SEVILLA FC

El Sevilla quiere olvidar este año 2022

Los sevillistas confían en cerrar el año con dos victorias que les permitan seguir vivos en Copa y los saquen de puestos de descenso en la Liga.

Jugadores del Sevilla antes de un partido. /EFE
Jugadores del Sevilla antes de un partido. EFE
Alonso Rivero

Alonso Rivero

El tiempo vuela y dentro de poco, el Mundial que recién comienza será historia, dando paso de nuevo a un campeonato de Liga (previo paso por otra ronda copera) que vendrá acompañado de las doce uvas. 31 diciembre. Cena familiar. Después de un tiempo sin verse, la familia está reunida esperando la entrada del nuevo año. Un 2023 en el que se tendrán puestas, como siempre, grandes expectativas y retos que cumplir: hacer deporte, comer sano, dejar de fumar… Y para los sevillistas en esos deseos no faltará el más relevante, el que les lleva quitando el sueño demasiado tiempo. Que el nuevo año traiga consigo un crecimiento exponencial de su Sevilla, que le permita ser ese equipo competitivo y exitoso que ha sido en las dos últimas décadas. Salir del descenso y quitarle a los suyos ese miedo tan natural a un desastre que ni siquiera son capaces de pronunciar. Perder la categoría no está en el tapete, de momento...

Y es que al igual que el año 2005 será recordado por todos los hinchas del conjunto de Nervión como el momento de la explosión deportiva, este 2022, que va quemando rápidamente las hojas del calendario, deja la constatación de que el proyecto se ha parado por completo, con un mercado de invierno que parcheará los graves problemas que arrastra la plantilla. Soluciones de urgencia.

El Sevilla se las prometía muy felices cuando iniciaba el año natural segundo en la clasificación. Si bien la fase de grupo de la Champions había sido un fracaso, los andaluces aguantaban el pulso al Real Madrid en La Liga. La unidad B no terminaba de responder sobre el campo, sufriendo en Copa ante el Córdoba por ejemplo, y las lesiones empezaban a hacer mella en los jugadores más importantes. Las sensaciones de competir por el título de Liga provocaron que, a pesar de la caída en la máxima competición continental supusiera un gran palo económico para un club que había presupuestado llegar a octavos, se hiciera un esfuerzo importante firmando a Tecatito Corona y Anthony Martial.

Enero fue el inicio del desmoronamiento acelerado del Sevilla. La enfermería se llenaba, la Copa de África tampoco ayudaba y los casos de Covid dejaba muy tocado a un equipo ya de por sí desfondado. El primer palo fue la eliminación copera ante el Betis. Ni los condicionantes anteriormente mencionados taponaron la herida de una derrota siempre dura. Desde ese momento y hasta el mes de abril, los andaluces sólo consiguieron dos victorias en 10 partidos de Liga. Se les escapaba entre los dedos sus opciones reales de asaltar un campeonato por el que se soñó sin miedo, cayendo en una precipitación y casi improvisación, que no dejan bien parada a la dirección deportiva o al mismo club.

Para muchos de los jugadores de aquella plantilla, la derrota ante el Real Madrid en el Sánchez-Pizjuán supuso otro machetazo a la autoestima del equipo. Era la última oportunidad para seguir en la supuesta pelea por el título. La última bala para seguir ilusionando a la grada. Y falló. Se escurría esa oportunidad a pesar de una gran primera parte (2- 0). Sólo quedaba aguantar estoicamente para amarrar la cuarta plaza por la que venía peleando su eterno rival, al que en enero le sacaba ocho puntos. Cientos de empates. Uno detrás de otro, con Bono convertido en una especie de superhéroe. Se terminó agarrando la cuarta plaza en el Metropolitano. Grito de alivio de Lopetegui y Monchi, quienes buscaron ciertas excusas externas para ponerle mejor nota al curso. Tan alta que al final se dieron la mano para continuar con el contrato firmado.

La sensación de salto al vacío de Monchi con esta decisión se corroboró con un inicio terrible en Liga. Un punto ante rivales de mejor nivel del Sevilla en las tres primeras jornadas y el reloj de arena de la destitución de Lopetegui bajando a toda velocidad. Otro año donde no se ha competido en Champions y donde en Liga se marcha en descenso, con dos victorias en 14 jornadas. Un Sevilla que no echará de menos el 2022. Un año para olvidar. 35 partidos de Liga en año natural y solo nueve victorias. El dato habla por sí solo. Toca encomendarse a Monchi. El clavo ardiendo de un club que lleva tres años soñando con romper su techo de cristal por el título de Liga, sin darse cuenta de que el suelo sobre el que pisa no era seguro, con una caída al vacío que sólo el Mundial ha podido detener. Enero. Monchi. Un nuevo año. La única esperanza es el paso del tiempo.