Yo jugué con Enzo Zidane, que cuelga las botas con 29 años: "En la cantera no se vio nada igual, pero parecía que el fútbol no era su prioridad"
Excompañeros del francés analizan las claves de una retirada temprana, pero "no del todo sorprendente".
Enzo Zidane se retira. Lo hace con sólo 29 años, después de más de un curso sin competir, centrado en su familia (ha sido padre por partida doble) y en su nueva vida, ahora alejado de una pelota que le ha acompañado desde que nació. "Habrá decidido invertir en su familia todo el tiempo que te quita el fútbol", sintetiza Alejandro Sotillos, con quien coincidió en La Fábrica. La noticia, vox pópuli por momentos fruto de su inactividad, pone fin a una carrera con altibajos y una sensación unánime: se trata de un futbolista "con una calidad única" para el que el fútbol nunca fue "una prioridad". Así lo transmiten algunos de sus excompañeros con los que Relevo ha conversado para desgranar las claves de una retirada temprana, pero "no del todo sorprendente".
"Bueno, sorprende porque siempre le ha gustado mucho hacer deporte, pero llevaba más de un año sin jugar y se le veía centrado en otras cosas. Siempre le ha dedicado mucho tiempo a su familia y ahora tiene nuevos hobbies", añade Marcos Legaz, delantero formado en La Fábrica que coincidió con Enzo (todavía guardan relación) y con Zizou. El mayor de la saga de los Zidane completó en Valdebebas toda su formación, desde alevines hasta el Castilla, donde llegó a portar el brazalete de capitán y a liderar una de las mejores generaciones de los últimos años. Compartió vestuario, entre otros, con Ødegaard, Fede Valverde y Marcos Llorente.
En su etapa en Valdebebas, donde encontró la regularidad necesaria para demostrar su nivel y calidad, jugó en prácticamente todas las posiciones del centro del campo y ataque: pivote, interior, mediapunta, extremo izquierdo (con tendencia a ocupar los carriles centrales) y, también, como falso 9. "Es uno de los jugadores con más calidad con los que he compartido vestuario", explica Víctor López, que formó parte de la plantilla del Deportivo Alavés que acogió a Enzo Zidane cuando decidió poner fin a su periplo en las categorías inferiores del Real Madrid en verano de 2017. "Su calidad era increíble, técnicamente era un jugador especial", suscribe Diego Caballo.
Irregularidad y falta de confianza
Su primera experiencia lejos de la capital española fue en Vitoria-Gasteiz, en un equipo renovado que, cada año, incorpora nuevas piezas. Aunque firmó un contrato de tres temporadas con el Alavés, hasta junio de 2020, sólo jugó cuatro partidos (no anotó ningún gol y tampoco repartió ninguna asistencia) en su primer curso, antes de marcharse traspasado en el mercado invernal al Lausanne-Sport de Suiza. "A nivel técnico iba sobrado, pero físicamente le costó un poco. Al final, él estaba acostumbrado a partidos con 80% de posesión y en en el Alavés era otro tipo de juego", apostilla Víctor López, ahora en el Calahorra de Segunda Federación.
Aunque se integró "muy rápido" en el vestuario del Alavés, donde "era uno más, venía a todos los planes y siempre se relacionaba con el resto", su aventura en Vitoria-Gasteiz sólo duró seis meses. El último día del mercado invernal, Enzo puso rumbo al fútbol suizo y se enroló en las filas del Lausanne-Sport. Allí dispuso de más minutos, anotó dos goles y repartió una asistencia en los más de 15 encuentros en los que participó. Lo hizo como mediapunta, su mejor posición: "Puede ser que le penalizase que los equipos, ahora mismo, no suelen apostar por esa figura de centrocampista ofensivo o mediapunta. Tenía ganas de correr, eso siempre, y trabajaba como el que más, pero su posición a veces le llegó a penalizar".
En la temporada 2018-19, después de medio curso en Suiza, Enzo Zidane regresó a Madrid, esta vez en calidad de cedido al Rayo Majadahonda. "Siempre ha sido una persona muy familiar a la que le ha gustado estar cerca de los suyos. Muchas de sus decisiones, tanto de fútbol como personales, se entienden por eso", señalan dos de los jugadores con los que compartió vestuario en Valdebebas. En las filas del club majariego, aunque dispuso de un rol protagonista (más de 2.000 minutos de juego) y era titular en la doble mediapunta junto a Varela, fue de más a menos.
"Es muy familiar y muchas de sus decisiones se entienden por eso"
Solo un año después, en verano de 2019, volvió a probar suerte fuera de España: fichó por el extinto CD Aves de la primera división de Portugal, todavía con el cartel de promesa. En busca de minutos y un protagonismo necesario para recuperar su mejor versión o, al menos, parte de la mostrada en La Fábrica, los malos resultados del equipo, colista al finalizar la temporada, condicionaron su participación. "Le ha faltado confianza, primero en sí mismo y luego de los entrenadores. Es un tipo de futbolista que necesita confianza y que los entrenadores le refuercen", agrega Marcos Legaz.
En enero de 2020, relegado a un segundo plano en el Aves portugués, ultimó su desembarco en el Almería durante los últimos días del mercado invernal. Sin embargo, y pese a su deseo de volver a España, sólo disputó tres partidos con la camiseta del cuadro indálico. "No era un jugador que se creyese más que el resto o que pensase que lo tenía todo hecho por venir de la familia que venía", coinciden Víctor López, excompañero de Enzo en el Alavés, y Francis, futbolista que pasó por el Almería. Después de su breve etapa en la Segunda División española, llegó al Rodez Aveyron Football de la Ligue 2 en junio de 2021. El club galo, del que su padre Zinedine es accionista, le brindó una nueva oportunidad, esta vez en un país y en una ciudad que conoce a la perfección.
El Fuenlabrada en 2022 fue su último club. Sin continuidad y estabilidad, decidió centrarse en su familia, fue padre por partida doble y, aunque sigue haciendo mucho deporte y cuidando su alimentación, algo que su padre le ha inculcado "desde que era un niño" y en lo que insistió, sobre todo, siendo técnico del Castilla, sus prioridades han cambiado. Desde que en 2017 salió de La Fábrica, con el debut con el primer equipo bajo el brazo (se estrenó en un partido de Copa frente a la Cultural Leonesa en 2016), no llegó a jugar más de una temporada seguida en ningún equipo: "Su talento era único, en la cantera no se veía nada igual, pero daba la impresión de que el fútbol nunca fue su prioridad o aquello a lo que le quisiera dedicar el 100% de su tiempo".
Su apellido, un condicionante que nunca existió
Enzo, como todo el mundo se refería a él en las categorías inferiores del Real Madrid, también en sus aventuras lejos de Valdebebas, en ningún momento renegó de su apellido, pero quiso labrarse su propio camino: "Era muy normal. Quería centrarse en su carrera, en su propio camino. No quería la parafernalia de fuera. No hacía mucho caso a esos temas [su apellido], nunca le preocuparon, porque no le importaban y no era un futbolista que se agrandase por tener el apellido que tenía".
En las retransmisiones de Real Madrid TV, por ejemplo, hablaban de él (también ocurrió con Théo) como Enzo Fernández, apellido de su madre, y no Zidane. "Seguro que no es fácil ser 'hijo de' y que a Enzo en algún momento le ha pasado, pero es un chico normal, sonriente, extrovertido... A mí lo que siempre me ha sorprendido ha sido lo competitivo que era", indica Diego Caballo, ahora en el Aalborg BK de la Superliga de Dinamarca. "Cada uno elige lo que le hace feliz y seguro que, si ha decidido retirarse, lo hace por su felicidad y por la de su familia. No habrá sido una decisión tan fácil siendo tan joven", resumen algunos de sus excompañeros.
Sus hermanos, afincados en el sur
Pese a su retirada, la saga de los Zidane continúa presente en el fútbol español: su hermano Luca (26 años), ahora mermado por una lesión de rodilla, milita en el Granada, uno de los aspirantes a lograr el ascenso a Primera División; Théo (22 años), en su primera aventura lejos de La Fábrica, ha caído de pie en un Córdoba en el que ya se ha ganado la titularidad; y Elyaz (18 años), en busca de minutos, recaló en las categorías inferiores del Betis el curso pasado.
Enzo, por su parte, seguirá dedicando tiempo a su familia, con quien comparte, además, numerosas publicaciones en sus redes sociales, y a sus hobbies (el pádel, sobre todo). "Retirarse tan pronto es algo muy personal y solo él sabrá los motivos que hay detrás de esa decisión", sintetiza Caballo. Con siete equipos (Alavés, Lausanne-Sport, Rayo Majadahonda, Aves, Almería, Rodez Aveyron y Fuenlabrada) a sus espaldas, una etapa de más de diez años en las categorías inferiores del Real Madrid y más de un curso sin competir, Enzo cuelga las botas.