Un grupo de amigos recoge la basura del Estadio Insular, olvidado por los políticos: "Su estado es de abandono absoluto"
Carlos y Camilo, aficionados de la UD Las Palmas, son vecinos que pelean a diario y de forma desinteresada por revitalizar un espacio cada vez más olvidado.
El legendario Estadio Insular, un recinto emblemático del fútbol español, cargado de historia y misticismo, fue testigo de tardes y noches de gloria desde su nacimiento como "Estadio de Las Palmas", en 1944. A lo largo de su existencia, su césped fue honrado por iconos canarios tan respetados como Germán Dévora, Juan Guedes, Paco Castellano o Antonio Afonso Moreno 'Tonono', y reluciente con la presencia de estrellas del fútbol mundial como Diego Armando Maradona, Ronaldo Nazário, Johan Cruyff, o Franz Beckenbauer, que precisamente era admirador de Tonono. Aquí, en el Insular, la Unión Deportiva Las Palmas vivió sus años más resplandecientes, con una trayectoria ininterrumpida de 19 temporadas en la Primera División, con un subcampeonato de Liga incluido, y participaciones memorables en competiciones europeas, como el todavía recordado 4-0 ante el rocoso Torino.
Sin embargo, en 2003, el estadio cerró definitivamente sus puertas como consecuencia de una gravísima crisis económica que casi consigue la desaparición del club isleño, además de la "necesidad de modernización" que los políticos vendieron insistentemente. Esto llevó al traslado de la UD Las Palmas al Estadio de Gran Canaria, en el barrio de Siete Palmas, un complejo más moderno, pero carente de la mística de antaño. A pesar de su cierre, el estadio permaneció en pie durante más de una década en un estado de abandono más que visible, hasta que en mayo de 2015 fue abierto como parque urbano. "Ha pasado una década y no está ni inaugurado. Siempre se vendió como parque deportivo, pero no tiene ni canchas de fútbol. Todo ha sido con prisas políticas", matiza Carlos Santana, Presidente de la Asociación de Vecinos de Las Alcaravaneras, para Relevo.
Esta reconversión, de estadio a un parque de 6.000 metros cuadrados con zona infantil y cafetería incluidas, costó 1,8 millones de euros y fue una iniciativa del Cabildo de Gran Canaria -propietario y responsable del parque-. La entidad cedió al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria parte del terreno, como la Grada Curva o la Grada Tribuna del Insular para su mantenimiento y reforma.
La misión de ambas instituciones era preservar la estructura original del estadio para mantener viva la memoria los memorables días futbolísticos "y el único proyecto que se puede ver a día de hoy es, literalmente, basura por todos lados. El 80% del incivismo es por gente joven y sus botellones nocturnos. Pero es que voy más allá: en la Grada Tribuna, -rehabilitada en 2020 y donde hay gente que ha hecho sus necesidades-, no existe ni una papelera. Así es imposible", se fustiga Carlos. Las lonas resquebrajadas, los baños cerrados, los jardines descuidados y uno de los toboganes infantiles cerrados por riesgo de desprendimiento de la "caseta del vigía" tampoco ayudan a la salud global del parque.
El vacío legal, la inacción administrativa y la inseguridad
El panorama en torno a la Grada Tribuna refleja el vacío legal y administrativo. La concesión que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria adjudicó a la empresa "FCC Medio Ambiente", encargada del mantenimiento del parque, caducó hace tiempo, generando una situación de incertidumbre jurídica que sigue afectando a la gestión del espacio. Aunque la ley exige que, una vez finalizado un convenio, la empresa adjudicataria continúe cumpliendo con sus obligaciones hasta que se celebre un nuevo concurso público, FCC se limita a las responsabilidades originalmente establecidas, como el cuidado del césped y la limpieza superficial.
La vigilancia, un aspecto crucial para el bienestar de los usuarios, también estaba contemplada en este contrato. Sin embargo, presenta un déficit, ya que solo se cuenta con un vigilante. "El horario del parque es de 7:00 a 24:00 de lunes a sábado, y de 7:00 a 23:30 los domingos. Entre semana, solo se dispone de un vigilante a partir de las 16:00, y durante la noche el parque queda sin protección", señala Carlos.. El Ayuntamiento, que debería ofrecer una solución rápida y efectiva, parece sumido en la inercia burocrática. Su alcaldesa ya ha anunciado que el proceso de licitación está en marcha, pero la dilatación es evidente. "Podría tardar años, e incluso décadas, hasta que se resuelva de manera definitiva", reconoce, resignado, Carlos.
Mientras tanto, el parque se enfrenta a otra situación caótica: la invasión de patinetes que convierten el espacio en un terreno potencialmente peligroso. "El día que se lleven por delante a algún menor, lo lamentaremos y será ahí cuando se pongan las pilas", continúa Carlos. "Los desperfectos, como el cartel roto que prohibía la entrada de perros, ilustran el estado de abandono absoluto", pronuncia con desesperación.
Camilo, la luz que ilumina el inicio del túnel
Ante la inacción de las autoridades, ha sido la ciudadanía, liderada por jóvenes y comprometidos individuos como Camilo Leal Marín, camarero grancanario de 23 años, quien ha dado un paso al frente. Su gesto y el de su grupo de amigos, que voluntariamente comenzaron a recoger la basura del parque hace unos meses, ha sido el detonante para avergonzar a las instituciones implicadas. "Si el Ayuntamiento está desbordado, que pida ayuda. Yo tengo la fuerza y la energía de llamar a 30 personas y animarles a que vengan conmigo a desinfectar todo. Es más, la gente ya se ha animado cuando nos ha visto limpiando el parque", reconoce el joven para Relevo.
"La ciudad está muy sucia, no solo el Insular. Hay muchísimas cucarachas por las aceras y da un malísimo aspecto de todo. Me pongo en la piel del turista que viene aquí a pasar sus vacaciones y entendería perfectamente que no quieran volver. Es una pena, porque es nuestra tierra y nosotros lo estamos permitiendo", denuncia Camilo. "Que un particular tenga que asumir la limpieza de un espacio público denota una falta grave de responsabilidad por parte del Ayuntamiento y del Cabildo, cuyas promesas de soluciones siguen siendo difusas", añade Carlos.
"@Limpiandolp" es una cuenta, creada por Camilo, que saldrá oficialmente en estos días en diversas redes sociales, como Instagram o Facebook. "Se reflejará todas las limpiezas que hemos hecho y que haremos en el parque y en toda Las Palmas de Gran Canaria. Quiero motivar a todas las personas a que nos sigan y a que vengan con nosotros a colaborar", remarca.
Aunque se ha conseguido establecer una mesa sectorial con representantes de Limpieza, Patrimonio y Parques y Jardines, todas ellas concejalías del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, lo cierto es que la intervención se ha limitado, hasta ahora, a medidas puntuales, como la limpieza exhaustiva de la Grada Tribuna la semana pasada, o durante el pasado mes de marzo. Los vecinos, cautelosos, insisten en que, más allá de las promesas, es fundamental establecer un plan de mantenimiento regular para evitar que la limpieza del parque se convierta en un evento esporádico. "Se busca que la intervención sea sostenida, con limpiezas quincenales, para que la Grada Tribuna no caiga nuevamente en el abandono. Pero persiste la desconfianza, pues las acciones concretas hasta la fecha han sido escasas", subraya el responsable de la Asociación de Vecinos de Las Alcaravaneras.
El Carnaval y la promesa de reorganizar el parque
En febrero de 2025, el parque se convertirá en el escenario de las galas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, un evento que, aunque promete dinamizar la vida cultural de la zona, también representa un desafío logístico. "Se ha acordado que las galas no sobrepasarán la medianoche, salvo algunas excepciones, y las autoridades, en concreto la Concejala del Carnaval, han consultado con los vecinos la organización del evento. Al menos eso sí lo tengo que agradecer", comenta Carlos.
Tras el Carnaval, se ha prometido una reestructuración completa del parque, lo que abre una ventana de esperanza para su revitalización. "Pero pies en el suelo. Esto es una carrera de fondo y a los políticos les encanta prometer medidas que luego… Es un avance, sí, pero nosotros queremos acciones reales", exige de forma escéptica.
Los futuros proyectos, anclados en la burocracia
Además de los problemas de seguridad y limpieza, el parque se enfrenta a desafíos estructurales que las autoridades han comenzado a abordar, aunque con lentitud. El proyecto para la Grada Naciente, que contempla la creación de una unidad de salud mental infantil y una Universidad popular, está en sus primeras fases, pero ya se anticipan complicaciones debido a la concurrencia de tres instituciones (Gobierno de Canarias, Ayuntamiento y Cabildo) en la toma de decisiones. La pugna por el poder y la complejidad de coordinar a estos entes auguran un proceso largo y lleno de obstáculos burocráticos.