STADE REIMS

Jugarte la Copa y el descenso en siete días invita a un debate complicadísimo: "Pasa a un segundo plano..."

El Stade Reims disputará el playoff de permanencia en Francia y, entre medias, la final copera ante el Paris Saint Germain.

El Stade Reims celebra un gol./AFP
El Stade Reims celebra un gol. AFP
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Una conversación tuitera entre Andrés Onrubia y Álvaro de Grado (casi nada) nos descubre una de las historias más curiosas del final de temporada. El Stade de Reims afronta una de las decisiones más relevantes de su historia en una semana que, sin duda, marcará su trayectoria, tanto para lo bueno como para lo malo. El próximo miércoles 21 jugará la ida del playoff de descenso a la Ligue 2 ante el Metz, el tercer clasificado de la segunda categoría. Tres días después, disputará la final de la Copa de Francia ante el Paris Saint Germain. Cerrará su temporada el jueves 29 con la vuelta de la mencionada eliminatoria frente al Metz.

En Francia, el formato marca que los dos últimos de la tabla de la Ligue 1 bajan a Segunda y los dos primeros de la Ligue 2 tienen garantizado también el ascenso. El tercero por la cola y el tercero por arriba se miden en un cruce en el que el ganador competirá en la élite y el que salga malparado se conformará con la categoría de plata. Dicho lo cual, el Reims se jugará seguir en Primera a la vez que un título. ¿Qué debe priorizar? El futuro y la lógica marca que es mejor conservar la categoría, pero ¿cuántas veces más llegará la oportunidad de ganar un trofeo?, ¿y de jugar Europa? Y, sobre todo, ¿cómo cambiará la vida de los protagonistas por ganar un título al PSG y coronarse como campeones?

Sin duda, el debate está ahí, aunque tampoco es vinculante. Es decir, tirar la Copa no garantiza salvarse ni dejarse la vida en la Copa implica descender de categoría. Ni muchísimo menos. Solo habría algún matiz innegociable como que ganar el título no les permitiría romper la noche y llenar las calles para festejar, porque todavía se estarían jugando la carta más importante solo unos días después. Aun así, resulta interesante estudiar la postura del Stade de Reims...

Tal y como informa Andrés Onrubia, Samba Diawara, entrenador del Reims, no ha tenido reparo en asegurar que la Copa "pasa a un segundo plano" y que la prioridad, por tanto, es garantizar la continuidad en la élite. En la misma línea, Diouf, el guardameta, expresa: "Va a ser difícil concentrarse en la final. No voy a decir que no quiera jugarla, pero tiene un sabor amargo". Por supuesto, es la primera vez que ocurre en la historia del fútbol francés.

Su presidente, Jean-Pierre Caillot, había prometido ir en bicicleta al Stade de France para llegar a tiempo a la final copera ante el PSG, como un propio homenaje por la hazaña conseguida. Hasta había recibido un casco especial para la ocasión y tenía organizado todo junto a sus amigos cercanos. Pero lo ha cancelado a última hora por la importancia que tiene este escenario: "En el contexto excepcional que atraviesa el club, y tras el escenario contrario de este sábado, todas las energías, tanto de los jugadores como de la directiva, los empleados y la afición, deben centrarse por completo en el campo y en las tres finales que le esperan al Stade Reims".

Un precedente

Cuando la historia ya de por sí parecía una historia magnífica, apareció Álvaro de Grado para mejorarla. Resulta que en el año 2013, el Wigan disputó una final de Copa contra el Manchester City. El equipo de Roberto Martínez dio la sorpresa y se impuso por cero goles a uno, gracias a un tanto de Ben Watson en el descuento. Curiosamente, el único cambio que hizo el técnico español, solo diez minutos antes de la hazaña. En aquel equipo jugaban los también españoles Joel Robles o Jordi Gómez, que siempre recordarán cómo tumbaron a los mancunianos para darle a su club el primer título de su historia.

Cosas del fútbol, tres días después el Wigan descendió de categoría. Ha llovido mucho desde entonces, pero no han vuelto a ascender a la Premier League. Quizás ahora, con el paso del tiempo, alguno de sus seguidores se plantee si realmente mereció la pena tanto esfuerzo en Copa por su inmediata traducción a descender a segunda categoría. Pero posiblemente recordarán el título como uno de los días más felices de su vida.

Álvaro de Grado lo expresa bien claro: "¿Y sabes qué? No cambiarían en su vida esa victoria en la FA Cup por ninguna permanencia. Al año siguiente compitieron en Europa". Así lo hicieron, efectivamente, en la fase de grupos de la Europa League en la que cayeron eliminados en cuarta posición, en una tabla con el Maribor, el Rubin Kazan y el Zulte Waregem.

Ahí está el debate en el aire, sin una respuesta clara y un futuro incierto. No es vinculante, pero qué es mejor: ¿la Copa o la salvación?