Pablo Machín, el maestro de escuela que preguntaba a Lotina sobre la defensa de tres: "Era un poco tocapelotas porque cuestionaba el porqué de las cosas"
El entrenador soriano ascendió al Girona por primera vez a LaLiga y lideró la clasificación con el Sevilla.
Pablo Machín (Gomara, Soria, 1975) fichó por el Umm Salal de Catar el pasado 25 de noviembre y dejó su trabajo como comentarista en los partidos de Champions del Girona en Movistar Plus. Unos días antes, el técnico soriano se sentó con Relevo para charlar de su paso por el conjunto gerundense y el Espanyol en una entrevista publicada en este medio con motivo del derbi catalán.
También de su formación fuera de los terrenos de juego y de su carrera como futbolista, que se terminó tras una grave lesión de rodilla que le introdujo en los banquillos. Y de su vinculación al club de su tierra, un Numancia en el que hizo todo y del que no se fue hasta que Oriol Alsina le firmó para el Girona cuando tenía 38 años.
Maestro de escuela, entrenador de porteros y técnico autodidacta, el de Gomara se inspiró en Miguel Ángel Lotina para poner en práctica su trabajada y afamada defensa de tres que le llevó a la élite de la mano del Girona. Y a liderar la clasificación de LaLiga con el Sevilla. De todo ello reflexiona Pablo Machín en esta segunda parte de la entrevista con Relevo.
Empiezo una nueva etapa al frente del @ummsalalsc. Gracias por vuestra confianza. Un reto ilusionante en el que pondré todo mi esfuerzo y trabajo para ayudar al equipo a crecer y alcanzar los objetivos https://t.co/2y3Z0mN1XJ
— Pablo Machín (@pablomachindiez) November 25, 2024
¿Cómo te fue haciendo de comentarista?
Es diferente. Al principio era un poco reacio a hacerlo porque soy compañero de los que actualmente se están sentando en el banquillo y, por más que seamos entrenadores, no te gusta hacer juicios de valores, que siempre van a ser subjetivos porque no tenemos todo el conocimiento. No quiero que un compañero se pueda sentir agraviado o dolido por algún comentario ni me gusta hacer valoraciones, especialmente negativas, sin tener toda la información. Pero al ser Champions y verlo desde un punto de vista de equipos españoles contra otros equipos, es distinto. Y más aún si se trata del Girona porque, además, suponía seguir al equipo fuera de España.
Cuando un entrenador no tiene equipo, ¿qué hace? ¿Ve mucho fútbol?
Mucho. De Primera, de Segunda y también internacional. Nuestra profesión tiene muchas cosas malas y cada vez los entrenadores asumimos más responsabilidades de las que seguramente nos corresponden, pero una de las cosas buenas es que hacemos lo que nos gusta y nos dedicamos al fútbol, que antes de ser profesión era nuestra pasión. En todo caso, más que ver fútbol se trata de analizarlo.
Entender el porqué utilizan esta salida de balón, qué beneficios tiene meter a un lateral por dentro y generar superioridad… Estos análisis te dan ideas que quizás, cuando entrenes, te sirvan. Porque yo creo que lo fundamental y básico es que el entrenador se adapte a los jugadores y no viceversa. Más aún, cuando ahora no tenemos tampoco ese tiempo para formar un equipo. Ahora es todo urgente, tienes que llegar y casi antes de llegar ya te piden ganar. Creo que eso es complicado y es por ello que el entrenador tiene que adaptarse a las características de sus jugadores.
De formación académica eres maestro.
Sí, soy maestro de educación física. En Soria no hay demasiadas carreras. Mi idea era estudiar INEF, tenía la preinscripción para irme, pero Lotina me quiso para el primer equipo del Numancia y al final hice magisterio y me especialicé en educación física. Y con uno o dos años más, INEF.
Yo estuve de profesor interino en pueblos de Aragón, a una hora y pico de Soria. Lo compaginaba con entrenar en categorías semiprofesionales, en la cantera del Numancia; incluso ayudando como entrenador de porteros del primer equipo. Luego tuve que elegir entre ser maestro o entrenador profesional, y no tuve demasiadas dudas.
Hasta que fuiste a Girona, toda tu carrera fue en el Numancia. Como jugador y entrenador.
Yo soy de un pueblo pequeño de Soria, que se llama Gomara. Ni teníamos equipo de fútbol. Por temas familiares me fui a vivir a Soria y de pequeño entré en la cantera del Numancia. Con 18 años me saqué el título de entrenador y compaginé entrenar con jugar. Cuando estaba en el primer equipo tuve una lesión grave de cruzados. Al poco tiempo, cogí el equipo juvenil y lo subí a División de Honor por primera vez en la historia. Al recuperarme de la rodilla, me decidí por los banquillos y dejé de jugar.
Y cogiste al filial del Numancia.
Curiosamente, en el filial tuve otra experiencia traumática en los últimos minutos parecida a la del Lugo en Girona. Jugamos una final de playoff en Soria contra el Ontinyent con el campo prácticamente lleno, y en el añadido, cuando ya teníamos hecho el ascenso a Segunda B no se me olvidara el nombre del jugador, Montava, lanza una falta cerrada que da en la rodilla Álex, del Numancia, y termina entrando. Fue gol en propia y no ascendimos por el valor doble de los goles en campo contrario.
Ahí dejas el filial.
En aquella época yo estaba colaborando como entrenador de porteros con Goicoechea en el primer equipo, también lo había hecho con Enrique Martín, porque entonces no había entrenadores específicos. Bueno, el caso es que Goicoechea se va al Hércules con su segundo entrenador y a mí me ofrecen formar parte del primer equipo como segundo. Y ahí empieza mi carrera en el equipo profesional con Enrique Martín, Kresic, Arconada y Unzué. De todos ellos aprendí muchísimo, y en 2011 cogí yo el primer equipo.
Hay otros entrenadores que han sido profesores, como Jagoba Arrasate. ¿La formación como maestro ayuda a entrenar?
Sí, sin duda. Sobre todo en categorías inferiores, con chicos jóvenes. También te ayuda a tener una metodología similar en el fútbol profesional. Cuando estás entrenando, los más difíciles de llevar son los chicos de 20-21 años, y haber sido profesor y entrenador en la base ayuda a tratar con ellos.
¿De dónde te viene la idea de jugar con tres centrales?
Curiosamente, yo había jugado con tres centrales con Lotina. Yo tenía 18 años y él fue el entrenador que me hizo entender el juego. En esa época, prácticamente solo se trabajaba tácticamente la defensa, porque el ataque se dejaba un poco más a la iniciativa del jugador. Y Lotina nos habló de lo que era la defensa en zona. En principio, él quería jugar con un 4-4-2 típico, pero por alguna razón, quizás fue porque a principio de temporada los resultados no eran demasiado buenos, cambiamos a tres centrales. Yo de chaval, como me suelen decir los entrenadores que he tenido, era inquieto… por decirlo de un modo suave. Podríamos decir que era un poco tocapelotas para los entrenadores porque cuestionaba el porqué de las cosas.
No es que fuera impertinente, pero quizás después del entrenamiento me gustaba hablar con el entrenador para que me explicara. O cuando hacíamos esos viajes interminables en autobús, pues me atrevía y le decía, 'oye, si este equipo con el que hemos jugado siempre nos está ganando y hemos jugado de esta manera, ¿por qué no cambiamos?'. Cosas así. Yo también había visto mucho al Real Madrid de Toshack. Aquel famoso equipo jugaba con tres centrales, con carrileros largos… Bueno, imagínate, Gordillo por la izquierda; por la derecha jugaban Chendo o a veces incluso Míchel. Y a mí me parecía atractivo. Entonces, Lotina me enseñó cómo eran los movimientos básicos, las basculaciones, etc.
¿Lo empiezas a utilizar en Girona?
Sí. Cuando llegué Girona ya había entrenado este sistema, pero salvo en alguna vez puntual para mantener un resultado, no lo había utilizado. En Girona había habido dos entrenadores antes que yo en la misma temporada y ambos jugaban con un sistema muy parecido, un 4-2-3-1. Y lo que tenía muy claro es que tenía que venir aquí para cambiar cosas; empezamos a cambiar desde horarios, lugares y hábitos de entrenamiento… empezamos a hacer trabajo preventivo, que apenas se hacía en esa época. El caso era que el futbolista percibiera que había cambiado algo. Y algo muy significativo era cambiar la manera de jugar. Analicé la plantilla y decidí que los jugadores se podían adaptar a jugar con un 5-3-2 porque el objetivo cuando llegué era darle solidez al equipo porque venían de muchas goleadas y pusimos tres centrales con dos laterales que se incorporaban a medida que fuimos cogiendo confianza.
En principio era más defensivo, pero eso fue evolucionando con el paso del tiempo con carrileros que eran más extremos reconvertidos que no laterales al uso, que es lo que realmente me gusta: ser un equipo ofensivo y agresivo. Y fuimos evolucionando cada año porque los rivales también te obligan a hacerlo. Fuimos un equipo novedoso en aquellos tiempos porque prácticamente éramos el único equipo que jugaba así. Éramos un equipo atractivo para analizar. Más adelante, muchos otros también jugaron con este sistema. Con el paso del tiempo fuimos haciendo matices, en vez de jugar con un pivote, pues jugamos con dos, dos medias puntas y un delantero... o invertíamos el rombo del medio; con doble pivote, media punta y dos puntas.
Tras tu brillante paso por el Girona, al que asciendes a LaLiga por primera vez en su historia y lo mantienes holgadamente en Primera, firmas en verano de 2018 con el Sevilla. Empezasteis como un tiro, en la jornada 13 eráis líderes.
Hicimos una buena pretemporada y jugamos previa de Europa League muy pronto. Tenía un poco de respeto, incluso miedo, porque si no pasaba la eliminatoria no cumplía el objetivo… y claro, pensaba, 'si no voy a Europa para qué vengo al Sevilla'. En el cuerpo técnico éramos novatos en eso, pero hablamos con los veteranos como Jesús Navas y nos empapamos de ellos. Queríamos transmitir el modelo de juego del Girona al Sevilla, que para eso me ficha… Y sobre el comienzo de Liga, quizás empezamos hasta demasiado bien porque ir líderes en la jornada 13 puede hacer pensar cosas que no eran. Estuvimos el 90% del tiempo en puestos Champions, pero cuando estuvimos en puestos UEFA con aquel otro gol en la prórroga contra el Slavia de Praga cuando íbamos a pasar de ronda en Europa que nos eliminó, pues tomaron la decisión de poner a Caparrós, que era director deportivo, como entrenador, y volver a traer a Monchi tras salir de la Roma.
Prescinden de ti estando el Sevilla sexto clasificado. ¿Se fue injusto con tu trabajo?
La justicia o la injusticia es muy personal. Yo creo que lo hicimos suficientemente bien con los mimbres que había como para haber continuado más. Estoy muy contento del trabajo que hicimos en Sevilla, más allá de los resultados; estuvimos casi siempre en Champions y seguíamos en posiciones europeas… pero es evidente que el clima institucional tuvo mucha parte de culpa y pienso que el fichaje de Monchi quería aunar al sevillismo en una misma figura y eso nos pasó factura porque a Caparrós lo ponen de entrenador. Él no iba a sentarse más en un banquillo, pero el club se lo pidió y el damnificado fui yo.
En general, ¿hay poca paciencia con los entrenadores en España?
Hay poca paciencia en España y se está trasladando cada vez más al resto del mundo. La gente se fija en las mejores ligas para lo bueno y para lo no tan bueno. En Inglaterra todos pensábamos que había más confianza y paciencia con los entrenadores, pero a medida que están entrando propietarios de fuera esto va cambiando. Lo de España es un poco locura… no es normal que en la jornada tres, cuatro o cinco ya se echen a algunos entrenadores. ¿Qué proyecto son tres o cuatro partidos? Es que si echas a un entrenador, el fracaso es un 10, 20, 30, 40 o máximo 50% culpa del entrenador, pero el resto es de otra mucha gente que también tiene que asumir responsabilidades.
Cuando firmas por el Elche ya sabías que salvarlo era prácticamente un milagro, ¿no?
Sí, sabía que era la oportunidad de volver a España para entrenar en Primera. No soy iluso y cuando hablo con ellos teníamos claro que el porcentaje de mantener la categoría es un cinco o diez por ciento. Era prácticamente imposible.
¿El entrenador cada vez decide menos en la planificación deportiva?
Cada vez tengo más claro que yo soy entrenador y que tengo que sacar el máximo rendimiento a la plantilla que me dan. Antes, como con Cárcel en el Girona, podías elegir dentro de unos parámetros económicos lógicos. Ahora, el 95% lo ficha el club y el director deportivo… y el entrenador normalmente da su opinión sobre un perfil que pueda necesitar, pero muchas veces ni se corresponde ese perfil ni los jugadores que le traen. Por eso el éxito del entrenador no siempre está vinculado con el resultado. Se trata de hacer el máximo con lo que tienes y hacerlo bien. Si eso no da para conseguir los objetivos quizás es porque lo que hay no tienen capacidad para lograrlo. O que hay un oponente que tiene más acierto que tú. Muchas veces al entrenador se le responsabiliza de situaciones que no le corresponden. Pero como se suele decir, va con el cargo.
¿Cómo fue la experiencia en Arabia Saudí y Chipre?
Cualquier experiencia es enriquecedora y hay competitividad en todos lados. Tenía claro que quería entrenar fuera. A Chipre fui por el tema del idioma. Y en Arabia he estado en dos clubs; el primer fui a ver como era aquello y si de verdad me podía interesar ese mercado. Allí trabajé con un staff que no era el mío habitual, pero que era fabuloso y me ayudó mucho a adaptarme. No puedes entrar y querer cambiarlo todo, intentando que un equipo saudí sea como uno español. Aprendí que tienes que desgastarte en las cosas verdaderamente importantes y, a veces, en cosas nimias, quizás tengas que mirar para otro lado… cosas que quizás aquí en España no permitirías.
Dices que a Chipre fuiste por el idioma.
Sí, allí se habla griego y mucho inglés. Con los jugadores te expresas en inglés y era un reto para ver si tenía capacidad para transmitir lo que yo sé en otro idioma. Cuando el entrenador tiene que llegar al futbolista, sobre todo en un face to face, necesitas tu manera de expresarte.
¿Y qué tal la experiencia?
A mí lo que se me ofrece es un proyecto para la siguiente temporada. Firmé año y medio, y la idea era tomar decisiones y traer los jugadores adecuados para hacer un equipo ganador al año siguiente. Todo fue bien hasta que me dicen que no se puede mantener lo prometido, no contractualmente, sino en cuanto a fichajes. Las incorporaciones que el club se podía permitir no eran desde mi punto de vista garantía para poder pelear la liga y decidimos llegar a un acuerdo, y no continuamos.