El extraño caso de Oriol Romeu, el futbolista que lee filosofía estoica y escribió su 'viaje interior'
El nuevo fichaje del Barça es un seguidor del estoicismo y publicó un libro en 2021.
Oriol Romeu (Ulldecona, 1991) tenía una estantería llena de libros en su casa en las afueras de Southampton. Fiel seguidor de la filosofía estoica, la literatura ha ampliado la mirada del mediocentro a lo largo de su carrera, sobre todo en su etapa en la Premier League. Le ha ayudado a tomarse el fútbol con cierta perspectiva, alejado por norma de las redes sociales. Aquella habitación era su refugio. Antes de ir a dormir, al lado de su perra Lluna hojeaba algunos libros. En un rincón de aquella sala escribió su primer libro. Una temporada inolvidable, el viaje interior de un futbolista, donde a modo diario repasa el curso 20-21.
El mediocentro regresa a Barcelona, donde jugará las próximas tres temporadas y tendrá una cláusula de 400 millones de euros. Hace algo más de una década, del Camp Nou se fue un futbolista que comenzó a respirar aires de grandeza cuando fichó por el Chelsea de José Mourinho. Como blue ganó una Champions que no siente del todo como suya y encadenó dos cesiones. En Stamford Bridge empezó a fijarse en las estrellas del vestuario: en su ropa, sus coches, sus relojes... Romeu quería ser uno de ellos.
Comenzó a gastarse mucho dinero en ropa, en construir una nueva apariencia. Se dejaba miles de euros en marcas de lujo y ni siquiera le gustaba lo que se compraba. Ya no todo giraba sobre el balón. Todo cambió cuando descubrió quién sería su nuevo vecino: Juan Mata. El ex del Valencia, a día de hoy uno de sus mejores amigos (y autor del prólogo de su libro), le reubicó en el camino correcto. El primer libro que le regaló fue Tokio Blues, de Murakami. Dos graves lesiones de rodilla fueron dos bofetadas para Romeu. Todo ello le sirvió para volver al sendero que le había llevado a formar parte de un equipo campeón de la Copa de Europa.
El estoicismo como hoja de ruta
"Cultivarte como persona y conocerte a ti mismo te hace ser mejor futbolista", afirmaba Oriol Romeu en una entrevista al Diari Ara. Con el paso de los años, fue descubriendo que hay muchos factores supuestamente ajenos al mundo del fútbol que tiene una repercusión directa cuando uno tiene el balón. Hace tiempo descubrió la filosofía estoica, que tiene como fin alcanzar la felicidad y la sabiduría prescindiendo de los bienes materiales.
El dinero, a pesar de que reconoce que el futbolista lleva una vida muy cómoda, nunca fue un problema para él. A pesar de que el Girona le ofreció un contrato sensiblemente inferior al que tenía en Southampton, para él no fue algo que formó parte de la ecuación a la hora de decidir.
Como futbolista del Girona, tras ser durante años uno de los capitanes del Southampton, ha sido una de las voces autorizadas del equipo. El club pone como norma, aunque tiene algunas excepciones, que los futbolistas vivan a un máximo de 30 kilómetros de la ciudad. Romeu se instaló al lado del centro de entrenamiento, era vecino de Stuani. Como jerarca del vestuario, se encargó de que los futbolistas menos experimentados supieran dónde estaban ciertos límites. Ahora Míchel pierde a una de las piezas que sostenía su proyecto.
Zweig, Dostoyevski o Proust
La literatura y la filosofía le han dado a Romeu una mirada muy particular dentro del mundo del fútbol. Lee a Stefan Zweig o Dostoyevski y le gusta escuchar a Ludovico Einaudi. Explora cómo autorregularse a través de la respiración y también llegó a formar parte de un grupo en el que compartían reflexiones sobre algunos libros. Cuando sabía que su fichaje por el Girona estuvo a punto de cerrarse, empezó a leer El cuaderno gris de Josep Pla, un escritor que nació en la misma provincia. Quién sabe si ahora explorará autores barceloneses como Vila Matas, Vázquez Montalbán o Mercè Rodoreda. Hay una frase de Marcel Proust que ha acompañado a Romeu durante su transformación: "aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia".
Oriol Romeu comenzó a ser consciente del talento que había en el vestuario del Barcelona el día que subió a entrenar por primera vez. Cuando empezó a compartir cancha con el equipo que había ganado todos los títulos posibles, sintió que aquellos rondos que domaban Xavi e Iniesta le situaban al otro lado del muro. Quizá cuando vuelva a oler el césped de la ciudad deportiva, como Proust la madalena, a Romeu se aparecerá la imagen de aquellas primeras veces.
La vida da muchas vueltas. Ahora regresa a Barcelona para que Busquets se instale tranquilamente en el museo del Barça y que el barcelonismo no le eche demasiado de menos.