Tote no perdona a los "trileros" que le amargaron en el Betis: "Me hacían entrenar a las tres en Sevilla, con 50 grados; pensaban que no tenía huevos"
Tras dejar el Real Madrid, el delantero conoció la peor parte del fútbol: "Al Málaga llego muerto. Al acabar esa temporada no me quería nadie".
Jorge López Marco, Tote (45 años), es uno de esos jugadores que no le pone barreras al campo ni límite de tiempo a las entrevistas. Si sobre el césped daba la impresión de que, a veces, economizaba su ingenio, ante una grabadora se revela como un stajanovista de la conversación y un aspersor de detalles. Por ese motivo, hubo que dividir la charla en dos partes. En la primera revivió sus inicios en el fútbol. Fue incubado en Aluche, creció en la cantera del Atlético y pegó el estirón en el Real Madrid, donde Del Bosque aplacó su rebeldía y le mostró el camino de la madurez. Una gran temporada en su cesión al Valladolid le hizo sentir jugador de élite, titular y merecedor de protagonismo. Reconoce que se equivocó por volver al Bernabéu: "Eso cambió mi carrera; si me hubiera quedado en Pucela...". Al acabar la 2002-03 decidió salir a conocer mundo. Lo conoció. También las miserias de este deporte. Todo ello lo aborda en esta segunda parte de confidencias.
Tote no se corta al hablar de Manuel Ruiz de Lopera y Serra Ferrer ("Gente jodida, que no va de cara"), recuerda su paso fugaz por el Málaga y se felicita por haber echado raíces en el Hércules. Pese a todo. Porque en Alicante vio todos los colores: el rigor de la Segunda división, la locura del ascenso a Primera, la ilusión de verse en un proyecto ambicioso con fichajes como Trezeguet, la angustia de los impagos y hasta presentarse delante de un juez a declarar por verse implicado en un caso de amaño de partidos. Según las conversaciones que publicó el diario El País, el máximo accionista del Hércules, Enrique Ortiz, contó con él para que, presuntamente, transmitiera sus ofertas para comprar los partidos contra el Salamanca, Córdoba, Girona y Recreativo de Huelva. "No pudieron demostrar nada", subraya. Tote y sus mil frentes.
En el verano de 2003, después de ganar la Liga y pasar una temporada en el furgón de cola, decides irte definitivamente del Real Madrid. Dejas de pertenecer al club blanco.
Sí, ya no es como el primer año que volví de la cesión al Benfica, yo ya quería empezar a jugar, ya quería ser protagonista. Ya no aguantaba solo entrenar y estar con ellos. Eso sí, los grandes, los cracks, me trataron espectacular. Pero ya no me valía. Me valía el primer año, pero ya no me valía más.
¿Por qué te decides por el Betis?
Primero surgió una opción de ir al Atleti y también para marcharme al Mónaco. Mi padre se llegó a reunir con Jesús Gil, pero la operación no salió por temas de representantes. Se metieron por medio y la operación no salió. Los rollos y la mierda que hay metida. Luego, a mí me llama Deschamps para irme al Mónaco, donde luego acabó Morientes. Pero yo no quería salir de España. Lo del Benfica no salió bien y quería estar aquí. Me gustaba mucho Sevilla. Encima había un grandísimo grupo de jugadores: Joaquín, Denilson, Capi, Alfonso… Dije: 'Me voy con estos'. Tengo el AVE al lado, mi familia conmigo… No quise ir a Francia.
Parecía un destino propicio para tus cualidades. Pero otra vez acabaste en la puerta de atrás...
Tampoco tuve suerte. Lo que es la vida, yo venía con el Madrid de no jugar, físicamente no venía bien y el Betis era un club complicado. Muy apasionado, muy bonito en cuanto se respira fútbol, pero me tocó el Lopera este, me tocó luego Serra Ferrer…
¿Qué ocurrió con ellos?
Gente jodida, ¿no? Gente que no te va de cara y luego muy rara. Yo no estoy hecho para ese tipo de gente, yo soy demasiado simple. Me gusta la gente que te mira, que te da la mano, que te dice esto, eso, así, así, punto. Y estos eran trileros, todo lo contrario. Al final, muchos problemas. Había firmado cinco o seis años y estuve año y medio. Me apartaron y todo. Me hacían entrenar a las tres de la tarde en Sevilla con 50 grados y se pensaban que yo no tenía huevos para entrenar con 50. ¡Y con 100!
"No tuve suerte en el Betis. Me tocó el Lopera este, Serra Ferrer... Gente jodida, que no va de cara y muy rara. No estoy hecho para esa gente"
Pero, ¿cómo se originó esa fractura?
Pues en un entrenamiento me enfrenté al Serra Ferrer este. No te habla bien de él nadie. De hecho, Laudrup, cuando estaba en el Mallorca, dijo que si alguien le demostraba que este tenía un amigo le pagaba una comida a toda la isla. En el entrenamiento tuve una con él y estos, como son cobardes, pues te apartan. Como no te pueden mirar a la cara... Son así. Tenía el respaldo del otro y ya está. Esa fue mi aventura en Sevilla. Pero fue una pena porque es un club para estar y para jugar. Sevilla es una ciudad muy futbolera y que me venía muy bien para mis características, para mi forma de jugar. Además de todo eso tuve muchas lesiones musculares, lo que en la vida me había sucedido. Tuve cuatro roturas casi seguidas el primer año, con Víctor Fernández. Y el segundo, con Serra, me rompo el sóleo entrenándome en casa. Más meses parado. Y luego, apartado. Así que luego me voy al Málaga cedido, pero llego muerto. Y al acabar esa temporada no me quería nadie.
Algún interés saldría...
A ver, hubo algún interés del extranjero, me querían hacer pruebas en Italia, pero nadie. De verdad…
Ahí sale al rescate el Valladolid, de nuevo.
Yo había jugado allí y me apetecía volver. Soy íntimo de Bizzarri. Él estaba en Pucela, le llamé y le dije: 'Voy a ver si puedo jugar ahí, voy a hablar con el presidente'. Telefoneé a Carlos Suárez y regresé. Y muy bien. Estaba en Segunda, con gente maravillosa y un equipo muy bueno: Aduriz, Joseba Llorente, seguía Marcos… Pero no se dieron bien las cosas porque hasta diciembre estábamos para subir a Primera y de Navidad hasta el final pegamos un bajón. Aduriz se fue al Athletic a mitad de temporada también… Al final casi bajamos a Segunda. Nos salvamos con un gol mío en Ferrol a dos jornadas para el final. Con ese equipazo. Pero bueno. Y luego llegó una de las mejores decisiones de mi vida, irme a Alicante.
Al Hércules.
Yo veraneaba en El Campello porque un familiar tenía casa allí. O sea, conocía la zona. Pero yo al primer día de llegar me quería ir. Teníamos que saltar un muro para ir a entrenar y dije: '¿Qué hago yo aquí?'. Y mira, gracias a Dios, fue la mejor decisión de mi vida, seis años muy felices en una ciudad maravillosa. Hubiera jugado 600 años allí. También viví de todo.
Aquello sí que fue una montaña rusa.
Cuando subimos a Primera, en 2010, tenemos un equipazo, empezaba a encontrarme increíble otra vez, yo ahí volaba. Jugaba por la derecha, Valdez y Trezeguet arriba, Drenthe por la izquierda y Abel Aguilar y Farinós en el medio. Hicimos partidazos, ganamos al Barça en el Camp Nou, al Atleti le metimos cuatro, al Sevilla le ganamos también… Y el partido antes de venir a Bernabéu, en marzo, jugábamos en casa con el Almería y en una jugada se me va la rodilla y sufro la triada. Casi un año parado. Es el sino de mi carrera, de mi vida, ¿no? Cuando mejor he estado, siempre ha habido una lesión de por medio. Y luego también vinieron los otros problemas.
"Los que había en el Hércules también eran piratas. Empezaron a no pagar, con mentiras. Imagínate engañar a Trezeguet. ¡Cómo va a permitir que un tonto le engañe!"
¿Te refieres a los impagos de Enrique Ortiz?
Los que había ahí también son piratas, empezaron a no pagar, empezaron con mentiras. Y esta gente… Tú imagínate engañar a Trezeguet, que viene de vuelta del fútbol. Cómo va a permitir que un tonto le engañe. La gente empezó a bajar, a que no querían jugar, a que me están engañando. Y es una pena porque el equipo se fue a Segunda. Nos costó mucho subirlo para bajar al año siguiente. Íbamos a entrenar y no teníamos ni agua caliente, nos engañaban constantemente, era un desastre cuando era un proyecto para intentar ser un Villarreal, por ejemplo, un club que se asentara en Primera. Una pena.
Tu nombre apareció vinculado al de Enrique Ortiz como intermediario en una presunta compra de partidos. «Prepara el dinero para estos», decías en una de las escuchas.
A ver, yo me enteraba por fuera que había equipos que estaban comprando gente, y que estaban pagando a los que jugaban contra nosotros para que nos ganaran. Entonces, le digo al presidente: 'Escúchame, no podemos hacer el tonto'. Porque el año anterior nosotros no subimos. Nos quedamos cuartos cuando subían tres directos, y éramos el equipo que más goles metió, el que menos partidos perdió… Y nos quedamos fuera. Y digo: 'Aquí no podemos hacer el tonto, da un incentivo para que intenten ganar a nuestros rivales'. Y sacaron escuchas de eso. Pero estuvimos todo el año entre los tres primeros, teníamos un equipazo. No nos hacía falta comprar nada.
¿En qué quedó el asunto?
No pudieron demostrar nada. Yo vine a Madrid y todo a declarar, pero no pudieron demostrar nada. Las escuchas salieron y es verdad que decía eso: 'Paga a los equipos que jueguen contra los otros'. Yo tengo compañeros que les han ofrecido dinero por ganarnos. Estoy a favor de ese tipo de primas para ganar, ojo. También existen los que ofrecen dinero por lo contrario. Hay gente de fútbol metida muy mala. Lo que pasa es que los jugadores de fútbol son mucho más honestos de lo que la gente se piensa.
Te retiraste en 2012. ¿Te costó mucho tomar esa decisión?
No, no, porque no me divertía yo.
¿Cómo fue ese día en el que dices 'Se acabó'?
En Alicante tuve mucho desgaste, porque fueron seis años peleándome también con todos estos piratas de allí, era capitán, me tenía que mojar por todo el mundo y al final dije, no, no necesito esto ya. Me vuelvo para mi casa. Lo que quería era no retirarme en una camilla. Pude cumplir eso y ya el fútbol no me daba más, ya no necesitaba más del fútbol, ya le había sacado lo que tenía que sacarle. Y ya está. Y me quedé en Madrid, con mi gente.