Salen a la luz las excentricidades de Seedorf en el Deportivo: "Solo conocía a tres jugadores, a los demás nos llamaba por el número"
Albentosa desvela en Offsiders los métodos del técnico: "Recuerdo entrenamientos de solo defensas. Dobles sesiones a tope. De jugadores vomitando".
Raúl Albentosa, futbolista que se encuentra sin equipo desde hace meses y que pasó por Eibar, Málaga o Deportivo, ha sido el protagonista del último podcast de 'Offsiders'. El jugador repasó toda su carrera deportiva y sacó a la luz algunas de las claves del mandato de Clarence Seedorf en aquel Deportivo que descendió a Segunda División en verano de 2018. En aquel entonces, el club apostó por un exfutbolista sin demasiada trayectoria para tratar de salvar la categoría. Sin éxito.
Sin embargo, había de los que dudaban de la apuesta, en especial en una situación crítica. No es el caso de los jugadores, que quedaron impresionados y agradecidos por la llegada de una leyenda de su talla. "En ese momento pensaba en el equipo, no hacía malos gestos y luego ponía malas caras en casa. Y viene Clarence Seedorf. Yo dije: 'Madre mía, Clarence Seedorf'. Javi Lara me escribió: 'Es mi ídolo, que te firme para mí, consigue una camiseta'. De locos", cuenta Raúl Albentosa.
No todo iba a ser de color de rosa. Seedorf no se involucró especialmente con la plantilla en primera instancia hasta el punto de ni siquiera dirigirse a sus pupilos por su nombre de pila: "Cuando llegó solo conocía a tres personas: a Andone, a Lucas Pérez y a Adrián. A los demás nos llamaba por el número. Era una anécdota, a ver... Oye, el 6 y yo decía... Para mí era un ídolo que se había puesto a entrenarnos. Que luego estaría lo preparado que estaría...".
Los entrevistadores mostraron, como es lógico, su asombro por este comportamiento, nada habitual en el fútbol de élite y más si se mantuvo en el tiempo con el paso de las semanas. No obstante, Albentosa les matizó y reconoció el valor de su labor, en esos intangibles: "Luego en gestión de vestuario fue increíble. Su rol como líder era defender a los jugadores en prensa y fuera. Era el primero que lo hacía por su personalidad. Casi en ese grupo necesitábamos eso como club y como grupo. Lo trajo y los jugadores dimos muchísimo más. Y empezamos a tratar el tema mental con un psicólogo. Llevábamos mucha desventaja de puntos, luego en los partidos... En campo del Alavés nos ganan 1-0 con un único tiro de Munir, el Betis con un rebote de Loren, en campo del Atlético de Madrid les damos un baño de ocasiones y ganan con un penaltito de Mosquera... Compitiendo como no habíamos competido el año y medio anterior".
La táctica de Seedorf, los vómitos y la presión de Coruña
Seedorf tenía claro que la salvación pasaba por dejar de encajar goles y hacerse un equipo fiable. En ese Deportivo primero se destituyó a Pepe Mel y después a Parralo. Habían recibido alguna goleada y la derrota frente al Betis fue el detonante definitivo. En ese entonces, eran penúltimos en la tabla clasificatoria. El nuevo técnico impuso su método de primeras: "Tácticamente era muy a lo italiano, defensa junta, física... Yo recuerdo hacer entrenamientos de solo defensas. Por la tarde, todos juntos y por la mañana, solo defensas. Dobles sesiones a tope. De jugadores vomitando. De entrenar media hora con defensas al límite".
Aunque el equipo presentó una mejora, se quedaron a 14 puntos de la salvación, con el pobre marcador de solo 29 en el casillero. Al menos consiguió que los jugadores sintieran confianza. El propio Albentosa entre ellos: "Cuando yo llego de la mano de Garitano, cuando lo echan, yo a partir de ahí ya estaba en entredicho. Cuando se va, mi confianza ya es diferente porque no me sentía querido. Hasta que llegó Seedorf nunca llegué a tener esa confianza. Es una confianza personal. Yo estaba entre los jugadores de confianza de Seedorf".
Pero el descenso se consumó y la afición de A Coruña mostró su indignación con el pobre rendimiento de los jugadores: "Ahí ya la gente que me silbaba porque mi rendimiento no había sido el mejor... Lucas Pérez y Pedro Mosquera también eran muy silbados, dos coruñeses. Termino la temporada descendiendo pero sin ser foco de atención. Hice un gol a Las Palmas y cada vez que tocaba el balón me silbaban. Se pasó mal. Yo cambié mucho porque también empecé a tratar el tema psicológico".