La vuelta anticipada del líder Saúl y un proceso "nada fácil" de recuperación: "Sintió que su isquio se había caído y desconectado"
El centrocampista regresó ante el Rayo, aunque aún no tenía el 'alta competitiva'. Relevo habla con Aarón Ñíguez, hermano y representante del futbolista, sobre su regreso al césped.
"Saúl Ñíguez no está disponible". Esta afirmación la dijo García Pimienta el pasado viernes en sala de prensa, el mismo técnico que dos días después acabaría convocando al ilicitano para el partido ante el Rayo Vallecano. ¿La razón? El hambre insaciable de un futbolista que se entiende a sí mismo como líder, algo que ha demostrado desde el primer día que puso un pie en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios: "Él también lo consideró, asumía ese riesgo", desliza Aarón Ñíguez, hermano y representante del futbolista, a Relevo.
Toda esta pesadilla para Saúl comenzó el 24 de septiembre, precisamente en el Ramón Sánchez-Pizjuán, lugar donde dos meses después volvió a sonreír. En el partido ante el Valladolid, el centrocampista ilicitano se echó al suelo a los cincuenta minutos de partido, en una acción que dejó enmudecida a la afición nervionense. Los comentarios esa misma noche, justo cuando se lo llevaban en camilla del césped, eran demoledores. "Pinta feo" o "Está jodido" eran las palabras más repetidas por los rincones más recónditos del feudo hispalense.
Allí con él estuvo su hermano Aarón. Recuerdo verle recogerle del estadio, metiendo el coche hasta las mismas entrañas del Ramón Sánchez-Pizjuán para evitar que diera demasiados pasos. Él, sin conocer las pruebas, ya se temía por dónde iba la película. Por desgracia, tiene conocimiento de sobra de las lesiones musculares... cosa que Saúl, no: "Para él ha sido la primera lesión muscular de toda su carrera y es algo nuevo. Sólo ha tenido la del riñón y algún fuerte golpe, pero muscular nada. Cuando la sintió, su sensación era que el isquio se había caído y se había desconectado, y que no estaba ni cargado. Esa sensación nunca la había tenido. Ese día yo estaba con él y por desgracia he pasado mucha rotura de isquio. Le intentaba dar un poco de noción para saber el contexto de la lesión sin las pruebas, lógicamente", cuenta a Relevo.
Sin embargo, el revés fue muy duro: "Aunque te mentiría si no te digo que su cara era de tristeza máxima, porque su llegada a Sevilla ha sido desde el primer día con los brazos abiertos. Cuerpo técnico, compañeros, afición, a nivel deportivo se encontraba muy cómodo... estaba siendo muy feliz tanto en lo deportivo como en lo extradeportivo. Y le llegó ese palo".
Pero en el fútbol hay dos caminos. Afrontar los problemas y coger al toro por los cuernos, o quedarse quieto relamiéndote tus problemas. Y Saúl escogió el primero. De hecho, nadie en el Sevilla dudaba de cómo llevaría la recuperación. El centrocampista ha sido líder desde el primer día que entró en el vestuario... y sus compañeros le han dado su sitio también. Fue la luz de una planificación perjudicada por la situación económica. El fichaje del verano en Nervión, sin duda. Por eso, aunque estaba jodido, su cara siempre esbozaba una sonrisa. Todo por el grupo. Siempre.
"Ha tenido dos meses de lesión y recuperación, pero creo que ahora vuelve un mejor futbolista. Los baches te hacen ser consciente y darle valor a algo que parece normal, el estar disponible siempre para cualquier entrenador. Su lesión era para 10-12 semanas y ha recortado plazos. Ha estado 24 horas con la recuperación", reconoce Aarón. Y de esta forma fue cómo se dio su regreso a Nervión, dos días después de que su propio entrenador lo descartase en sala de prensa.
Y es que para el domingo, el Sevilla tenía pocas opciones para el banquillo. Las bajas de Nyland, Ejuke o Idumbo le prohibían a García Pimienta formar, prácticamente, una convocatoria. Fue entonces cuando una conversación entre el técnico y Saúl cambió todo lo planificado. La pregunta fue directa y clara. ¿Puedes volver?
En principio, tal y como dijo el técnico justo antes del partido en los micrófonos de DAZN, era para apoyar al grupo. No estaba para jugar. Pero, claro, Saúl ya había asumido un riesgo sólo con decir que sí. Estaba como loco por pisar el césped. "Sí hubo conversaciones directamente con el entrenador, y es verdad que el ritmo de competición no lo tiene, pero como no podía completarse la lista, el míster le propuso el poder estar en el banquillo para aportar toda su jerarquía y transmitir a sus compañeros. Y si en algún momento dado tenía que salir, saliese. Él también lo consideró. Asumía ese riesgo", cuenta Aarón.
Además, ante un Rayo -se le pudo ver en zona mixta charlando con algunos jugadores- al que "le tiene un cariño especial, es el club que le dio la oportunidad". Fue feliz en su vuelta al Ramón Sánchez-Pizjuán... y más lo será en la próxima cita, ante Osasuna. Si nada extraño ocurre, escuchará de nuevo el himno que tanto le ha embelesado vestido de corto y desde el centro del campo. Porque es el alma que necesita García Pimienta. Sin él, el Sevilla es un poco menos Sevilla. Y, sobre todo, porque "no ha sido fácil, el camino ha sido duro, pero ya está de vuelta".