REAL MADRID - ESPANYOL

La llamada de Chen que frenó la marcha de Puado al Castilla e inició la historia de un capitán en peligro: "Sabíamos su proyección"

La llegada del delantero español al filial blanco era un secreto a voces en 2017. Finalmente se quedó en el Espanyol.

Javi Puado celebra su tercer gol ante el Alavés./EP
Javi Puado celebra su tercer gol ante el Alavés. EP
Alberto Martínez
June Lavín

Alberto Martínez y June Lavín

"Puado lleva muchos años demostrando cosas. Además de los goles, su faena táctica es muy buena. Me ayuda mucho. No quiero personalizar, pero el año pasado ya fue clave para el ascenso a Segunda", dijo Manolo González esta tarde en su conferencia de prensa antes de visitar el Bernabéu. Siete años antes, todo pudo ser distinto para el actual capitán del Espanyol, autor de un hat-trick ante el Alavés hace una semana.

En agosto de 2017, Javi Puado era un prometedor delantero del Espanyol de apenas 19 años que Quique Sánchez Flores se llevó a la gira de pretemporada. El barcelonés, hijo de futbolista (su padre, nacido en Alcalá de Henares, llegó a jugar dos partidos en Primera con Osasuna), había superado una lesión grave de rodilla y se disponía a jugar en Tercera con el filial. Pero el Real Madrid llamó a su puerta. A muchos no les sorprendió.

"Me parecía un jugador con unas capacidades brutales. Tiene un físico muy bueno, es potente, se adapta a cualquier posición de ataque y tiene gol", explicó uno de los entrenadores que le formó en aquel Espanyol que, a las primeras de cambio, aceptó la marcha de Puado. La oferta era para jugar en el Castilla que en aquel momento dirigía Santiago Solari. Cedido con una opción de compra de cuatro millones de euros. Víctor Fernández, responsable de la cantera hasta junio de 2017, ya lo tenía en su lista porque apenas dos años después se lo llevó al Zaragoza, cedido, seis meses que fueron un máster para el barcelonés. Y los siguientes responsables buscaban un delantero y se lanzaron a por él.

"Tenía las maletas hechas", dijo Puado en numerosas entrevistas. Maletas rumbo a Madrid. Hasta el Espanyol lo comunicó. Pero en el último momento todo se detuvo. Chen Yansheng, el presidente, se negó. "Todos dábamos por hecho que se iba, pero a última hora se vino abajo", recuerda uno de los hombres fuertes de aquella etapa. "Todos en el club creíamos que tenía mucha proyección", añade. Puado se quedó y lideró el ascenso del filial, pero apenas tuvo oportunidades. Fue en la campaña 2018-19 con Rubi cuando enseñó la pata. Y, tras el descenso de la 19-20 y su paso por el Zaragoza, Puado explotó. Una navaja suiza para Vicente Moreno o el "yerno perfecto".

Puado celebra uno de sus goles frente al Alavés. EP
Puado celebra uno de sus goles frente al Alavés. EP

"Su mentalidad es extraordinaria, es muy equilibrado y se ha hecho jugador. Ha vivido de todo: lesiones, descensos, malas rachas, críticas... Pero se ha mantenido firme", recalcan las mismas fuentes que lo conocen desde su etapa de cadete en la Damm. Ahora, Puado viene de marcarle un hat-trick al Alavés, de ser el capitán de un Espanyol que navega a buen ritmo por LaLiga y de, incluso, haber sido internacional absoluto y goleador en aquel partido antes de la Eurocopa de 2021 por los positivos por Covid. Y es plata olímpica.

En ocasiones sacrificado en labores defensivas, lo que desluce su aportación ofensiva, Puado acaba contrato en 2025 y es el caso más urgente de la dirección deportiva de Fran Garagarza, con las advertencias de los casos pasados de Nico Melamed, Óscar Melendo o Adrià Pedrosa, canteranos que se fueron gratis al expirar el contrato y no renovar. Hay conversaciones pero no acuerdo. Y el cartel del futbolista aumenta justo cuando visita el Santiago Bernabéu, aquel estadio que pudo ser el suyo, quién sabe, si Chen no llega a descolgar el teléfono.

Un puente cada vez más habitual

Aquella no fue ni la primera ni la última vez que Madrid y Espanyol negociaban por alguno de sus futbolistas, ya sea en el primer equipo o en las categorías inferiores. De hecho, si la llegada de Puado se hubiera producido en 2017, cuando el club blanco quiso incorporarlo para reforzar su filial, habría coincidido con Víctor Campuzano, delantero formado en el conjunto perico que probó suerte en Valdebebas. Su etapa allí no salió como esperaba y, pese a contar con oportunidades, las lesiones y la falta de confianza terminaron frenando su progresión.

Otro de los casos más recientes es el de Tejero, capitán del Castilla durante varias temporadas y canterano modelo que, ahora, es el encargado del lateral derecho del equipo que dirige Manolo González. Una situación similar vivió hace un par de años Mario Hermoso, cuando llegó al primer equipo del Espanyol procedente del filial blanco. Otros nombres, esta vez en el trasvase en las categorías inferiores, son el de Javi Lancho y Raúl Dacosta. Ambos abandonaron La Fábrica y recalaron en el fútbol base perico. El primero de ellos milita en la Ponferradina, mientras el segundo se ha convertido en uno de los refuerzos destacados del Barça Atlètic para este curso.