La vida inesperada de Balde explicada en un piso de 60 metros cuadrados: "Lo normal es estar por ahí, perderte, fumar..."
El lateral izquierdo repasa su vida en 'Barça One', desde sus orígenes mestizos y humilde hasta su esencia de barrio.
Alejandro Balde recorre el distrito de Sant Martí con la tranquilidad del que se siente en casa. Seguramente mientras graba el espléndido reportaje de Barça One para repasar sus orígenes le inundan imágenes de su infancia, de aquellos partidos en el parque, de las tardes en las que tenía que correr a toda prisa para coger el taxi de José Luis, con la mochila y un bocadillo, e ir a la Ciutat Esportiva Joan Gamper a entrenarse y soñar. O cuando vivía en un piso de apenas 60 metros cuadrados con sus padres y sus dos hermanos, y él daba toques a un balón en un sofá de piel marrón mientras su hermano Edi, inseparables aún a día de hoy, grababa con una cámara. "Siempre fue un niño alegre con ganas de soñar", resume.
ORÍGENS: BALDE 🔵🔴
— Barça One (@BarcaOneFCB) November 12, 2024
13.11.2024
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El documental de 42 minutos es una introspección en la vida más desconocida del lateral izquierdo, cuyo comienzo ya explica las dificultades de las historias de sus padres. La madre nació en Juan Varón, una ciudad del sur de República Dominicana, y emigró a España en busca de una vida mejor en 1992. Su padre nació en Guinea Bissau ("me gustaría tener vacas como mis padres", explica), llegó a Mataró en 1986, trabajaba en el campo ganando 2.000 pesetas a la semana y jugaba de central. "Si pasaba la pelota, no el jugador", cuenta, mientras sonríen sus hijos.
La historia de Alejandro Balde comienza en el colegio CEIP Els Porxos, donde ya demostró ser un niño "introvertido, tímido, que se ponía en una esquina y quería pasar de puntillas", pero al mismo tiempo "cambiaba cuando salía al patio, era otro, estaba cómodo, era rápido, ágil, con unas grandes condiciones físicas", relata una de las profesores que lo conoce desde que se escolarizó en P-3. "Me gustaban las matemáticas, era el mejor en cálculo", cuenta el propio Balde, que reconoce que "no me gustaba la escuela, pero cuando tenía que ponerme me ponía".
De ahí pasó al Sant Gabriel, a jugar con los amigos colándose en los campos del Sant Andreu y del Catalonia y "huyendo" cuando los pillaban. Siempre con un balón, primero llamó la atención del RCD Espanyol, y Xavi Corominas lo reclutó para el benjamín: "Jugaba de delantero, metía muchos goles, y hacía crecer a los compañeros. Era el jugador que quieres entrenar". El Barça, que ya le había llamado con anterioridad, se convenció de que era un niño para su escuela... Y lo ficharon. Y allí empezó una historia de éxito en La Masia. "Se picaba con su sombra, la perseguía", asegura su hermano para explicar por qué es tan rápido.
Tras superar etapas -y una lesión grave de cadete- llegó al filial bajo las órdenes de Sergi Barjuan, uno de los mejores laterales de la historia del club, y rápidamente al primer equipo. "Cuando empezó la temporada ya sabía que uno de los jugadores a seguir era Balde", explica el ex discípulo de Johan Cruyff. Todo rápido, sin casi procesar, pero el internacional fue superando barreras y se sincera y explica la verdad realidad de La Masia -de todas las academias de elite- con su inseparable amigo Saïdou Bah. "Llevamos ya 13 años, entramos al mismo tiempo, pero ya no queda ninguno, solo estás tú, aprovecha, es tu oportunidad", le sugirió.
La última imagen del documental es igual de reveladora y potente. Balde jugando con su hermano Edi y sus amigos en la Rambla de Prim mientras habla de lo que han vivido y del éxito futbolístico del azulgrana. "Lo normal no es lo que te ha pasado a ti, lo normal es estar por ahí, perdiéndote y fumando...", reflexiona el hermano y asienten los amigos de la infancia. "Ahora vengo menos", confiesa el jugador, quien un día empezó a marcar sus pasos por esas calles.