VALENCIA CF

Así es Yarek Gasiorowski, la perla del Valencia que fichó ¡por el chivatazo del cura del pueblo!

Rosario Hernandis, madre del talento valenciano, descubre al último canterano de 'la quinta del Pipo'.

Yarek con su madre. /Relevo
Yarek con su madre. Relevo
Nacho Sanchis

Nacho Sanchis

Si el año 2023 ha sido el año de la explosión de Javi Guerra o Cristhian Mosquera en el Valencia CF, el 2024 va a ser el de Yarek Gasiorowski. El joven central, de tan solo 18 años, cerró el año natural con una irrupción inesperada incluso para él mismo jugando seis de los últimos siete partidos que se disputaron antes de que sonaran las 12 campanadas y confirmó lo que los analistas de fútbol base llevan años diciendo: su talento apunta a estrella del país. Quizás por ello, su valor de mercado hoy por hoy es ya de diez millones pese a que apenas lleva 'cuatro ratos' en la élite.

Yarek lleva años acaparando el foco no solo en Valencia, sino en España donde ha sido un fijo con todas las categorías inferiores. Llama la atención por su talento y por su curioso nombre y apellidos. Sin embargo, detrás de todo ello hay un camino más que curioso en el que parece que el destino ha preparado todo minuciosamente para que el central consiga llegar a la élite del fútbol. Por ello, desde Polinyà de Xuquer, pueblo natal del jugador donde todavía vive, su madre Rosario Hernandis cuenta la todavía breve historia de su hijo. Rosario es mucho más que la madre de Yarek. Es quien le ha llevado a los entrenamientos, ha vigilado su estado físico, anímico... Ha sido como su primer mánager, algo que ha podido desempeñar desde que acordó con su marido dejar de trabajar para centrarse en sus hijos.

Yarek en Mestalla.  Valencia C.F.
Yarek en Mestalla. Valencia C.F.

El hecho de que en Polinyà apenas vivan 2.459 personas lleva a que por cada paso que se da, una persona diferente felicita a Rosario por los éxitos de su hijo. Todos le conocen allí. A ella, a él, a la familia y a su padre polaco, Roberto Gasiorowski, quien vino a España para dar dinero a su familia en Polonia tras el fallecimiento de su padre y conoció a Rosario en una empresa de cítricos. La explosión tan temprana del jugador ha cogido por sorpresa hasta a su propia familia por como en el club habían trazado su camino: "Yo pensaba que hacia el final de temporada sería cuando le darían oportunidades, es lo que nos dijeron que había planificado para él, pero entre unas cosas y otras, pues mejor que esté jugando ya, claro", comenta su madre.

En el club che han mimado a su perla desde hace años sabedores del talento que tenían entre manos. Lo que nadie sabía hasta hoy es que Yarek llegó al club 'por la gracia de Dios'. Don Enrique, actual cura de la Sagrada Familia de Alzira y del Hospital de la Ribera, fue quien recomendó a un trabajador del Valencia que tenían que ir a ver a un chico joven del Alzira que era muy bueno. Ángel Murciano, del departamento de captación, le hizo caso y acudió... para quedarse maravillado con el futbolista.

"Un día me llamó Don Enrique pidiéndome que le deletreara el apellido de Yarek, que se lo estaba diciendo a alguien del Valencia, yo pensé que ya se apañarían... Y a las semanas nos llamaron para ficharle tras venir a verle. Al principio yo no lo tenía claro porque además teníamos que pagar nosotros y llevarle todos los días, pero entre que me hicieron una rebaja y que Don Enrique se ofreció a llevarlo, acepté", cuenta la madre, quien señala entre risas que "al final le llevé yo siempre ¡Pero Don Enrique no se perdía ningún partido!"

Yarek de pequeño jugando en el Alzira.  Relevo.
Yarek de pequeño jugando en el Alzira. Relevo.

Su inicio en la portería y un salario ocultado

Antes de marcharse al Valencia, Yarek disfrutó en Polinyà y en Alzira del fútbol. De hecho, ahí empezó jugando como portero una posición que todavía desempeña cuando juega con sus amigos algunas pachangas. Sin embargo, cuando se fue al Alzira eso cambió: "Yo no quería que fuera portero porque iba a sufrir mucho tanto él... como yo, aunque yo todavía sufro. Le llegué a decir: como te pongas de portero no te traigo más. En el fútbol nunca hacen bastante los porteros. Aunque es verdad que los centrales ya pueden hacer diez despejes buenos que si fallan uno, también le dicen algo", comenta su Rosario.

Al llegar al Valencia, el cambio fue radical. Yarek proviene de una familia humilde con unos valores bien afianzados: su madre tenía una panadería y ahora es catequista del pueblo, así como está en la asociación contra el cáncer. Él se educó en los Maristas y toda la vida ha estado en el pueblo con sus amigos. Por eso, llegar a todo un Valencia CF, con la competitividad y cambio de vida que eso implica hizo que sus padres fueran previsores y para que su hijo mantuviera dichos valores.

El campito de futbol sala de Polinyà de Xuquer donde Yarek todavía juega con sus amigos.  Relevo.
El campito de futbol sala de Polinyà de Xuquer donde Yarek todavía juega con sus amigos. Relevo.

"Creo que a los chicos les pagan demasiado pronto, de hecho a mi hijo no le dijimos que cobraba, él veía que sus compañeros cobraban y pensaba que él no. Y yo le decía: tú estate contento porque estás jugándolo todo, no importa el dinero", cuenta su madre. Esa forma de educación la mantuvieron hasta que Yarek firmó su primer contrato profesional, solo entonces le desvelaron que habían guardado mes a mes todo lo que ganaba en una carpeta bancaria. "Se me quedó una frase que le dijo Sergio Ventosa, directivo del club: 'He visto muchos chicos que se han comprado en Rolex y ahora trabajan de cajeros'. Hay que coger todo con pinzas en el fútbol y por eso actuamos así con Yarek", comenta Rosario.

Un futuro con los pies en el suelo

Derivado de todo lo explicado, no es de extrañar que Yarek pese a su irrupción mantenga los pies en el suelo. Gasiorowski sigue viviendo en casa de sus padres, aunque alguna noche pernocte en Valencia en casa de algunos compañeros que ya son amigos como Mario Domínguez, pero cuando llega a Polinyà es él mismo: "Cuando llega de entrenar se pone el chándal y se va con sus amigos como uno más. A nivel ropa le dejamos que se compre algunos caprichos, pero procuramos que no sean demasiados", como bien dice su madre.

El futuro del central es prometedor. Su contrato expira en 2025, pero se ampliará automáticamente cuando juegue un número concreto de partidos. El chico que iba de pueblo en pueblo ganando torneos de verano es hoy un profesional que cumple su sueño, el de sus padres y el de su difunto abuelo: "Cuando mi padre aún estaba, pero ya estaba malito, su ilusión era que me acercara a su cama y le contara cómo había jugado su nieto". Hoy, qué duda cabe, estaría más que orgulloso.