Yeray y el fútbol después de un cáncer: "Mi cuerpo se transformó, tenía barriga y no sabía si volvería a jugar"
El central del Athletic describe cómo superó un tumor testicular que le cambió la vida y su forma de ser.

Yeray sonríe. Se divierte en el entrenamiento con sus compañeros en una sesión táctica en la previa de un nuevo partido de LaLiga. Atrás han quedado los días marcados por la incertidumbre del cáncer. Los sinsabores de la quimio, la fatiga y el desgaste corporal y emocional que tuvo durante meses. Es una nueva persona. Y un nuevo jugador, también. En un año en el que el fútbol ha vuelto a quedar paralizado por las noticias de cuatro jugadores de la Bundesliga que hacen frente al cáncer testicular, Relevo repasa con Yeray Álvarez, central del Athletic Club, su enfermedad, los momentos más duros y las alegrías que ahora invaden su vida.
El liderazgo no se pide. El liderazgo se consigue. Y él lo tiene, pese a que no le gusta demasiado hablar de ello y prefiere pasar la pelota a "Muni, Demar o Willy que llevan más años" en el primer equipo. Pero los que le vemos desde fuera podemos afirmar que con 27 años, una titularidad ganada a pulso y un cáncer testicular superado, su figura ha ganado peso temporada a temporada. Precisamente el fútbol, lo más importante de las cosas menos importantes, quedó aparcado en la mente del joven de Barakaldo.
"El fútbol lo dejé un poco aparte, no me dio igual, pero sí lo aparté. Ni siquiera sabía si iba a volver o de la manera en que iba a volver. Engordé 10 o 12 kilos, mi cuerpo se transformó, tenía barriga, se me fueron todos los músculos y al final no sabes si vas a ser capaz de volver a jugar o estar a un nivel de primer equipo", recuerda en una charla con este periódico en la azotea del nuevo edificio de Lezama, con vistas privilegiadas al césped de los campos por los que trotaba durante su recuperación.
"Acabas de pasar un proceso en el que te podías haber quedado ahí", dice, aunque también recuerda que el día a día con sus compañeros le ayudó a pasar el mal trago y "en nada" se vio en la dinámica del grupo. Eso sí, con el sufrimiento interno: "Me dolían mucho las rodillas por soportar el peso que había ganado y porque había perdido músculo. Fue complicado, pero por lo menos se me hizo bastante corto".
Los momentos más duros
El cáncer. Esa palabra. La que nadie quiere escuchar pero que, lamentablemente, cada vez está más presente en nuestra sociedad. Yeray lo sabe bien. Por su caso, un cáncer testicular diagnosticado en las navidades de 2016, pero también porque perdió a dos de sus abuelos por ella. Hemos querido recorrer el camino que tuvo que vivir de manera cronológica, desde el mismo día en que sintió que tenía un bulto en uno de sus testículos e iniciaron un recorrido de pruebas en que nadie, o al menos no él, imaginaba las consecuencias.
Tras dos primeras pruebas en las que no encontraron ningún problema en su testículo, en plenas vacaciones navideñas de 2016 todo cambió. Antes de recibir al Racing de Santander en un partido de Copa, Josean Lekue, médico del club, le llamó para reunirse en Ibaigane, el palacio donde se encuentran las oficinas de la entidad bilbaína. Al llegar, en la sala le esperaban el propio médico, Josu Urrutia, presidente entonces del Athletic, y Ernesto Valverde, entrenador del primer equipo en esa época.
"Ni siquiera eres capaz de entender que te han quitado un tumor porque en 'cero coma' estás de vuelta y lo aparcas un poco"
Jugador del Athletic Club"Había tenido un problema en la rodilla y no sabía si podría ser algo grave relacionado a eso. No me imaginaba que iba a ser algo del testículo. Ni mucho menos un cáncer". Pero así era. "Al principio no lo asimilas del todo, no eres consciente de que tienes un tumor con 21 años. Se te hace raro escuchar esa palabra, ni siquiera conocía la enfermedad. No eres capaz de asimilar lo que tienes".
Aquel día fue complicado, cuenta, pero lo más duro fue sentarse con sus padres, sus amigos y su ex pareja. Un proceso de "uno o dos días en el que lo asimilas" y que es "uno de los momentos más duros". "Más que miedo, es respeto. Cuando escuchas cáncer, conoces gente que no lo ha conseguido pasar, pero tú desconoces totalmente la enfermedad. Se habla de porcentajes, de resultados favorables y no favorables… Es más respeto por lo desconocido que miedo".
Sin embargo, aquella época la superó muy rápido. "Ni me enteré", dice. El 4 de febrero, el día Mundial contra el Cáncer, regresó a los terrenos de juego. Un mes y medio en el que más allá de "unas cuantas grapas y recuperar la cicatriz en una zona que es un poco complicada", el deporte de élite le volvió a evadir de esa realidad. "Ni siquiera eres capaz de asimilar que te han quitado un tumor porque en cero coma estás de vuelta y lo apartas un poco".
Otro golpe
Continuó la temporada. Pasando páginas, partidos, objetivos. Viviendo, al fin y al cabo. Pero en verano, durante una convocatoria con la selección sub-21 y previo a la Eurocopa de la categoría, llegó el tortazo. El verdadero golpe. "El más duro", dice él. El cáncer se había reproducido y había que tomar medidas. "Estás inmenso en el fútbol, acabas de llegar a Primera, te convocan la selección sub-21, incluso fui varios días con la absoluta... Estás dentro de una burbuja que te hace evadirte de todo lo demás. Y llega esto en el peor momento, ese fue quizá el momento más complicado", recuerda.
Volver a sentarse frente a sus padres, sus amigos y su gente cercana. Volver a empezar. Y, además, ahora aparece otra palabra maldita: quimioterapia. "Tu cuerpo va a cambiar, tus defensas van a bajar y da todavía más respeto porque escuchas muchos efectos secundarios, y alguien deportista que está acostumbrado a hacer deporte te van a quitar todo". Iniciaron meses de sesiones interminables, desde las 9.00 a las 14.00, compartiendo terapia con otros enfermos y las malditas secuelas.
"Los efectos son muchos: mareos, náuseas… Quieres comer pero a la vez no quieres porque vas a acabar vomitando. No puedes ni beber un vaso de agua porque te sabe a hierro por el contenido de la quimio. Cosas a las que nunca das importancia, como beberte un vaso de agua, en ese momento la tienen. Levantarte al baño y estar tan cansado como después de un partido. Esos momentos sí que son duros", rememora, destacando "la suerte" de tener cerca a su familia.
En la dificultad, en los días ásperos y monótonos de un enfermo de cáncer, le llegó "el gesto más bonito que se ha hecho en el mundo del fútbol". Toda la plantilla del Athletic decidió tener un detalle con él. Acercarse y hacerle sentir como uno más rapándose el pelo al cero por sorpresa. "Esa foto la tengo bien guardada, nunca voy a tener palabras de agradecimiento para tal gesto. Fue impactante entrar al vestuario y verles, aunque al principio no entendía nada. Fue súper especial". Una cuadrilla de amigos, se suele decir del vestuario rojiblanco. Ese día fueron algo más. Hermanos.
La recuperación
La vida es complicada. Ni siquiera el día en que los médicos le confirmaron que había superado el cáncer la realidad le dejó sonreír. "Fue un día complicado. Fue el día de la muerte de mi abuela", relata. También de cáncer. "Ya sabíamos lo de mi abuela, pero fue el mismo día que yo fui a hacer las últimas pruebas. Coincidió con eso", cuenta con pena. La buena noticia es que el cáncer había quedado atrás y que poco a poco iba a poder recuperar su vida, que ha cambiado "muchísimo" desde entonces.
"Yo era un chaval muy tímido y no hablaba casi con nadie. Una vez que te pasa eso te abres a la gente, socializas más, eres mucho más amable. Creo que cambié para bien". Ahora se centra en tener regularidad en el fútbol y en ayudar a las personas que se lo piden, sobre todo a las que lo hacen de forma privada, alejado de mensajes públicos. "Hablo con gente que tiene el mismo tipo de cáncer y me escriben, les contesto o les llamo. Prefiero mil veces eso a alguien que es conocido y que sé que va a tener mucho más apoyo".
"No me gusta demasiado mandar mensajes públicos a gente conocida sobre el cáncer, prefiero hablar en privado con quienes me preguntan algo sobre la enfermedad"
Jugador del Athletic ClubEn ese sentido, el futbolista manda un mensaje a todos aquellos que estén pasando por una enfermedad similar y deban afrontar un proceso de recuperación complicado. El mensaje "es de ánimo y apoyo", pero sobre todo un consejo, si se puede llamar así. "No estar solo, no evadirte de toda la gente que conoces, aunque es verdad que la quimio te lleva a eso. El proceso no sé si será corto o largo, pero lo vas a tener que pasar, y puedes hacerlo de una manera más amena o más dura. Les animo a que salgan, a que intenten hacer cosas y que sigan intentando llevar la vida de la manera más normal que puedan".
Incluso, Yeray le pone una sonrisa a su enfermedad y su proceso. Bromea sobre ello y cuenta a Relevo una anécdota divertida con Ernesto Valverde, en la anterior etapa del entrenador en el Athletic. "Antes de un partido, en la charla antes de salir, de repente Ernesto soltó: 'Venga chavales, con dos huevos'. Me miró Willy y yo dije: 'alguno solo tenemos uno'". Un comentario que dejó a Valverde ciertamente apurado, pero que demuestra la vitalidad con la que el central revive su enfermedad. "No pasa nada, siempre hacemos bromas. A mí no me importa. De hecho, en el momento que te van a quitar un testículo te dan la opción de ponerte una prótesis, pero a mí me daba igual".
Años después, líder del Athletic
Hoy, casi seis años del día en que le comunicaron su enfermedad, Yeray es uno de los jugadores más importantes del Athletic. Él no se siente cómodo destacando sus virtudes, aunque acepta que ha dado un paso adelante esta temporada. "Para mí la regularidad es lo primordial, no sé en qué momento me encuentro de nivel, yo lo que sé es que físicamente me encuentro bien, que es lo importante".
Este año, ante la ausencia de Iñigo Martínez, Valverde le pidió que mandara y dirigiera a sus compañeros y él respondió a la perfección. Incluso, son muchos los que le piden para la Selección Española, algo a lo que no le da mucha importancia. "Si me llaman estaré encantado, pero mi pensamiento es ganar con el Athletic. Yo soy feliz ganando con el Athletic, entrenando y viniendo aquí todos los días".
En ese recorrido con los rojiblancos, acepta que ahora están pasando un momento complicado de resultados, agravado por el "muy mal partido" jugado ante el Barcelona. Un choque en el que dijo haber vuelto a sentir las peores sensaciones como en la final de Copa. "No es un bloqueo. En otros partidos que hemos perdido, como el Espanyol o el Atlético, habíamos podido jugar a nuestra manera y con nuestro estilo, pero contra el Barça salía todo mal. Intentabas apretar y no eras capaz, intentabas sacar el balón y no eras capaz, intentabas replegar y te generaban superioridades… Lo comentamos varios en el vestuario, hacía tiempo que no sentíamos esa frustración".
Más allá de derrotas puntuales, Yeray se centra en seguir disfrutando del Athletic. De su Athletic. De entrenar cada día y jugar en San Mamés "con la mentalidad de siempre" para continuar demostrando que este equipo quiere seguir dando pasos adelante. Y allí estará él, liderando la defensa y disfrutando del fútbol.