Los puestos del Bernabéu se modernizan para adaptarse al lujo del entorno y confían en volver por Navidad
El Ayuntamiento ha transmitido su optimismo a los espacios de venta ambulante, apartados de la calle Rafael Salgado desde inicios de temporada.
Después de meses de travesía por el desierto, sin respuesta de las instituciones ni la garantía de volver, los puestos de venta ambulante del Santiago Bernabéu ya empiezan a ver la luz al final del túnel. Tras varias reuniones con el Ayuntamiento (la última hace un par de semanas), el gobierno local ha transmitido a los responsables de dichos espacios su confianza en recepcionar la calle Rafael Salgado antes de Navidad y que pase así a ser al cien por cien de titularidad de la Junta Municipal del Distrito de Chamartín, lo que permitiría que las carpas que dispensan merchandising y bebidas regresasen a su lugar habitual.
Hasta el momento, los puestos mantienen su localización de siempre en la avenida de Concha Espina y han sido reubicados en el paseo de La Castellana por las obras que se llevan a cabo justo enfrente del estadio. La única posición a la que todavía no han vuelto es a Rafael Salgado, la calle que pega con el Fondo Norte; y el motivo, según el órgano que dirige el popular Martínez-Almeida, son las reformas. El Ayuntamiento argumenta que la calle aún no ha sido recepcionada (es decir, que a efectos técnicos continúa de obras) y que, por lo tanto, no puede dar luz verde a la instalación de los puestos.
En cualquier caso, en sus últimos encuentros con los vendedores les han transmitido su optimismo en que el trámite quedará resuelto a finales de año y que entonces recibirán el OK para volver a suministrar de material a los aficionados del Real Madrid. Los responsables de los puestos ya confesaron en Relevo su preocupación ante la falta de contestaciones por parte de la Junta Municipal ("tenemos miedo") y entre algunos sobrevolaba el miedo a que, de alguna forma, el Ayuntamiento cancelase sus licencias anuales y que el club llenase los alrededores del coliseo de 'foodtrucks' a explotar por empresas extranjeras. Parece que no sucederá.
Modernizarse
Asimismo, los vendedores han tomado una determinación que gusta al Ayuntamiento y que creen que repercutirá en su imagen y en la recuperación de los ingresos, a la baja desde la pandemia: se modernizarán y darán un lavado de cara a las carpas para adaptarse "al siglo XXI". Entre las medidas que se han planteado al consistorio se encuentran la sustitución de los motores con los que funcionan por baterías (hacen menos ruido) o la compra de toldos uniformes del mismo color y su decoración con detalles de la capital.
Buscan, de esa manera, adaptarse al remozado entorno del estadio y quedarse para siempre. En caso de regresar a Rafael Salgado, argumentan, los temores desaparecerán de un plumazo y sólo quedará recuperar un emplazamiento central en La Castellana cuando se terminen las obras. En Padre Damián no se trabaja desde hace años para favorecer la seguridad de los invitados VIP y los asistentes al palco de honor y para liberar la bajada a la Policía.
En un reportaje anterior, Javier Herrero, representante del colectivo, explicó la problemática y criticó el proceder del Ayuntamiento. "En abril recibimos un decreto que nos obligó a trasladarnos durante dos meses, finalizando el 30 de junio, de la calle Rafael Salgado. El 1 de julio, cuando empezaron los conciertos, los compañeros de pipas y agua pudieron montar sin ningún problema. Así seguimos… hasta que el viernes previo al primer partido de Liga, a las 13:45 y sin dejarnos margen de reacción, recibimos otro decreto ampliado que nos denegaba la posibilidad de colocarnos donde habíamos trabajado durante todo el verano. Las formas no fueron las mejores. Podían habernos llamado". El Ayuntamiento alegó que no tenían "recepcionada la calle" y añadió la existencia de "un problema de orden, pero sin especificar cuál", aunque sí les transmitieron que se trataba de "una medida para favorecer a los vecinos", algo a lo que los vendedores no encuentran sentido.
La instalación de baterías colaborará con la batalla contra el ruido, aunque Herrero recordaba que "las asociaciones vecinales dicen que ellos no tienen nada que ver y que su problema no son los puestos". Además, contó que elevaron una consulta a "la Policía Nacional y Municipal y a los Bomberos para ver si existía algún informe negativo" que impidiese su vuelta y que estos les dijeron "que de ninguna de las maneras". "Llevamos 50 años, esto es absurdo. La medida del Ayuntamiento nos descuadra bastante y nos genera mucha inquietud", añadió a finales de septiembre. Ahora, las reuniones de las últimas semanas les llenan de esperanza y les hace soñar con el regreso de 20 familias y sus puestos por Navidad.