GETAFE CF

La obsesión de José Bordalás con la báscula que hace temblar a sus jugadores: "La noche anterior no cenaba"

El entrenador del Getafe, que se asoma a puestos europeos después de un gran inicio de temporada, es un "enfermo" del peso y no perdona un despiste.

Bordalás, en un entrenamiento reciente. /GETAFE CF
Bordalás, en un entrenamiento reciente. GETAFE CF
Manuel Amor
Hugo Cerezo

Manuel Amor y Hugo Cerezo

Son las 09:00 en Getafe y el equipo viene de ganar el día anterior, pero entre los futbolistas que aparecen por el Coliseum, citados para entrenarse, hay alguna cara de temor. Todos saben lo que les espera: la báscula de Bordalás. Alguno se ha pasado en la cena y sospecha que rebasará el límite, con las consecuencias que eso conlleva y la decepción personal de defraudar al míster y a su staff.

El Getafe y su entrenador, que este sábado derrotaron al Almería (2-1) y se acercan a puestos europeos, están de moda desde el inicio de temporada. Molestan a muchos y reciben infinidad de críticas, pero se sienten cómodos en el papel de bad boys y a Bordalás no le disgusta avivar la llama en cada rueda de prensa. Poco a poco, sin alardes y navegando entre el ruido, ha conseguido hacer números de récord (seis victorias y cuatro empates en casa desde que volvió) y lograr que su corta plantilla sobrepase con suficiencia a Sevilla o Villarreal. El secreto de todo, más allá de una propuesta futbolística que da resultados, lo dejó entrever el propio técnico después del último partido: "Ya sabéis que yo soy muy exigente, muy riguroso…".

Dentro de esa disciplina casi extrema está su obsesión por cuidar el peso de los futbolistas, que se someten a un examen diario para controlar su estado físico. Bordalás no perdona. La escena es la siguiente: el jugador llega al vestuario, saluda protocolariamente al cuerpo técnico y se sube a la báscula bajo la atenta mirada del entrenador y de uno de los miembros de su staff, que anota a mano la cifra y controla la evolución. "Es imposible engañarle", reconoció a Relevo el portero Marcos Lavín, que compitió con David Soria y Chichizola en la 2019/20 y ahora juega en el Algeciras.

Él aclara y elogia el proceder: "Te pesa todos los días y lo apunta en una libreta. Con él sabes que vas a sufrir, pero nunca he estado tan bien físicamente como aquella temporada". Quizá ahí, entre otros factores, esté el secreto para que Mayoral haya pasado de querer irse a llevar ocho goles en Liga; que Latasa no contase para Quique y ahora sea titularísimo; que Mason Greenwood, después de dos años de inactividad, vuele por los campos después de sólo unos meses a las órdenes del alicantino; o que Maskimovic recupere más balones que nadie en todo el campeonato.

Bordalás, sobre el gran inicio del Getafe.

Las consecuencias, si te has despistado y superas el límite de peso, son varias. Una de las más curiosas la cuenta un futbolista que ya no está en el equipo y que revela una práctica habitual de Bordalás durante su estancia en el Getafe: el jugador que se ha pasado de peso tiene que entrenarse con un chaleco encima de la misma cantidad que le 'sobra'. Es decir, si llegas al entrenamiento después de un par de días libres con dos kilos de más, por ejemplo, tendrás que realizar la sesión de trabajo con una prenda de dos kilos. Es un castigo con sentido: además del toque de atención que supone, hace que el deportista sufra más y corrija cuanto antes el déficit.

Más allá de ese correctivo, como es lógico, el futbolista puede llevarse una sanción deportiva (no jugar el fin de semana) y hasta económica, con multas estipuladas para quien no cumpla los estándares.

El miedo y la solución de no cenar

Bajo esa premisa, todos los futbolistas de Bordalás cuidan al máximo su alimentación y una nutrición que también se encargan de guiar desde el club. Desde que el entrenador empezó a implantar esta dinámica, hace por lo menos más de una década, sus jugadores han vivido situaciones de todo tipo y han tratado de regatear los castigos… de cualquiera manera. "Yo, para intentar estar bien en el peso, nunca cenaba. Merendaba un poquito al despertarme de la siesta y ya no comía hasta el día siguiente. Todo su cuerpo técnico está delante cuando te pesa, así que no le puedes mentir. Como te pases...", relata entre risas Dani Abalo, que militó a las órdenes de Bordalás en el Alavés en la temporada 15/16, saldada con un ascenso a Primera.

Juan Cala, uno de sus soldados más fieles en la primera etapa del técnico en Getafe, también guarda una infinidad de anécdotas sobre su relación con él. "El primer día que llegó a la Ciudad Deportiva nos dijo que nos sobraban 100 kilos. Se refería a que cada uno tenía dos o tres de más que debía perder. Es un enfermo del peso. Pero todo el mundo empezó a adelgazar, claro", asegura. "Él, en el fondo, sabe que agota. Te exprime, te lleva al límite, no para en cada entrenamiento, los estira a las dos horas, en mitad de la temporada empieza a hacer dobles sesiones... Y con eso logra que sus equipos sean competitivos", añade.

"Cuando llegó a Getafe nos dijo que nos sobraban 100 kilos. Todo el mundo empezó a adelgazar"

Juan Cala Exfutbolista del Getafe CF

En su regreso al sur de Madrid ha vuelto a conseguirlo. Salvó al equipo la temporada pasada, cuando parecía herido de muerte, y este curso ha firmado un arranque más que notable pese a disponer de menos futbolistas y a no haber visto colmados sus deseos en el mercado de verano. El vestuario y el concepto de bloque son la primera premisa para conseguir el éxito. "Con él piensas algo como: 'Joder, el hijo de puta este me tiene amargado como un padre, pero me está haciendo vivir una de las mejores épocas de mi vida deportiva'. No te deja pasar ni una, pero sientes que no le puedes defraudar. Hace que todos vayan a una, y eso le convierte en un tío tan especial. Saca lo mejor de ti", rememoraba Cala.

Cala, con Bordalás.
Cala, con Bordalás.

Los que le han conocido en sus dos pasos por Getafe han visualizado un cambio en él, como explicó el presidente Ángel Torres en una entrevista reciente en Onda Cero: "Bordalás es diferente en el trato, en la exigencia... Ahora aguanta mejor a los futbolistas". Por el camino quedan relatos inolvidables, como cuando confundió al lateral Mathías Olivera con un "cantante de orquesta" por su mal estado ("vino vestido de rojo y con sobrepeso y pensaba que no era futbolista. Le dije a mi staff: "Pero si tiene barriga ese tipo"), y permanecen viejas rutinas que cimentan la brillantez de un Getafe que va a más con el paso de las semanas. Sus jugadores ya fueron advertidos tras ganar este sábado al Almería: cuidado con la noche… "que el míster no pasa ni una".