"Es una liga de locos": una clasificación al revés, Nafti y un dato insólito en Segunda
El entrenador del Alcorcón expuso que si se cuentan solo las últimas jornadas, la tabla daría la vuelta. Efectivamente, su creencia es certera.

"Es una liga de locos". La frase podría ir entre comillas, porque no es una opinión de alguien en concreto, sino de cualquiera. Y, desde luego, no hace falta especificar que el personaje en cuestión se refiere a Segunda División. Ya deja más dudas quién es el autor de esta realidad y estamos para aclararlo: Mehdi Nafti. Al entrenador del Alcorcón no le queda otra que tomarse con humor los resultados de las últimas jornadas. Su empate ante el Eldense puede resultar satisfactorio, pero menos si considera los otros marcadores del fin de semana en una competición en la que completar una quiniela debería entregar a su único e imposible acertante dinero suficiente para hacer frente a las fortunas de Elon Musk o Bill Gates.
"Desde la tranquilidad, eh. Desde la tranquilidad. Mira el Amorebieta que puntúa en Burgos, el Villarreal B le mete tres al Sporting, el Tenerife gana en Oviedo... Los de arriba parece que no quieren entrar en playoff y los de abajo parece que... Habría que mirar la clasificación de las diez-doce últimas jornadas. A lo mejor estaría todo puesto al revés. El Leganés, seis partidos sin ganar y seis puntos de 18. Es una liga de locos, es una liga de locos. Está en nuestras manos hasta ahora y poco más", expuso Mehdi Nafti en la rueda de prensa posterior al empate.
¿Es cierto este dato que presenta? De ser así, incurriría en un profundo delirio que, a buen seguro, no se da en ninguna competición del planeta. Relevo ha decidido comprobar con detenimiento cómo estaría la Segunda División si solo se tuviesen en cuenta los resultados desde la Jornada 25. Es decir, como pide Nafti. Y ahí, realmente, algo ha patinado. Valladolid, Espanyol, Racing, Amorebieta, Elche y Eibar ocuparían los puestos de ascenso directo y playoff. Es decir, la gran mayoría está en la parte alta salvo la excepción del Amorebieta.
Reduciendo la muestra a diez, tampoco cambia en exceso la película. El Valladolid, el Espanyol, el Amorebieta, el Elche, el Leganés y el Oviedo copan los puestos de renombre. Se puede decir, pues, que la reflexión de Mehdi Nafti ha resultado algo exagerada. De hecho, ese delirio de que cada partido pueda acabar en hazaña del presunto pequeño frente al presunto grande en realidad es más reciente. Es lo que tiene vivir con el agua al cuello y que cada partido, tuyo o de rivales directos, se haga un mundo. El tiempo no avanza, 90 minutos, un martirio.
Pero la cosa cambia, y mucho, si el filtro se reduce hasta las cinco últimas jornadas, tomando como referencia la 33. Atención porque los resultados dan la vuelta de forma drástica y, efectivamente, la clasificación da una especie de vuelco, con equipos aspirantes al ascenso hundidos en la parte baja y aquellos llamados a sufrir, de repente, en posición de nobleza.
La clasificación de Segunda con solo las cinco últimas jornadas
- 1- Valladolid (2º en la tabla general)
- 2- Eibar (3º)
- 3- Villarreal B (20º)
- 4- Real Zaragoza (13º)
- 5- Andorra (22º)
- 6- Amorebieta (21º)
- 7- Alcorcón (18º)
- 8- Espanyol (4º)
- 9- Albacete (19º)
- 10- Oviedo (8º)
- 11- Cartagena (14º)
Salvo Valladolid y Eibar, al frente de la clasificación, ocuparían puestos de playoff cuatro equipos que están peleando por evitar el descenso: Villarreal B, Real Zaragoza, Andorra y Amorebieta. Y el que anda peleando por esa sexta plaza no es otro que el Alcorcón. En el top 10 también está el Albacete. ¡Seis de los de abajo han renacido!
Por debajo, sorprende la caída del Leganés (15º), del Sporting (14º), del Burgos (16º) o del Racing (17º). Pero todavía más la del Elche, que ocuparía puestos de descenso cuando en la realidad todavía ocuparía la quinta plaza. "Una liga de locos". Ya lo dice Nafti y cualquiera. Segunda División, un año más, promete emociones fuertes. Si en Primera está todo encarrilado, salvo séptima plaza y la última posición de descenso, en su categoría inferior es impensable adivinar qué es lo que va a ocurrir. Están locos, sí, pero bendita locura.