El fichaje de Mbappé por el Real Madrid 'baila' entre Lucifer, la tía Minnie y Marilyn Monroe

Pocas horas antes de que Relevo publicara que el Real Madrid hará un último intento por Kylian Mbappé en 2024, leí por casualidad (o por algoritmo) un tuit que a continuación paso a transcribir.
"Desde que el Real Madrid iba a fichar a Mbappé:
2021- El PSG no negocia. El Real Madrid ficha a Camavinga.
2022- Mbappé renueva. El Real Madrid gana Liga y Champions y ficha a Tchouameni.
2023- No llega Mbappé, llega Bellingham y el Real Madrid es líder en Liga y Champions.
Parecía que Mbappé iba a ser la piedra angular del proyecto y su no llegada está haciendo al Real Madrid mucho más fuerte".
Leyéndolo se pueden extraer dos conclusiones. La primera, que Twitter le hizo un favor a @_Benito___, el usuario que escribió el mensaje, cuando decidió ampliar el límite de caracteres. La segunda, nada novedosa por cierto, que una bancada de la afición sigue con la herida abierta y tiene a Mbappé por un tipo que no es de fiar, un tránsfuga, un traidor o peor, alguien que ha jugado con el Real Madrid para engordar su bolsillo. No le perdonan, le tachan de un futuro santoral, ovacionan cada comunicado del club desmintiendo negociaciones con él y buscan y rebuscan teorías que refuercen su ojeriza para, tal vez, convencerse de que tener en el equipo a uno de los mejores sería lo peor.
No le falta razón a este seguidor a la hora de relatar los hechos y constatar que el atrincheramiento del PSG y la cobra del jugador fueron un portazo que abrió una ventana en Chamartín. Por ella se colaron dos franceses de impresión, un inglés que es un imperio y se asomó Vinicius para empoderarse en la banda izquierda, esa que hubiese sido registrada al nombre de Kylian. También, por supuesto, son entendibles los razonamientos más pasionales para no querer indultarle y que, por motivos obvios, no reproducimos en estas líneas. Tomamos decisiones para otros con aparente claridad y una rapidez que se paralizaría si el afectado fuera uno mismo. La pregunta sería la siguiente: si usted ejerciera de presidente del Real Madrid, pero de verdad y no de manera figurada, ¿ficharía a Mbappé? Probablemente advertiríamos más de una mudanza. Porque, a la hora de la verdad que es la hora de jugarse los cuartos, somos más prácticos que románticos.
Siempre que me preguntan por el francés, por su aparente deslealtad, por su tendencia a mirar el ombligo y su propensión al conflicto, alzo los hombros en un '¿y qué?' silencioso y me acuerdo de una frase que pronunció el director de cine Billy Wilder a cuenta de su relación profesional con Marilyn Monroe: "En efecto, ella es impuntual y problemática y nunca se sabe los diálogos. Por el contrario, mi tía Minnie siempre llegaría a su hora, memorizaría los diálogos al dedillo y nunca daría problemas en un rodaje, pero ¿iba a pagar alguien por ver a mi tía Minnie?".
Florentino debe ser de la misma opinión que el genio estadounidense. De otro modo no se entendería que el presidente blanco, un hombre que siempre presumió de tener los pantalones en su sitio y la sartén por el mango, no pase definitivamente la página. En 2024 hará otro intento por fichar a la estrella del PSG y, esta vez sí, parece que será el último.
¿Pero Florentino no tiene orgullo?, se preguntarán muchos. Más que dos 'Bernabéus', diré. Sin embargo, como buen empresario, es consciente de que para tocar techo se requieren años de obras y malas caras. Por eso, donde unos ven a Lucifer, él divisa a un jugador perfecto para su filosofía y predestinado para el Madrid. Las disculpas personales del delantero el día que decidió quedarse en París el pasado verano, y su comportamiento después, ha hecho pasar al dirigente del "este no es mi Mbappé" a ver con optimismo la posibilidad de tenerle como otro gran reclamo en el nuevo estadio.
Más allá del impacto económico, siempre bien ponderado en los despachos con sillones de cuero, está el futbolístico. Juntarle con Bellingham, Rodrygo y Vinicius implicaría un salto cualitativo y goleador incuestionable, una revolución en el equipo, otro torpedo para los rivales y un gustazo para Ancelotti... si finalmente continúa la temporada que viene. Habría pocas noticias mejores para el club que la desaparición de los dos condicionales, es decir, que Carletto continúe y el francés termine llegando. Solo el italiano sería capaz de moldear el ego de Mbappé sin que caiga en la monotonía de la tía Minnie.