Xabi Alonso, el gladiador en traje de marca con alma de artista 'indie': "Era normal verle por Jorge Juan dando paseos con su mujer"
El próximo entrenador del Real Madrid forjó en su tiempo de blanco una imagen de futbolista comprometido, elegante y culto.

La banda escocesa Belle and Sebastian tiene una canción de menos de un minuto titulada No quiero jugar al fútbol, lo cual llevaría a pensar en el típico rechazo de la cultura al deporte, pero el hecho de que se planteasen incluso titular un disco La revancha del portero apunta más bien a ese odio del aficionado que termina harto de su equipo y no quiere saber nada de él. Ese odio que solo existe en quien ama encendidamente.
Los escoceses han trufado sus letras con referencias al fútbol —y, curiosamente, también a otras disciplinas como el béisbol— y han hecho obvio que el balompié forma parte de sus rutinas. Por eso, cuando Stuart Lee Murdoch, el cantante, andaba a lo suyo en aquel concierto de julio 2013 en el Jazzaldia de San Sebastián, lo más probable es que no tardase mucho en reconocer a Xabi Alonso en la platea, cerquita del escenario.
A ellos quizá pudo sorprenderles tener delante a un futbolista de ese calibre y en activo, porque el estereotipo del jugador está bastante lejos de la música independiente que enarbolan, pero casi cualquier español sabía en aquel entonces que Xabi Alonso era especial, que siempre lo fue, que se resistió a formar parte de la masa de futbolistas. Y estuvo en aquel concierto, pero probablemente en otros tantos más como ese, porque siempre le gustó ese tipo de música alternativa. Cuando todavía usaba Twitter con más frecuencia solía exponer algunas de sus bandas favoritas, todas cortadas por el mismo patrón: Wilco, The XX, Arcade Fire, Arctic Monkeys, Morrisey...
Ahora va a entrenar al Real Madrid y el fichaje llega por su calidad como técnico, por esa Bundesliga histórica con el Bayer, pero también alegra la secuencia el hecho de que sea un histórico jugador del club y un tipo admirado, reconocido, de esos que sabes positivamente que no te va a fallar en una crisis. Para un cargo como el de entrenador del Real Madrid se necesita una de esas personalidades que los anglosajones conocen como bigger than life. Y nadie espera de Xabi Alonso nada que no sea eso.
Xabi es delicado, culto, analítico y dueño de sus silencios, pero visto así quedaría casi como alguien frío y no lo es, al menos no cuando de fútbol se trata. Unos pocos meses después de aquel concierto, el Real Madrid ganó una Champions. No, bueno, no una Champions, ganó la décima en Lisboa, que era mucho más que eso. Alonso estaba en la grada por una amarilla aguafiestas que le había dejado fuera del gran partido. Esa norma, por cierto, se cambió después de aquello para que los jugadores llegasen limpios a las finales y no se desluciera el espectáculo.
El caso es que él estaba vestido con un traje, impoluto, porque siempre parece sacado de un anuncio de ropa buena, en la grada, barruntándose una derrota con una carga como ninguna, contra el rival ciudadano y tras tantos años de sequía europea. El gol de Ramos le pilló, por confesión propia, pensando que ya había llegado el final y que la plata de la medalla iba a ser de un amargor insoportable.
"¡Buf! ¡Qué sufrimiento! Yo estaba completamente hundido. Lo veía imposible. Pero ahí salió ese cabezazo y lo cambió absolutamente todo. Solo por ese momento le estaré eternamente agradecido a Sergio. De por vida. Lo que nos hizo conseguir fue tremendo", explicaba un año más tarde en una entrevista con Daniel Entrialgo en Gq.
Alonso explicó más tarde su miedo, pero lo que se vio en el campo es un clip que estos días corre por los teléfonos de los madridistas como reafirmación de que él es uno de los suyos. El tolosarra se salta una valla, baja la escalera corriendo, celebrando, como si hubiese entrado en un éxtasis espontáneo. Puro Real Madrid.
Cristiano recreating Xabi Alonso at La Decima 🤍🥳pic.twitter.com/GKvKHAvWWW https://t.co/7lsAwLwF5Q
— Dr. GBU Salvatore (@KohliThala) January 14, 2024
Al día siguiente colgó una fotografía suya en Twitter. Desde la grada, solo se ven sus pies y el trofeo, mirando al césped. Un clásico también, porque lo tomó como marca personal en esos días de vino y rosas. Xabi Alonso pasó por el Real Madrid e hizo mejor al club, que es lo que se exige, pero su imagen fue más allá, porque tuvo que navegar el mourinhismo y lo hizo como pocos más pudieron.
Xabi Alonso fue uno de los grandes apoyos en la plantilla del técnico que más dividió al madridismo, pero a él casi no le salpicó. Era y es muy amigo de Arbeloa, que quizá por ser más vocal sí terminó algo magullado de todo aquello. Alonso no tenía ese tipo de problemas porque era todo lo que se le pide a un jugador del Real Madrid: buenísimo, creativo, genial, pero también concienciado con el colectivo, peleón y, si tenía que soltar alguna patada, pues adelante con ello.
El mediocentro cultureta
Era una época en la que cronistas como Manuel Jabois, Hughes o Jorge Bustos abrazaron la bandera del madridismo sin complejos, un tiempo en el que el club se transformó para siempre. Ellos, por supuesto, también encontraron en Xabi Alonso un modelo que representaban todo lo que querían de su club.
Esas formas guerreras, que también le dieron fama, desaparecían cuando salía del campo y se relacionaba con el mundo. Todos aquellos que le entrevistaron trazan de él un retrato amable, educado y humilde, sin ninguna traza de divismo, algo que, de nuevo, es bastante corriente entre los futbolistas.
Daniel Entrialgo, subdirector de Forbes, es vasco como él y de alguna manera se reconoce en su carácter: "Yo le he hecho entrevistas más de tipo de revistas de estilo de vida, donde además había sesiones de fotos, había estilismo y tal. Es un poco como lo ves, una persona bastante seria, en el sentido de que es cumplidor, es puntual, le gustan las cosas bien hechas... Yo creo que tiene un carácter súper vasco, que desde fuera puede parecer algo tímido o frío, pero luego cuando les conoces es muy simpático y amable".
De hecho, cuentan de él que es detallista, muy detallista. Diego Barcala, director de Líbero, le dio a una entrevista suya una de las primeras portadas de la revista, que había salido poco antes. El hoy técnico del Real Madrid le buscó en redes sociales, le siguió y le agradeció públicamente el tratamiento que se le había dado a la historia.
Entrialgo recuerda algo parecido, al llegar a hacerle una entrevista en Múnich, cuando ya se había marchado de allí, llegó con una camiseta para el equipo de Gq, la revista que dirigía en ese momento. Un pequeño detalle de esos que ponen a la otra parte de tu lado sin mucho esfuerzo.
El periodista le ha entrevistado en diversas ocasiones y ha podido ver su evolución desde un joven con mucho talento en Liverpool hasta un jugador ya maduro en el Bayern, pasando por los años dorados del Real Madrid. Y eso que, en su caso, todo empezó bastante mal.
"La primera vez que la entrevisté, que fue hace la tira, hace como 20 años, cuando jugaba en el Liverpool. Yo estaba en el Dominical, que es el suplemento del Periódico de Cataluña y mis jefes me enviaron a Liverpool y fue un poco liada, porque había un fotógrafo de allí que le conocía y tal. Cuando llegamos allí al campo de entrenamiento de Liverpool a mí me dio la sensación de que el fotógrafo no había acordado con él la entrevista. Le esperamos a la salida del entrenamiento, me acuerdo, y el fotógrafo le llamó, 'oye Xabi...' Yo dije, 'buah, aquí ya verás, como tantos futbolistas nos deja bien tirados'. Y él dijo, 'oye, es que no me habéis dicho nada'. Pero aceptó, nos metió dentro del campo, estuvimos ahí hablando con él 20 minutos o media hora, se dejó hacer fotos....", cuenta el periodista.
Xabi Alonso también formó parte de las primeras personas que ayudaron a salir adelante a la revista Jot Down, un medio de comunicación que en esos días representaba la vanguardia cultural, una manera distinta de hacer periodismo que unía grandes columnistas y largas entrevistas hasta hacer algo rompedor en la prensa de la época. En ese proyecto, sobre todo al principio, remaron artistas, literatos, periodistas... y un jugador de fútbol.
Las anécdotas se suceden para hablar del jugador. Cuando el museo Thyssen-Bornemisza pensó en un plan especial para todos los miembros del equipo español campeón del mundo en Sudáfrica, que incluía visitas privadas al museo y la adjudicación de un guía individualizado, solo Xabi Alonso aceptó.
Que apareciese por un museo no sorprende, porque es más culto que la mayoría de futbolistas, y también porque en su anterior estancia en Madrid, probablemente en esta también, hizo lo posible por salir de la burbuja en la que suelen vivir los jugadores para vivir un poco más la ciudad.
Vivió en el Barrio Salamanca y terminó comprándose una casa de 9 millones de euros en El Viso, una zona muy exclusiva de la capital, pero también muy céntrica, no muy lejos de donde reside desde hace muchos años Florentino Pérez, el presidente del club. Nada de La Moraleja o La Finca, las zonas que llamaban la atención de los compañeros de equipo de Xabi.
"Yendo a trabajar me lo encontré varias veces, por la zona de Jorge Juan y por ahí, dando un paseo con su mujer o algún amigo. Es bastante normal, no veías que llevase alrededor un séquito. Iba tranquilo y de hecho alguna vez me lo crucé y se acordaba de mí, me saludaba", rememora Entrialgo.
La suerte del Real Madrid será la de Xabi Alonso, pero el deseo que ha mostrado la afición estas semanas solo se explica cuando se conoce al personaje, que es un entrenador, pero también muchas otras cosas.