Montiel, el campeón del mundo que pasó de puntillas por Sevilla... y quedará para siempre en su historia: "Gracias a Dios jugué en el Sánchez-Pizjuán"
El argentino se marcha del club con una escasa participación... pero con un gol que jamás se olvidará en Nervión: el penalti en Budapest que valió una Europa League.

Las historias no siempre son perfectas. Hay casos excepcionales, como el de Jesús Navas, que inundan de oro cada página de un libro que quedará para la eternidad. Sin embargo, en las mejores aventuras suele aparecer un actor secundario que entra de cuajo en el ideario común de una sociedad o grupo. Es el caso de Gonzalo Montiel y el Sevilla, quien se marcha entonando un "gracias a Dios jugué en el Sánchez-Pizjuán".
El argentino ya es nuevo jugador de River Plate, tal y como informamos en Relevo. Su traspaso se puede elevar hasta los cinco millones de euros si toca plata en la competición doméstica de su país, algo que con su currículum no se antoja complicado. Y es que Montiel, por seguir con esa 'comparación' con la historia perfecta de Jesús Navas, nació con duende. Un don para hacer que su selección toque el cielo hasta en dos ocasiones distintas... y repetir hazaña con el Sevilla.
La galería de la carrera de Montiel no está al alcance de cualquiera. De hecho, de casi nadie. Anotó el penalti que le dio el Mundial a Argentina en 2022, no erró en la tanda de la final de la Copa América en 2024... y entre medio se coló de lleno en la historia del Sevilla. El lateral fue el encargado de lanzar la última pena máxima en la final de la Europa League, en Budapest, en 2023. Cuando a todos le temblaban las piernas... apareció el 'cache' para mandar al fondo de la red el balón y hacer estallar las gradas del Puskas Arena.
Por ese penalti que valió la séptima Europa League del Sevilla, Montiel será siempre recordado en la historia de la entidad hispalense. Un momento para la posteridad... que, a su vez, choca frontalmente con un periplo que no quedará en los anales del club. El argentino tiene la foto más icónica de la segunda década del siglo XXI en Nervión, sí, pero también una carrera que ha pasado de puntillas.
Cuatro temporadas, 81 partidos... y una sensación de 'descarte' desde el mismo verano de 'La Séptima'. En aquel momento, Montiel se marchó cedido al Nottingham Forest, donde tampoco acabó de cuajar, y acabó regresando al año siguiente a un Sevilla distinto. Un club con necesidad de deshacerse de salarios importantes y rejuvenecer una plantilla caduca. Y el lateral volvió a estar en la rampa de salida -pese a que ni tenía un sueldo alto y estaba en plena madurez futbolística-.
Su rendimiento no convenció con continuidad en Nervión y eso se tradujo en las necesidades para que saliera en cada ventana de mercados. En el verano de 2024 estuvo muy cerca de recalar en Países Bajos, donde el PSV apostaba fuerte por él, pero finalmente se acabó rompiendo un traspaso que rondaba los cuatro millones de euros. Meses más tarde, su deseo de regresar al lugar donde más feliz fue se impuso a cualquier otro posible destino. Montiel y River Plate estaban condenados a encontrarse.
Ahora, con su salida oficial del club nervionense, se abre un nuevo futuro, en el que Gonzalo Montiel siempre será recordado por un penalti, pero jamás por una etapa que pasó de puntillas. Aunque, al hablar sobre él, cualquier trabajador del club nervionense se deshace en elogios. Porque dio la cara hasta el último día -la eliminación de Copa en Almería- y apoyó a los que venían por detrás para quitarle minutos -aconsejó y ayudó a Carmona desde el primer día-.
Hasta aquí la historia de Gonzalo Montiel en Nervión. El Sevilla le ama. El Sevilla le descarta. El Sevilla siempre le recordará. La dualidad en el fútbol. La fugacidad del tiempo en el deporte rey.