MALLORCA - BETIS

El goleador que brilló en el Mallorca, 'perdonaron' en el Rangers y se ganó a Lopera: "Don Manuel, tengo que ser el '9' del Betis"

Gaby Amato repasa en Relevo su trayectoria y las anécdotas de más de 25 años como futbolista profesional.

Gaby Amato celebra un gol con el Betis./ABC
Gaby Amato celebra un gol con el Betis. ABC
Samuel Silva

Samuel Silva

Asentado en Palma pero con parte de su corazoncito en Sevilla, Gabriel Omar Amato (Mar de Plata, 1970) brilló con las camisetas del Mallorca y el Betis, los dos equipos que se enfrentan este sábado en LaLiga y que seguro que aceptarían de buen grado ese olfato goleador del delantero argentino. "Más allá de todos los clubes en los que jugué, son mis dos equipos en España", cuenta a Relevo antes de detenerse en una entrevista telefónica que repasará su extensa trayectoria en el fútbol, que incluso tuvo una etapa en los banquillos junto a Matías Almeyda.

Más de 25 años como futbolista profesional, tras sus duros comienzos en Kimberley o Aldosivi, el equipo del que su tío era presidente, su paso por Boca Juniors y los éxitos en River Plate, el salto a Europa con el Hércules como primer destino para luego jugar en el Mallorca y en el Betis, entre otros equipos españoles, y también su experiencia en el Glasgow Rangers. "Vinieron a fichar a Sonny Anderson del Barcelona y el entrenador dijo que quería al delantero del Mallorca", dice entre risas Amato, que reside en Palma pero que se escapa cuando puede a Sevilla para visitar a uno de sus hijos.

"No me preguntes por el partido", bromea el delantero, que sigue quitándose el mono de fútbol con los veteranos del Mallorca, pero que también acude al Benito Villamarín si le coincide un partido del Betis. "Me pongo a cantar el himno. 'Aquí estamos todos pa' cantarte tu canción...'", tararea el argentino, al que le caló su estancia en el equipo verdiblanco con aquel inolvidable ascenso en Jaén. "Tardamos siete horas en volver a Sevilla", rememora con nostalgia un delantero de otro fútbol. "Hace poco me crucé con Pablo Alfaro...", dice sobre esos duelos que vivió con el defensa del Sevilla.

¿Cómo te va la vida?

Dejé el fútbol en 2005, luego estuve seis años con el showbol de Maradona jugando en espacios reducidos y viajando por todos lados. Luego apareció Almeyda y estuvimos juntos año y medio en River Plate, después en Banfield, nos fuimos a Chivas y a México también me acompañó la familia. Después de aquello me vine para Palma, que es donde vivían mis hijos. Ya le dije a mi mujer que acá nos quedábamos después de 20 años de viajes. No le puedo reprochar nada por todo el aguante que tuvo.

Almeyda se fue entonces a Estados Unidos pero luego vino a Grecia. ¿Pudiste haber vuelto a los banquillos?

Sí, me llamó, pero ya habían pasado un montón de cosas en medio. Ya estaba asentado en Palma, me estoy haciendo una casa, aunque si hubiera sabido lo que es eso...

¿Echa de menos el fútbol?

Lo sigo desde fuera, por la televisión y juntándome con excompañeros. Dejé de jugar en 2005 y se extrañaba un poco, claro. Luego como entrenador lo he sufrido más que de jugador.

Gaby Amato.
Gaby Amato.

Seguro que entonces habrá entendido a algún entrenador de su carrera...

Sí, sí, había veces que los reputeaba y después de tantos años vi que tenían razón. Cuando estás de futbolista hay muchas cosas que no te das cuenta.

El fútbol ha evolucionado. ¿Te gusta el VAR?

A mí no me gusta el modelo, tendría que ser más exclusivo. Hasta le quitan a los árbitros el poder equivocarse. Debería quedarse para solucionar jugadas de gol o no gol, cosas importantes, pero no meterse en una mano acá o una falta allá.

"Me crucé con Pablo Alfaro y me dijo: 'No me vayas a pegar un codazo'. Yo le contesté: 'Pero si vos nos cagabas a trompadas'. Y nos dimos un abrazo"

Usted era un goleador... ¿Se imagina esperando para celebrar un tanto?

Eso es horrible, terrible... La máxima emoción del fútbol es el gol, y ahora haces uno y van a revisar un minuto o dos... Eso no me gusta nada. Pero también cambian otras cosas. Me he cruzado con Pablo Alfaro un par de veces, yo me estaba sacando el curso de director deportivo y él ha dado clases. Nosotros tuvimos unas luchas terribles en los derbis. Cuando venía por un pasillo, se me fue acercando y me dijo: 'No me vayas a pegar un codazo'. Yo le dije: 'Pero si vos nos cagabas a trompadas'. Y de inmediato nos dimos un abrazo. Hoy no podríamos tener aquel fútbol, aunque cuando hay malas intenciones, está bien que cobren al jugador. Pero hay otras jugadas fortuitas, que uno levanta la pierna sin mala intención... Hay demasiadas cosas prohibidas.

Vayamos a sus inicios... De Kimberley pasaste a Aldosivi. ¿Ahí ya se dio cuenta de que podía ser futbolista?

Siempre quise ser futbolista, como un montón de niños que empiezan. Jugaba en Kimberley y me compraron por diez pelotas y 3.000 pesos. Ahora suena a risa, pero en ese momento era dinero. Había debutado en Mar de Plata con 15 años en Primera y entonces Aldosivi, donde el presidente era mi tío, hicieron el esfuerzo y me compraron. En esos tres años había ido a probarme con Racing, con Independiente y había salido rebotado de todos. Era difícil entrar en un equipo, hoy también lo es. Estuve también en el reserva de Argentinos Juniors, pero luego allí en Aldosivi hice un campaña muy buena con muchos goles. Apareció Gimnasia, pero era complicado que me fuera, Aldosivi estaba para ascender y entonces el presidente dijo que si me iba era para jugar en la primera. Gimnasia lo aceptó y enseguida pude debutar. Ahí arrancó todo después con Boca, Huracán, River...

Me iba a detener en River, su primera gran época con títulos...

Es un equipo inolvidable, fuimos campeones invictos en el 94. Tengo la estrella al jugador que hizo el gol del único invicto de River. Marqué contra Vélez, en el Monumental y ganamos sin perder un partido. También la Copa Libertadores, otra liga, Supercopa... Fueron tres años buenísimos, gané títulos e hice amigos. Era difícil venir a Europa, no como ahora, que en todos los mercados hay 15-20 fichajes sudamericanos. Entonces eran 2 o 3 y con suerte.

De River a Europa. ¿Cómo acabó en el Hércules?

Tenía también la opción del Zaragoza, pero al final acabó siendo el Hércules. Tengo un muy buen recuerdo, más allá de que acabamos descendiendo, pero era todo nuevo para mí al llegar a España. Del final del campeonato tengo un recuerdo lindo, hicimos un gran partido contra el Barcelona y eso me abrió las puertas del Mallorca.

Un Mallorca muy argentino...

Sí, sí, con Cúper, Roa, Mena... Llegamos un montón y en Argentina ya se hicieron todos hinchas del Mallorca. Ese año casi fundimos a Asensio, que era el dueño. Ellos apostaban a salvar la categoría y nos acabamos metiendo en Europa. Nadie se lo podía creer, pero nos fue bien y supongo que a ellos también.

¿Era Héctor Cúper tan serio como parecía desde fuera?

Yo había estado antes con él en Huracán, era el '9' del equipo, así que nos conocíamos y teníamos una muy buena relación. Era un entrenador duro, pero lograba convencer al jugador de que había que hacer lo que él quería para ganar. Mal no le fue, estuvo en grandes equipos, un montón de finales, pérdidas y ganadas, pero a las que hay que llegar. En el Mallorca tuvimos una charla inicial y me dijo: 'Tú sabes lo que eres para mí, pero aquí todo el mundo va a estar mirándonos, somos argentinos y tienes que ser el primero de la fila para dar ejemplo'. Me puso la vara alta, pero sí, salió todo bien. Sigo teniendo relación con él, nos hemos cruzado por Palma alguna vez. Las leyendas del Mallorca nos juntamos a comer, hacemos partidos para juntarnos y así nos quitamos un poco el mono de fútbol.

Amato celebra un gol con el Betis. ABC
Amato celebra un gol con el Betis. ABC

De Mallorca al Rangers. ¿Cómo surgió aquel fichaje?

Terrible (risas). El entrenador (Dick Advocaat) vino a ver a Sonny Anderson, el '9' del Barcelona, en la final de la Copa del Rey, pero entonces dijo que no quería al del Barça, quiero al del Mallorca. Me fichó, aunque yo tenía un precontrato con el Betis, que tenía prioridad. Apareció el Rangers ofreciendo una fortuna, el club habló conmigo y no podían desaprovechar esa oportunidad. Era mucho dinero. Me fui llorando, no quería irme del Mallorca, pero también tenía 27-28 años y era un gran contrato.

¿Puede recordar cómo fue el estreno en Escocia?

Llegué un lunes y esa semana jugaban un partido de la previa de Copa de la UEFA ante el Shelbourne de Irlanda. Me llevaron para que hiciera una mini-pretemporada, pero antes de empezar el entrenador dice que todos debíamos cambiarnos para estar listos para jugar. Entonces, me dan la '10' y yo digo que qué coño es eso, que ese número es para un habilidoso. Yo quería la '9', pero la tenía el capitán, Gordon Durie, que era además el '9' de la selección escocesa. Acabé aceptando la '10' y me fui al banquillo. Perdíamos 3-0 al intermedio y me dice el entrenador que me preparase para entrar. Yo entendía poco de inglés y me ayudó un italiano, Lorenzo Amoruso, que ese día ejercía de capitán. 'Cámbiate, que vas a entrar, que perdemos 3-0 y el holandés recabrón se va a enojar'. Salí, metí dos goles, me hicieron un penalti y ganamos 3-5. Todo era alegría y todo parecía perfecto. Cuando amanece, veo el periódico y una foto mía haciendo la señal de la cruz cuando saltaba al campo y el titular: 'Te perdonamos, Gabi'. Mi mujer me explicaba lo que ponía y me dijo: ¿hiciste la señal en un equipo protestante? Me quería morir. Pero le dije que si aceptaron un capitán italiano, que no hay nada más identificado con el Papa que eso, aceptarían la señal.

¿Tuvo algún problema después de aquello?

Fueron dos años ganándolo todo, nos fue de maravilla. Ganamos las ligas, la Recopa... No nos iban a amenazar después de todo eso. Caímos también en cuartos de final de la Champions contra el Bayern Múnich, que era algo normal. Al Rangers es un equipo que le falta un plus para ganar un título europeo y espero que algún día se le pueda dar. Después de Boca-River es lo más parecido que hay. Un Betis-Sevilla tiene lo suyo, pero en Escocia, los protestantes por un lado y los católicos por el otro lo viven con mucha pasión. El presidente se portaba fantástico. Nos ponía un avión privado si nos hacía falta.

Y de allí a Gremio antes de que por fin llegase al Betis...

Sí, habían sido dos años excelentes, todo había ido bárbaro pero llovía más de 300 días al año y entonces Cúper estaba en el Valencia. Después de dos años, yo quería volver a España. Entre tiras y afloja, que pedían una fortuna, todo se fue diluyendo. Me fui de vacaciones y le dije al presidente que no quería volver, que me vendiera. Entonces apareció Gremio con una propuesta impresionante y le prometí algo a mi mujer que no cumplí. Le dije que íbamos a volver a Sudamérica, que me daban tres años, yo ya con 30, que mi deseo era volver a Argentina, que Porto Alegre está a una hora en avión de Buenos Aires y que cuando terminase, nos quedaríamos allí. Pero sólo duró seis meses. Jugué con Ronaldinho, que me hizo marcar un montón de goles y era increíble verlo entrenar, y aunque me iba bien, apareció el Betis. Y yo siempre había querido jugar en el Betis.

"¿El ascenso con el Betis? Fue terrible, tardamos siete horas en llegar desde Jaén a Sevilla; es de los mejores recuerdos como futbolista"

¿Por qué ese deseo de venir?

No sé, es algo que cuando escucho el himno me emociono. En Mallorca, más allá de todos los clubes en los que he estado, Betis y Mallorca son mis dos clubes. Así que no lo dudé. España y el Betis, no podía decir que no y nos volvimos. Habíamos hecho una mudanza en el barco para traer todo a Europa y en junio otra vez de vuelta.

Ya había rechazado una vez a Lopera... ¿Cómo fue aquella segunda negociación?

Debes saber algo... Yo estaba en Gremio y viene mi representante y me dice que Lopera no espera más. Que estamos a final de agosto y que tiene que fichar un '9' y que o es hoy o busca a otro. Yo estaba en casa y no sabía los motivos por los que no se arreglaba el asunto. Fui a las oficinas de Gremio y me dijeron que había lo típico, unas comisiones de venta... Les dije que me dieran el día. Le dije a mi representante que llamase a Lopera. 'Don Manuel, Gabi quiere hablar contigo'. Y yo le dije: 'Don Manuel, tengo que ser el '9' del Betis. Muero por esa camiseta, por ser su goleador'. Y me contestó: 'Tú eres mi '9', tú tienes el tiempo que quieras. Nunca un jugador ha hecho eso por mí'. Así que lo arreglé todo con el club. A veces hay cosas que importan más que el dinero, que un jugador te llame y te diga que quiere jugar en tu equipo.

Y vivió aquel ascenso agónico en Jaén...

Fue terrible. Tardamos siete horas de Jaén a Sevilla. No nos dejaban llegar, luego también nos subimos todos los jugadores al techo del autobús. Fue una locura. Es de los mejores recuerdo que tengo como futbolista. "Aquí estamos todos pa' cantarte tu canción..." (Amato empieza a entonar el himno del Betis). Me lo sé de memoria y lo canto siempre. Cuando voy al campo, la gente me mira, dirán qué hace éste cantando.

Dejar Brasil le costaría un disgusto en casa...

Mi mujer es genial, me bancó en ese momento, pero en mi carrera como futbolista sólo una vez se metió a opinar. Fue cuando estaba en el Levante, habíamos hecho un campañón quedándonos a las puertas del ascenso, hice 14 goles... Tenía la opción de renovar pero el Albacete, que había ascendido, me ofreció dos años de contrato. Yo quería jugar en Primera pero ella me dijo: '¿El Levante no te quiere? Va a ascender, nuestros hijos están bien en el colegio y en la ciudad, nos tenemos que quedar. Pero quería estar en Primera otra vez y me fui.

Y no duró mucho en Albacete...

Obviamente esperaba tener éxito, pero en el primer semestre el equipo no producía situaciones de gol. En las nueve primeras fechas tuve una situación de gol contra el Barcelona y me lo anularon. Me empezaron a alternar, yo no estaba a gusto y apareció uno de mis mejores amigos, Leo Estrada, que estaba en River, que me dijo: '¿Qué pasa que no juegas?'. Le conté que teníamos un 4-5-1 o 5-4-1, siempre con un solo delantero. Y me propuso ir a River, que tenían la liga y la Libertadores y quería tener una alternativa a Cavenaghi. Rescindí, me fui a Argentina otra vez y cuando llegué no lo pude arreglar por una decisión del club. Ellos querían que Cavenaghi jugara lo más posible para poder venderlo. Entonces apareció Banfield y tuvimos un año buenísimo. Nos clasificamos a la Libertadores por vez primeras e hice goles, pero me cansé un poco y decidí retirarme. Yo le dije a mis hijos que prefería dejar el fútbol antes de que me dejase a mí.

Para terminar, ¿cómo ve el partido de este sábado?

Los dos vienen de perder tres partidos... No me hagas hablar mucho... Esperemos que empaten (risas). El Betis tiene más equipo para estar arriba y necesita meterse en Europa. Del Mallorca me gusta mucho el entrenador, es un tío muy capaz y con esa idea de ir a buscar los partidos. Te puede agarrar un Barcelona o un Madrid y meterte cuatro, pero así tienes más opciones de ganar. Aguirre vino en una etapa jodida y lo salvó del descenso. Todo tiene su tiempo. Ahora ya con 30 puntos está cerca de salvarse y uno es ambicioso y tiene que pelear también por estar en Europa.

¿Y a Pellegrini cómo lo ve en la distancia?

Siempre es una satisfacción tenerlo ahí de entrenador. Es serio, capaz y ha conseguido buenos resultados. El Betis no está tan mal, gana dos partidos y se mete otra vez en la pelea. Hay que darle su tiempo, que se lo ha ganado. Yo le tengo un gran respeto, ha estado en planteles como el del Real Madrid o el City, y eso no es fácil de manejar. Esperemos que repunte.