El "maestro y catedrático" que fue "presidente" y "en sus ratos libres" delegado perico: "Es el alma mater del Espanyol"

José María Calzón realizará el saque de honor ante el Villarreal.

Calzón, en su despacho. /RCDE
Calzón, en su despacho. RCDE
Lu Martin

Lu Martin

El pasado jueves, más de trescientas personas se reunieron en un acto sencillo, emotivo y merecido, en homenaje a José María Calzón, bajo el lema de "Único". En verdad lo es: único e irrepetible. Fue una jornada espectacular, por emocionante, porque estaba todo el futbol español y todo el Espanyol. Árbitros, policías, La Liga, federación española y catalana, jugadores, exjugadores, aficionados, cocineros -en Cataluña no se celebra un acto sin cocinero de prestigio- y hasta periodistas porque durante casi 50 años de ejercicio, si algo ha logrado el delegado del Espanyol es ganarse el respeto de unos y el cariño de muchos. Por eso este jueves por la tarde realizará el saque de honor antes del inicio del partido contra el Villarreal, para que la afición perica pueda agradecerle toda una vida al servicio del club.

Nació en Valcárcel, Oviedo, y llegó a los 4 años a la Barceloneta. "Un barrio de puta madre", defiende. Cuando se casó con Eleonor, se marchó a Sant Boi y ahí nacieron y crecieron sus cuatro hijos: Eva, Marc, Pau y Guillem, Willy, actual delegado del primer equipo. Y ahí sigue viviendo. Calzón aterrizó en el Espanyol mientras trabajaba en Wagons-Lits, una potente agencia de viajes de la época. Carlos Rienzi, entonces vicepresidente de la entidad, le ofreció que se encargara de organizar los desplazamientos del conjunto catalán. Con la llegada de José Emilio Santamaría, el club le pidió que organizara la burocracia deportiva del primer equipo, que controlara las tarjetas y las normativas, que archivara las alineaciones, cosas de las que se encargan secretarias ajenas al devenir deportivo. En 1979 le dieron el cargo de delegado de un Espanyol en el que estaban Irulegui (luego Miera), como entrenador; Urruti, Ayfuch, Toni Arabí, Molinos, Zúñiga, Urbano, Marañón, Bio y Fernández Amado, entre otros.

"Era otro fútbol. Esto es distinto. Aquello era de verdad una familia, en las oficinas y en el vestuario. Esto es más profesional, vale... Otra cosa, otro futbol", reconocía Calzón, que desde que asumió el cargo las ha visto de todos colores. Algunas malas, muy malas. "Lo peor fue la muerte de Jarque. Además, me quedé solo allí tres días organizando papeleos. Fue muy doloroso. A nivel deportivo, lo de Leverkusen fue muy duro, habíamos eliminado a Borussia Mönchengladbach, Inter, Milan, Brujas… todos salieron campeones ese año. De hecho, el Milan estuvo no sé cuantos partidos sin perder, más de cuarenta, después de que les ganáramos nosotros".

Las paellas de la final de Copa de Valencia

También vivió cosas muy buenas: "Me quedo con las dos Copas del Rey, ¡vamos! Después de tantos años ganar aquellos dos títulos fue increíble". Arteaga, capitán en la final de Valencia, es uno de los jugadores que le recuerda con afecto, primero porque le ayudó a encontrar piso cuando siendo un pipiolo aterrizó en Barcelona: "Estaba en el hotel Rallye, donde conocí a Torres Mestre, y él me buscó el piso, que era de Orejuela por cierto". De Valencia, de la final del 2000, recuerda "tres paellas monumentales de esas de los anuncios que comen trescientas personas en cada una; y ahí cenamos todos, con las familias, después del partido. Lo conseguía todo, tenía contactos en todos lados".

"Calculo que habré trabajado con 39 entrenadores", contó el ex delegado perico. "¡Yo nunca me quejé de nada! ¡Cualquiera se le quejaba a Calzón!", se reía Camacho. "¡No se podían quejar porque se lo daba todo hecho! No daba margen", respondía el asturianocatalán. "No, no se quejaban mucho. No he tenido a ninguno que dijeras, vaya pesao este, siempre fue muy fácil trabajar con ellos". Por ejemplo, a Clemente todo le parecía bien: "Pues vale, me decía". "Yo, a día de hoy, lo primero que hago cuando llego a Barcelona es llamar a Calzón: ¿Qué, nos vamos a comer?", relató el técnico vasco.

Pochettino, actual seleccionador de Estados Unidos, también guarda un cariño especial por el eterno delegado perico y recordó durante el acto de homenaje que el día que firmó por el Espanyol como futbolista, por la mañana, Calzón le pidió que se pasara más tarde por las oficinas para llevarle el pasaporte: "Por la tarde fui con mi señora al club y me lo olvidé. Me cayó una buena: '¿Yo qué, hablo en chino? Si te pido el pasaporte, me traes el pasaporte y punto', me gritó. Y yo pensé, 'Dios, si el delegado pega estas broncas, ¿dónde me he metido?'".

«El mejor presidente de la historia del Espanyol»

"Un saludo para José María Calzón, el mejor presidente de la historia del Espanyol que en sus ratos libres incluso hacía de delegado", le dijo Ernesto Valverde, a través de un vídeo en el que, como el entrenador del Athletic, participaron decenas de exjugadores y entrenadores que compartieron vestuario con el protagonista del acto. "Ernesto siempre me decía: 'si el hotel tiene camas, llegamos al partido y volvemos, de puta madre José'. Me dolió mucho lo de Glasgow. No es normal, pobre, que le toque perder dos finales con el Espanyol, una como jugador y otra como entrenador y las dos sean por penaltis", contestó Calzón.

Le resulta imposible calcular a cuántos jugadores les habrá tramitado la ficha, pero que el futbolista ha cambiado, lo sabe bien: "Antes eran otra cosa, ahora son más complicaditos. Pero, ¿qué no ha cambiado? Mira la Barceloneta, sigue siendo un barrio cojonudo, pero ya no es lo mismo, ¿no? Bueno, siempre quedará la Cova Fumada, qué gran sitio. Yo conocía mucho al padre y cuando se compró un barco, en Bilbao, sacaba los billetes de tren en Wagons-Lits".

El jueves, la sala presidencial del estadio del RCD Espanyol estaba repleta de exfutbolistas que han pasado por el vestuario perico durante las cuatro décadas marcadas por el "calzonettismo". La lista de los que estuvieron en el estadio para agradecerle a Calzón lo que alguna vez hizo por ellos es interminable: Robi, Mágico Díaz, Pineda, Golobart, Zabaleta, Patón, Torres Mestre, Iñaki Pérez de Arrilucea, Sergio García, Víctor Sánchez o Toni García –al que también tuvo de técnico en el staff de Pochettino- . Y como no, Tommy N´Kono, con el que Calzón ha viajado tantos años, primero como portero y después como miembro del cuerpo técnico: "El día que llegó, en el verano del 82, le fui a buscar al aeropuerto con mi mujer y mi hijo, Willy. Mi hijo le vio y se puso a llorar, te lo juro. Nunca había visto a un negro". Willy es hoy delegado del club, el mejor legado que deja a la institución, dijo alguien en los parlamentos.

Por supuesto estaban los expresidentes Dani Sánchez Llibre y Joan Collet -se añoró a Fernando Martorell, lesionado-, quien fuera gerente del club tantos años, Pedro Tomás, también exgerente de LaLiga; representantes de la Federación Catalana, de la que fue muchos años el delegado, y diversos representantes de (casi) todos los estamentos del futbol español, como el arbitral –"no me han sacado ni una amarilla, nunca", espetó Calzón-. También asistieron aficionados pericos de solera, gentes de la "canallesca", o sea, periodistas a los que tanto cuidó (bueno, no a todos), y que en muchos casos son más que periodistas, amigos; estaba David Aganzo (AFE), el gran Mejuto González, delegados de numerosos equipos, encabezados por Chendo. Pero no acudió el del Barça, Carlos Naval.

Naval llegó al primer equipo del Barça en 1988 y, desde entonces, vive los derbis con Calzón de banquillo a banquillo. Estaba en Mónaco en el primer partido de la Champions con Flick. "Me llamó por la mañana. Nos reímos un rato", cuenta José María. "Sí, le llamé, faltaría más. Le dije que se merecía un homenaje en Mónaco, que menos. Es muy grande Calzón". Dice que se llevan muy bien a pesar de la rivalidad, que son muchos años y que Calzón es muy buena persona: "Tenemos una relación de amistad en contra de lo que la gente se pueda pensar por eso del Barça y del Espanyol". Naval le admira y le reconoce: "Ha sido el alma mater del español más allá de cualquier directiva. Él ha llevado el club en muchos momentos y ha puesto su conocimiento federativo y de reglamentación a servicio de la entidad, siendo un hombre importante en los estamentos federativos, que nadie lo dude". Por resumirlo, el delegado azulgrana lo tiene claro: "Es un maestro. Un catedrático".

Esta tarde José María Calzón hará el saque de honor. Dice que lo asume como una bonita manera de decir adiós a su afición. Pero eso es imposible. Calzón no se va. Calzón es el Espanyol.