El año y medio en el que Marcelino cambió al Athletic: un vestuario roto en su adiós, un vídeo desde La Cartuja y un grupo que "volvió a creer"
El técnico asturiano llegó en enero de 2021, ganó la Supercopa dos semanas después y conectó con un vestuario que le considera clave en el crecimiento rojiblanco.
El 3 de enero de 2021, tras una victoria ante el Elche, el Athletic sorprendió con un tuit escueto: "Relevo en el banquillo del Athletic Club". La entidad vasca, que venía de perder el último día del año ante la Real Sociedad en San Mamés, había conseguido cerrar la llegada de su técnico favorito y no quiso esperar más. Marcelino García Toral, hasta entonces uno de los entrenadores más odiados en Bilbao, era el elegido para sustituir a Gaizka Garitano. Hacía falta una revolución y el plan salió muy bien. En solo un año y medio, el asturiano entendió lo que significa ser "una cuadrilla", levantó un título, conectó con una ciudad y una entidad como la vasca y se ganó para siempre a un vestuario. Que se lo pregunten a los testigos de una despedida que acabó entre lágrimas en el vestuario.
Pero antes de hablar del final, hay que empezar por el principio. Fue muy intenso. En el vestuario recibieron a Marcelino con los brazos abiertos. Iker Muniain, entonces capitán, no dudó en ir al despacho del técnico como líder de todo el vestuario. Le trasladó que el equipo estaba a muerte con él y se le prometió que aceptarían todas sus exigencias sin discusión. Un cambio drástico a nivel de entrenamientos, de cargas y de esa lucha con la balanza tan famosa del cuerpo técnico del asturiano. Nadie dudó, cuentan, de que ese era el camino correcto para competir y poder conseguir grandes éxitos, algo que les inculcó desde el primer día.
"Nos devolvió el espíritu de ser campeones", reconocen varios miembros de la plantilla actual rojiblanca, que coincidieron con 'Marce' en su año y medio como entrenador del conjunto bilbaíno. Aunque colocan por encima de todo los retoques que Ernesto Valverde le ha dado a un equipo rejuvenecido, consideran a Marcelino una pieza importante en el gran éxito actual. También lo tiene claro Dani García, hoy compitiendo en Olympiacos y espectador de cada partido de su ex equipo. "Todavía veo muchas cosas a la hora de atacar de las que hacíamos con Marcelino", reconoce el centrocampista, que atiende a Relevo en la previa de un nuevo choque a las órdenes de Mendilibar en Atenas.
Un título en dos semanas
Marcelino llegó sin tiempo. Su primer encuentro fue una visita del Barça de Messi a San Mamés solo dos días después de su presentación y que acabó en derrota (2-3) pese a adelantarse en el marcador. El siguiente debía enfrentarles al Atlético de Madrid pero las nevadas por Filomena aplazaron el choque y les permitió tener más días de entrenamientos para soñar con la Supercopa de España: Real Madrid, en semifinales, y el Barça en la final. En solo quince días, Marcelino levantó un título con el Athletic.
"Fue un chute de energía. En cuatro días sabíamos cómo quería que jugáramos, qué teníamos que hacer y qué no para ser competitivos contra el Madrid en las semifinales", considera Mikel Balenziaga, titular en aquellos dos encuentros ante los dos gigantes del fútbol español. "Volvimos a creer en nosotros", reconoce también Dani. "Fue el aire fresco que necesitábamos en ese momento. Nos metió en la cabeza que éramos mejores de lo que estábamos siendo y de que podíamos hacer cosas bonitas y grandes", recuerda 'Balen', que cree que "la exigencia, la forma de trabajar y la competitividad de todo su cuerpo técnico" hizo que creyeran en ellos "desde el día 1".
Una anécdota ejemplifica cómo les cambió la mentalidad y que aquel equipo, pese a no atravesar un buen momento que había llevado al relevo en el banquillo, viajó a Andalucía convencido de volver a Bilbao con el trofeo. Asier Villalibre se llevó su trompeta en la maleta por si había celebración y los miembros del grupo Orsai -Balenziaga, Dani García, Lekue, Vesga y De Marcos, además del Búfalo- movieron hilos para alquilar instrumentos en Sevilla y que estuviesen listos en el hotel de concentración para después de la final. "Estaba todo organizado ya antes de viajar y ahí se ve que creíamos en nuestras opciones. Convencidos estábamos", desvela Balenziaga.
"El concierto estaba organizado antes de viajar a Sevilla y ahí se ve que creíamos en nuestras opciones. Convencidos estábamos"
Ex jugador del AthleticLa apuesta salió bien y dieron un concierto privado para la plantilla. "Creo que Marce y su grupo esa noche alucinaron porque vieron a una cuadrilla que juega en Primera División y que luego organiza un concierto en vivo para disfrutarlo entre nosotros. Creo que fliparon. Y ahí empezaron a ver que a lo mejor no era un grupo al uso", recuerda el ex lateral izquierdo rojiblanco.
Con el paso de los meses, y siempre con la final de la Copa del Rey aplazada ante la Real Sociedad en mente, el asturiano fue metiendo retoques. "Al principio nos cambió los rigores defensivos. Y ofensivamente nos inculcó que siempre jugásemos hacia adelante, con mucha verticalidad y con muchos pases diagonales. Insistía en que buscásemos siempre terminar jugadas", apunta Dani García, que destaca por encima de todo cómo Marcelino preparaba los encuentros. "Leía muy bien al rival, nos lo comunicaba muy bien en las previas y te dabas cuenta rápido de que era un pedazo entrenador".
La unión reflejada en una videollamada
"El cariño que le cogimos a él y a todo su cuerpo técnico; y el que nos cogieron ellos a nosotros en tan poco tiempo al ver el gran grupo humano que éramos". Así responde Dani García en cuando se le pregunta qué es lo primero que le viene a la mente al hablar de Marcelino. De hecho, el asturiano siempre destaca al rojiblanco como el mejor vestuario que tuvo y que conocerlo le permitió entender qué significa ser una cuadrilla. Entablaron una relación inquebrantable desde muy pronto. "Lo primero es abrirse a los nuevos y recibirles bien. Éramos muy obedientes y creo que ellos también cambiaron un poco por ese trato cercano", cuenta Balenziaga.
De hecho, tras conseguir la Copa en La Cartuja el año pasado, un grupo numeroso de jugadores le llamaron por videollamada desde el vestuario con el trofeo bajo el brazo. Esa unión entre vestuario y cuerpo técnico se evidenció varias veces con los abrazos de Marcelino e Iker Muniain. El técnico colgado del capitán. Sucedió en la Supercopa, cuando solo se conocían desde hacía 14 días, pero también en Levante cuando consiguieron el pase a una nueva final de Copa del Rey (21-22) o en un derbi empatado en los últimos segundos en el Real Arena. También tuvo mucha cercanía con Raúl García. El verano pasado, de hecho, no dudó en viajar en el día desde Asturias a Madrid para estar presente en una despedida privada por la retirada del histórico jugador navarro.
La reacción de Marcelino subiéndose encima de @IkerMuniain10 es muy TOP 😂🔝 @AthleticClub pic.twitter.com/Z45ePb6hQb
— DAZN España (@DAZN_ES) March 4, 2021
Se les valoraba también por su gran trabajo profesional. "'Marce' es un magnífico entrenador y también sabe con quién trabaja. Tiene un grupo buenísimo y creo que al final sabe delegar las funciones y eso es muy importante", analiza Balenziaga. Un caso especial es el de Ismael Fernández, el preparador físico de Marcelino desde sus inicios. Un hombre que les cuidaba al detalle y que popularizó sus carreras por la banda "como un loco" para entregarles unos botecitos de vinagre -ayudan a evitar los calambres musculares- que él mismo creó. Cuando todos estaban poseídos por la euforia en aquellas noches coperas en las que superaron a Barça y Real Madrid, Ismael no perdía el foco. "Inyecta alegría y energía, no descansa nunca, no te deja bajar... y todo lo hace desde el cariño y cercanía. Es una persona muy especial".
El destino le hizo partícipe de la fiesta
Es cierto que el éxito tempranero del técnico asturiano se convirtió, unos meses después, en pesadilla. Los rojiblancos volvieron a clasificarse a una final de Copa del Rey tras eliminar al Levante en la semifinal, pero los de Marcelino cayeron ante la Real y el Barça en dos finales jugadas en quince días. Sin público, con la frialdad de la pandemia, el grupo lloró uno de los momentos más duros de su historia. "Lo recuerdo como el momento más triste. Salvo por la Supercopa, lo recuerdo como lo más triste de mi carrera. Por todo lo que pasó, pero también por perder esas dos finales tan seguidas. Fue un año muy duro", explica Mikel Vesga a este periódico sobre aquella etapa.
"Perder dos finales en casi dos semanas... Eso sí que fueron momentos duros. Fue muy, muy duro", dice Dani García, que tiene claro que pusieron "todo el corazón pero poco fútbol en esas dos finales". Aquel momento se le quedó marcado como una espina a Marcelino, así como la semifinal perdida ante el Valencia. Todo ese sentimiento 'explotó' cuando el entrenador les comunicó que dejaba el club previo a las elecciones de 2022. Lloraron juntos en el vestuario y unos días después participaron de una reunión de despedida, también con otra videollamada de quienes no pudieron asistir por estar de vacaciones.
El destino, sin embargo, quiso que el ex entrenador rojiblanco estuviese en la fiesta de celebración del año pasado. El siguiente partido liguero a la consecución de la Copa en La Cartuja fue ante el Villarreal, en un San Mamés entregado y con su mujer y su madre en la grada. En la previa, recibió la visita de Aitor Elizegi y varios directivos y después formó parte de un bonito y emotivo pasillo por parte de los jugadores groguets, al que se sumó todo el cuerpo técnico. "En vez de mandarles un whatsapp, puedo darles un abrazo", dijo entre lágrimas. Se pasó casi dos horas tras el choque dándolos a cada miembro del club.
"Estuve aquí año y medio y estos chavales se lo merecían. Sufrieron mucho, mucho. Sufrimos juntos y disfrutamos otros momentos. Y por fin lograron aquello que tanto ansiaban. Tengo que darles mi enhorabuena porque creo que el fútbol ha sido justo. Es imposible pelear más y más veces, con tantas finales y semifinales, para llegar a otra final y poder ganarla. Ha sido un título tan deseado como merecido", declaró en la sala de prensa rojiblanca. También mandó un mensaje a una afición que le quiere y le respeta. Hoy, en San Mamés, se volverá a demostrar la unión que se forjó en solo un año y medio.