OPINIÓN

Lewandowski a lo Ronaldo, y Ansu como Raphael

Lewandowski y Ansu celebran uno de los goles del Barça./

Llegó el duro momento en el que, sin comerlo ni beberlo, los años te atropellan. Con una simple conversación. Antes de que el Barça comenzará a jugar, con el Madrid en el cogote y el United en la memoria, tuve que explicarle a un joven compañero cómo fue el impacto del primer partido de Liga como blaugrana de Romario y de qué manera Ronaldo, a sus 19 años, rompía las defensas.

La explicación venía a justificar que el Camp Nou siempre ha tenido a los mejores delanteros. Aunque después los haya despedido de aquella manera. Pero también aparecieron los recuerdos a tiempo para demostrar que esta era, por convulsa, polémica y precaria que sea -sin Messi y con Negreira-, no está fuera de ese idilio. Lewandowski, a su manera, impacta con su hambre. Pero sobre todo por hacer lo que hace con 34 primaveras.

El polaco es la mejor razón para levantar el ánimo cuando vienen mal dadas. La consecución de la Supercopa de España y la abultada ventaja en Liga se han visto empañadas, de golpe y porrazo, por el nuevo gatillazo en Europa. Viendo al nueve remangarse es imposible rendirse y no intentarlo. Por eso Ansu y Ferran, en perenne depresión, van poco a poco levantando la cabeza. Por eso se descarta no albergar la esperanza de que en Old Trafford, pese a las bajas de Dembélé, Pedri y Gavi, es buen momento de recuperar la grandeza.

La influencia de Lewandowski va mucho más allá de las estadísticas, que son imponentes. Lleva 15 goles en Liga (24 en total) y ya está a un paso de igualar los registros goleadores de Suárez e Ibra en el campeonato español (16) en su primera temporada en el Barça y, con media Liga por delante, tiene toda la pinta de superar salvo hecatombe a Etoo (25), Villa (18) y Saviola (17), que son los mejores artilleros debutantes de este siglo. El delantero contagia su amor propio a la vez que maquilla las carencias.

Porque las hay. De hecho, uno ve el partido del Cádiz pensando en el United y en cómo tapar el jueves las goteras para mantener el nivel de Ter Stegen en la portería. No soy tan optimista con la defensa. Raphinha ya ha demostrado que puede hacer de Dembélé. Incluso perdiendo doscientos balones menos. Lo del medio campo será más grueso. Kessié, que descansó, parece titularísimo en Mánchester. Pese a que le falta cuajo e imaginación para tal empresa. La duda está en quién será el cuarto centrocampista, contando con que Busquets llega a tiempo y que De Jong no se constipa, o el tercer delantero. Sergi Roberto, Ferran y Ansu son las tres alternativas para la vacante. Yo lo tengo claro. Y, aunque el cuerpo lo pediría hace nada, no es precisamente salir con diez ante este panorama.

Ansu es el hombre. Curiosamente parece que es el que anímicamente anda más desfondado. Sergi Roberto está para un partido sencillo en casa, pero no para frenar a diablos rojos. Y Ferran, resucitado, tiene mejor pinta cuando se abra el partido que con el United atrincherado atrás y piernas frescas. Pero hay más razones de peso para que Fati sea el elegido por Xavi. Las numerosas ovaciones de la grada van en mi misma dirección. Más que premios tiene forma de vitaminas.

Lleva el diez, que no es poca cosa, se le ha dado el cariño que demandaba, incluso sin hacer méritos, está a menos de un mes de conocer la primera lista de De la Fuente y necesita una gran e inolvidable actuación, de las que hacen historia, para empezar a ser la figura que se espera. Aún recuerdo los tres chicharros de Romario en su estreno liguero ante la Real en 1993, con aquella vaselina de seda, y el zarpazo de Ronaldo en la Supercopa del 96 frente al Atleti en Montjuïc, con dos tantos y una jugada inventada con asistencia a De la Peña. Ansu, si de verdad quiere ser acreedor a un dorsal de leyenda, y ser lo que aventuraba hace un par de años, debe entender que la del jueves es su gran noche. Aquí, un creyente, desea que suene Raphael.