El sevillismo vuelve a estallar contra su directiva... ¡y llegó a parar el partido!
Miles de nervionenses dejaron sin ocupar sus asientos durante la primera mitad y prepararon el 'cóctel final' en las puertas de cristal. La Policía dio la orden de bloquear la entrada en toda Preferencia.

De nuevo tensión. Esperada, pues la certificación de la permanencia matemática supuso una cascada de comunicados desde la afición apuntando al palco, pero no por ello menos intensa. El sevillismo volvió a concentrarse para cargar contra una directiva a la que le queda cero crédito. Cero. Miles de nervionenses tiraron de originalidad y se negaron a ocupar sus asientos durante la primera mitad.
El ambiente durante la previa del partido parecía descafeinado. Entre los propios compañeros de prensa se repitió mucho aquello de "la gente está demasiado tranquila". Pero nada más lejos de la realidad. El pistoletazo de salida fue un himno que sonó en los aledaños del estadio... pero no dentro. Una situación surrealista. La afición estaba fuera. Luchando por otra cosa más importante que tres puntos que no aportaban en absolutamente nada a un Sevilla ya salvado. Y, desde ese momento, tensión.
Carreras hasta las dos puertas de cristales, ambas en Preferencia, y que dan acceso al palco y a la zona mixta del Ramón Sánchez-Pizjuán. Ahí se agolparon miles de aficionados. Golpes en las puertas, cánticos de todo tipo y con un objetivo principal en sus cabezas: José María del Nido Carrasco. Cargaron contra toda la dirección del club, pero sobre todo contra el presidente, que estaba sentado en su asiento.
Ante la 'locura' vivida durante unos minutos, la Policía cortó por lo sano. Pese a que llegó tarde, se posicionó entre las puertas y los aficionados y mandó una orden a la seguridad privada que sembró aún más caos: bloqueó todas las puertas de acceso a Preferencia. Eso le privó la entrada a numerosa gente que quería acceder con su entrada o carnet... y también a algunos periodistas. Caos. Y dentro... dentro, impacto. Por el silencio sepulcral de un Sánchez-Pizjuán sin alma, sin su gente.
La continuación... dentro
Pero en la segunda mitad todo cambió. El pitido final de la primera supuso el camino de los jugadores a vestuarios... y la entrada al estadio de los miles y miles de aficionados que esperaban fuera. Protestaron en los aledaños... y se manifestaron dentro. Bajo un tifo con los títulos cosechados por el Sevilla y guiños a su historia: "Olimpo de Nervión".
"¡Directiva, dimisión!", "¡Junior, vete ya!" y "Sevilla somos nosotros!" fueron los cánticos más repetidos en unos minutos de, también, tensión. Y es que en el club existía cierto temor por lo que pudiese ocurrir. Se temían lo peor. Pero la manifestación, al menos hasta ese momento, fue pacífica.
Aunque todo cambió en torno a la hora de partido. Quitaron el tifo y comenzaron a mostrar un mosaico amarillo en la grada de Biris Norte. Esto fue el comienzo de una lluvia de globos amarillos que obligaron a Busquets Ferrer a parar el partido. Sí, a pararlo, pues aprovechó para realizar la pausa de hidratación, pero se detuvo con el balón en juego.
Los trabajadores del Sevilla tuvieron que despejar la portería de Nyland de los papeles que se lanzaron al césped. El juego se reanudó minutos después, pero todo sembró una tensión aún mayor que en la previa del partido. Y, encima, el Real Madrid metió el 0-1 a los pocos minutos.