OPINIÓN

Solo hay que mirar a Luka Modric

Luka Modric, besando la medalla de bronce del Mundial./EFE
Luka Modric, besando la medalla de bronce del Mundial. EFE

Nunca lo he creído. Que para escribir de fútbol tuvieses que atarte las botas, saltar a un campo con barro, rematar de cabeza. Sentir lo que se siente al marcar un gol, dedicárselo a tu madre, dedicárselo a tu novia. Quebrarse por una derrota. Hay mucha gente que no ha necesitado jugar al fútbol para entenderlo. Encontraron un atajo.

Modric y la selección croata reciben la medalla de bronce del Mundial.

Desde hace algunos años no hizo falta nada de eso. Tan solo hay que mirar a un futbolista con el pelo largo y el exterior de su pierna derecha. Además de jugar al fútbol, se ha tomado la molestia de explicárnoslo. A los muy fanáticos y a los que no tanto. En cada partido enseña algo.

A preocuparse por sus compañeros y cuidar de la pelota, para que siempre les llegue en el momento justo, tan limpita. A tirarse al suelo para proteger a su defensa. A correr lo que haga falta, a luchar por su camiseta. A marcar golazos. A no rendirse nunca. A consolar a los que pierden. A celebrar cualquier victoria, aunque sea de bronce y no luzca como las otras.

Si fuera periodista nunca le preguntaría si piensa retirarse. Por el miedo de que alguna vez le dé por responder, que ya cuelga las botas. El día que se retire Luka Modric nos retiraremos nosotros también. No me gustaría que me explicasen el fútbol otra vez.