Modric se rebela contra el estigma que le persigue en el Real Madrid
El centrocampista, que hoy cumple 39 años, experimenta en el parón de selecciones un rol de vital importancia que echa de menos en el Real Madrid.
Si hay alguien que disfruta el fútbol de selecciones, ese es Luka Modric. Mientras que en el Real Madrid se quedan sin uñas por culpa de la ansiedad que les genera perder efectivos en este arranque de temporada, el croata puede resarcirse de un inicio de año complicado. Este domingo, ante la Polonia de Robert Lewandowski, se marchó a casa con la tranquilidad que inunda a un hombre tras el trabajo bien hecho. ¿El causante? Su perseverancia esta temporada. ¿El resultado? Un gol de falta que cumple con todos los cánones de estética imaginables. En otras palabras del argot futbolístico: un txitxarro.
Modric se ha levantado este lunes más contento que ayer y más mayor también. El día de su 39 cumpleaños, Luka celebra su estado de gracia con Croacia y se resigna con la difícil realidad que ha tenido que asumir en el inicio de este curso bajo las órdenes de Carlo Ancelotti. A la hora de confirmar su renovación por una temporada más, el propio centrocampista era consciente de que los jóvenes venían pidiendo paso y no iba a tener el peso al que estaba acostumbrado temporadas pasadas.
Luka Modric firmó un nuevo contrato a sabiendas del cambio de rol que iba a vivir, pero este inicio de temporada ha sido testimonial para él. Un solo dato ilustra la doble realidad en la que vive el futbolista: en dos partidos con Croacia ha jugado más minutos que en cinco encuentros con el Real Madrid. Este parón de selecciones le ha venido muy bien a Modric, a diferencia de la mayoría de los jugadores de Ancelotti. Contra Portugal disputó 77 minutos y contra Polonia 90. Un total de 167 minutos que señalan a los 132 que acumula con el Real Madrid. En cinco partidos, el croata juega un promedio de 26 minutos por partido.
Con las cifras en la mano es entendible que siga alargando su capitanía como internacional. "Lo que es realmente importante es que sigo aquí. Todavía tengo la misma motivación y el deseo que tenía al inicio de mi carrera", explicó Modric sobre su deseo de continuar jugando para Croacia tras la derrota contra Portugal.
La diferencia de peso que el centrocampista experimenta entre la selección y su club es abismal. El propio jugador verbalizó la disparidad entre estas dos realidades: "Creo que puedo ayudar al equipo", dijo. A lo que añadió: "El entrenador, mis compañeros y la Federación de fútbol croata querían que siguiese. Es la principal razón de que yo todavía esté aquí". A sus 39 años, con Croacia se rebela contra el estigma de la edad que le persigue en el Real Madrid.
Su insistencia por seguir jugando para su selección lo ha llevado a ser el segundo jugador europeo con más partidos como internacional. Un total de 180 encuentros, cifra que comparte con un excompañero como lo es Sergio Ramos. Los dos madridistas se quedan lejos de las 214 apariciones de Cristiano Ronaldo con la selección de Portugal. Dos de esos tres nombres ya han abandonado el Real Madrid. El croata resistió a su posible idilio con Arabia, superó su enfado con Ancelotti por su rol y hasta enmendó una renovación rota que el Madrid se planteó abandonar trabajar en su despedida.
Todo con tal de seguir un año más en el Real Madrid. En la vigente temporada, y con lo contractual solucionado, la papeleta es para el entrenador italiano, que trata de esquivar las lesiones, contentar a Luka Modric y gestionar la necesidad de rodaje de Arda Güler. Ancelotti quiere darle el valor que merece al croata. Nadie mejor que él conoce el jugador que tiene entre manos, pero también que el talento joven aprieta y viene mucho más preparado para el estilo del Madrid.
En Croacia, Modric sigue encontrando un oasis para su fútbol. El equipo se adapta a sus características y no rompe el compás que el centrocampista del Real Madrid marca. Titular indiscutible en un equipo más dado al juego de toque que a la transición, todo encaja para el centrocampista. Los parones internacionales como este hacen más evidente la doble realidad que persigue a Luka Modric, que encuentra en Croacia la felicidad que en Madrid ansía.