intentar dejar a Mbappé todo el año en el banquillo. Una medida poco tolerada por el técnico, quien solicitó tener toda la potestad sobre el futuro deportivo del crack francés.
Precisamente esa negativa genera mayor desavenencia respecto al club desde el campamento de Lucho. La idea inicial era contar con el de Bondy pese a no renovar, pero dicho deseo ha sido arrebatado desde Catar. Estos días se ha generado un runrún que especula con la marcha del entrenador. Como ha podido saber Relevo, la situación con Mbappé genera cansancio en el técnico, pero sobre su continuidad no hay una decisión tomada.
En esta última semana también se han publicado otras informaciones que no son ajenas para el staff, como la posible marcha de Luis Campos, que adelantó Le Parisien. Algo que de hacerse oficial no sería del agrado del cuerpo técnico, pues la corta relación con el portugués estaba siendo fructífera para ambos bandos. Campos está cumpliendo con las peticiones del entrenador, como pueden ser la llegada de Arnau Tenas y la próxima incorporación de Ousmane Dembélé, algo que ha estrechado vínculos.
Malos resultados con una plantilla a 'medio' hacer
En lo deportivo, el PSG ha hecho una pretemporada llena de malos resultados. En cinco amistosos disputados han cosechado dos victorias, otro par de derrotas y un empate. De esos dos triunfos, uno fue con Mbappé todavía seleccionable para Luis Enrique y el otro frente al Jeonbuk Hyundai Motors, equipo surcoreano de media tabla.
Las derrotas contra el Cerezo Osaka y el Inter de Milán, y el empate contra el Al Nassr dejan entrever a un equipo muy necesitado del crack de Bondy. Pese a estos resultados, la tranquilidad de Luis Enrique es máxima, pues conoce el propósito de la pretemporada: tantear a la plantilla e implantar sus primeras ideas de juego. Además, considera que el equipo está incompleto, pues, todavía quedan varias salidas por resolver y alguna petición por solventar.
Hace falta metralla arriba y parece que la llegada de Gonçalo Ramos, en calidad de cedido con compra obligatoria la próxima campaña, está cada vez más cerca. Por otro lado, la paulatina vuelta de Neymar es algo que ilusiona al asturiano, pues guarda en alta estima al brasileño de su pasada relación en Barcelona. En definitiva, el principal deseo de Luis Enrique es suplir la más que probable ausencia de Mbappé y para ello el club debe estar pendiente al fair play financiero.
No hay mayor enemigo para las normas financieras que pagar 72 millones de euros brutos a un jugador, además de tener pendiente la segunda parte de la prima de fidelidad que supondrá un gasto de 40 millones el primer día de septiembre. Y por si fuera poco, todavía falta abonar los 60 millones de prima correspondiente por renovar el año pasado. Un total de 172 millones a pagar en menos de 12 meses que, sin duda, trastoca todos los planes a futuro.
Una situación que el asturiano ya esperaba, pero aun así está haciendo mella en la reconstrucción que tenía en mente. Al final, estas cosas pueden pasar cuando un club hipoteca su futuro para mantener a un 'megacrack'.