El sevillismo no olvida a los fallecidos en la carretera de camino al Atlético-Sevilla: "No se debió jugar aquel partido"
La Federación de Peñas Sevillistas homenajeó a título póstumo a las víctimas del accidente de tráfico. Aquella noche se acabó jugando el partido de Copa del Rey, pese a la disconformidad de los nervionenses.
Diez meses. Casi 300 días después. Y aún Sevilla sigue recordando uno de los capítulos más tristes que se recuerdan en la capital andaluza. El pasado 25 de enero de 2024, tres aficionados nervionenses, que viajaban a Madrid para apoyar a su equipo en los cuartos de final de la Copa del Rey, fallecieron en la carretera en un desastroso accidente. Un padre y sus dos hijos, algo que rápidamente llegó al mundo del fútbol.
Naturales de Morón de La Frontera, precisamente el pueblo de Kike Salas, le tocaron el corazón a todo el sevillismo. Una de las mayores desgracias que se recuerdan en Nervión. Aquel partido se acabó jugando, pese a la negativa del club hispalense y las quejas públicas de Quique Sánchez Flores, quien incluso se negó a comparecer públicamente tras el encuentro en forma de protesta. Sin embargo, la afición continúa recordándoles.
Durante el fin de semana de encuentro entre todo el sevillismo, organizado por la Federación de Peñas Sevillistas en Albufeira y al margen de la entidad hispalense -las relaciones están totalmente rotas-, esta familia de Morón tuvo un homenaje por todo lo alto. Recibieron, a título póstumo, el Escudo de Oro de las peñas y una ovación de los más de 600 nervionenses que se reunieron allí (incluido Beto, mítico portero y héroe de la Europa League de Turín). Un momento emotivo, que se tradujo en cientos de lágrimas en recuerdo de un capítulo muy desagradable.
Y es que a recoger el título fue, entre otros familiares, el hermano del padre fallecido, que iba en el coche. Su hijo, que militaba en la cantera del Sevilla hasta hace temporada y media, también viajó con ellos. Una situación muy delicada y emotiva. Todo el sevillismo se sigue acordando de ellos y sólo tuvieron buenas palabras.
Sin embargo, por contra, en cada rincón del hotel, cualquier aficionado al que le preguntaba Relevo, confesaba lo mismo: "No se debió jugar aquel partido". Una noche en la que el Sevilla cayó eliminado de la Copa del Rey en su visita a domicilio al Atlético de Madrid, pero en la que no importó en absoluto lo que ocurrió sobre el césped. Todo el sevillismo ya había perdido. De hecho, la plantilla al completo, encabezada por Quique Sánchez Flores, mostró su disconformidad con la no suspensión.
"Hoy se hace muy difícil hablar de fútbol. Sé que tenemos que dar la cara aquí y tenemos que afrontar un partido que, desde mi punto de vista, con tres fallecidos no se debe jugar. La mente está en las familias que no pueden estar aquí, que se han dejado la vida tras un sentimiento, detrás de una forma de sentir el escudo", comentó el técnico madrileño en la previa del partido. Tras el mismo, en forma de protesta, no acudió ni a rueda de prensa ni a la zona flash: "Antes del partido tuve una entrevista y no tenía muchas ganas de compartir comentarios que tengan que ver con el fútbol porque estamos tremendamente tristes. Sólo quería dar el pésame de parte de los futbolistas y del cuerpo técnico. Estábamos jugando en un día en que deberíamos velar a personas que han fallecido. Hemos competido, hemos estado cerca del objetivo y a partir de ahora nos centramos en lo que queda de temporada. No responderé a nada más por respeto a los que no están, debemos hacerlo así".
Una protesta, tanto pública como privada, que no sirvió de nada. Aquella noche se jugó un partido de fútbol al que no acudieron todos los que partieron desde Sevilla para animar a su equipo. Una desgracia más que sumó el mundo del fútbol. Pero Nervión no olvida. Jamás. Y seguirá cuidando de esa familia de Morón que conmovió a todos por siempre.