El Granada llega demasiado tarde al tren de la salvación... y Osasuna llegó demasiado pronto
Los de Sandoval dieron una alegría a una afición necesitada, pero siguen lejos del milagro. Los rojillos continúan en tierra de nadie.
Al Granada nadie le esperaba, pero ha vuelto a llegar tarde. Quién sabe si Sandoval, quién sabe si quitarse una enorme losa que pesaba sobre sus espaldas, el equipo ha conseguido renacer, jugar uno de sus mejores partidos de la temporada y ya enlazar tres partidos consecutivos sin conocer la derrota. Algo que tampoco le servirá para demasiado, ya que queda a diez puntos de la salvación con solo 15 en juego. De hecho, en la Jornada 34 podría bajar matemáticamente. Un consuelo al que aferrarse, las sensaciones han mejorado, aunque ya nadie ponga sus ojos sobre Los Cármenes. Al otro lado está Osasuna, del grupo de élite que se ha podido permitir acabar la temporada a mitad de camino. Lo firmarían todos los años sí, pero su travesía está resultando espesa. Los rojillos sumaban cuatro derrotas en cinco partidos y en esta plaza tampoco enseñaron ese bloque de Arrasate que seguro el próximo curso no volverá. De ellos depende despedirlo con buen recuerdo.
Las sensaciones clasificatorias en sí invitan más a la literatura que el campo, donde se junta la inevitable angustia con la relajación excesiva. Aquello de que se juega a disfrutar, como en el patio del colegio, muta más en un denso viaje que en un alocado 4-4 que daría picante a un duelo con poco más en juego que las vibraciones y el honor. La primera mitad navegó por esos derroteros. Mandó el Granada, en marcador y quizás también en juego, aunque las oportunidades llegaron a cuentagotas hasta una segunda parte en la que los de Sandoval se terminaron de desatar.
La primera clara se transformó en tanto. Una buena recuperación de Neva le permitió cabalgar con vigor por la izquierda, filtró para Boyé, este con Sergio Ruiz y Pellistri hizo el resto. Control orientado, amago del palo largo, recorte hacia fuera, se escora y resuelve con un derechazo inapelable a la escuadra. Se puede decir ya que el extremo padece el síndrome de Yangel Herrera. Un jugador poco valorado por su origen y que encadena cesión tras cesión tras cesión. Uno viene del United, al que todavía pertenece, y está rindiendo a gran nivel en el segundo tramo de campaña. El otro, ya oficialmente del Girona, cogía vuelos ida y vuelta a Manchester (City) con frecuencia.
Lo que el Granada puede dar, también lo puede quitar. En cuestión de minutos, Osasuna cambió las reglas del juego y tuvo dos claras para lograr el empate. Raúl García primero se encontró con una gran mano de Batalla abajo y después remató al palo en boca de gol tras un grotesco error de Ignasi Miquel. si llevara un Budimir a la espalda, igual alguna habría entrado, por cosa del duende. De momento, le valen las buenas sensaciones y su equipo se puede permitir verle errar.
El ying y el yang de Uzuni y Jozwiak
La primera mitad se cerró con una curiosa estadística: Muñiz Ruiz dio un concierto de amarillas al Granada, con un total de cuatro, mientras Osasuna tan solo cometió una falta, rozando récords. Los rojillos tiraron de perfil bajo: bajo número de faltas, bajo número de remates, bajo número de goles... Los hechos llevaron al Granada a meditar si era el día para darle una alegría a una afición que la necesita al por mayor. Y acordaron que, efectivamente, era el día.
Una rápida triangulación acabó en chut de Lucas Boyé al muñeco. Tan solo una acción después, Jozwiak, otro que llegó demasiado tarde, controló, se hizo espacio entre dos y filtró un balón inventado a la posición de Uzuni, que solo tuvo que empujar a la red a la salida de Sergio Herrera. Su undécimo gol de la temporada, por cierto. Una cifra sobresaliente y que representa un contraste considerable con respecto a la situación clasificatoria del equipo.
Los locales se propusieron seguir de feria y evitar los sustos que su flaqueza defensiva permite esquivar con total certeza. Otro balón al espacio, esta vez sobre Jozwiak, rozó la tercera canción de la tarde. La evitó Sergio Herrera. Y mientras Mojica practicaba salto de trampolín, otro contragolpe fugaz lo gestionó Jozwiak y lo erró Uzuni. Once goles, sí, pero su letalidad está en entredicho. Como la de Arezo, otro que nada más errar falló una clara acción para poner a los suyos con tres tantos de ventaja. El que no erró fue Boyé, en el descuento, cerrando una tarde de ensueño.
🥶❤️🇵🇱
— Granada CF ❤️⚪️ (@GranadaCF) April 28, 2024
Haz lo que quieras, Jóźwiak.#𝙀𝙩𝙚𝙧𝙣𝙖𝙇𝙪𝙘𝙝𝙖 🇦🇹 | #GranadaOsasuna#LaLigaHighlights pic.twitter.com/AWqRI94Eka
En definitiva, esto es el Granada. Un equipo capaz de lo mejor en un buen día y de lo peor en un día cualquiera. Lo representó el equipo, concediendo una ocasión clara con error de la mano poco después de adelantarse en el marcador. Lo representó Uzuni, autor de un gol y de varios fallos claros. Lo representó Jozwiak, protagonista claro del fútbol ofensivo de los suyos, un prestidigitador, y que también falló en boca de gol. Un equipo que, pese a todo, ha devuelto la fe a los suyos en este tramo final. Llegaron tarde. Demasiado tarde. Y Osasuna (¡bendito problema!) resulta que llegó demasiado pronto...
La ficha del partido
3- Granada: Batalla; Bruno Méndez, Rubio (Piatkowski, 90'), Ignasi Miquel, Neva; Pellistri (Melendo, 80'), Gumbau, Sergio Ruiz (Hongla, 74'), Jozwiak (Callejón, 80'); Boyé y Uzuni (Arezo, 74').
0- Osasuna: Sergio Herrera; Areso, Catena, Herrando, Mojica (Juan Cruz, 82'); Moncayola (Pablo Ibáñez, 55'), Muñoz (Lucas Torró, 72'), Moi Gómez; Rubén García (Arnaiz, 55'), Raúl García, Rubén Peña (Unai García, 72').
Goles: Pellistri (1-0, 29'), Uzuni (2-0, 48') y Lucas Boyé (3-0, 94').
Árbitro: Muñiz Ruiz. Amonestó a Lucas Boyé (21'), Jozwiak (23'), Sergio Ruiz (32') y Rubio (37').