GIRONA 5 - MALLORCA 3

El Girona está de dulce y pelea con los grandes de LaLiga

El equipo de Míchel no conoce la derrota esta temporada de LaLiga.

Girona y Mallorca durante su partido. /EFE
Girona y Mallorca durante su partido. EFE
Jonathan Ramos

Jonathan Ramos

Otra jornada y otro recital del Girona de Míchel. En esta ocasión el Mallorca fue el guillotinado de la jornada y, aunque al principio se las dieran felices con un gol de Muriqi en el minuto 3', este Girona terminaría hundiendo al equipo isleño.

El choque de estilos generaba morbo. Por un lado, el juego directo de Javier Aguirre se encontraría con la velocidad y mimo sello del equipo gerundense. Apenas se pudo ver un cuarto de hora de la seña del mexicano. Poco tardó en imponerse este Girona, que antes de la media hora ya había ecualizado el luminoso y en el 32' ya se encontraba liderando el encuentro.

El tercer gol de los catalanes comenzó desde las botas de Savinho. El brasileño, como ya es de costumbre en Montilivi, tumbó a Maffeo en un recorte que levantó la ovación del respetable mientras recortaba metros hacia la línea de fondo. Allí, donde brillan los jugadores buenos, desistió en la jugada individual y, tras levantar la cabeza, encontró un camino directo al gol en forma de pase para la posterior finalización de Iván Martín.

Con todo de cara, el Girona no desistió, sabía que los tres puntos significaban cargar con la vitola de líderes de LaLiga. Esa premisa no pesó. Antes del descuento sumaban otro tanto, en este caso sería el de Yangel Herrera, que desde fuera del área lanzaba un jarro de agua fría a los mallorquines en forma de disparo.

Abdón Prats al rescate

El mallorquín entró con el partido ya decidido. En su ingreso, todavía faltaban cuatro goles por remontar, pero aprovechó los pocos minutos que está recibiendo del 'Vasco' Aguirre para hacerse notar. Primero fue con el pie. En un córner que salió rechazado, Prats pescó el balón muerto en el punto de penalti para volver a celebrar un gol.

Sería en el tiempo de descuento cuando llegaría su segundo tanto, esta vez a balón parado y de cabeza. Un doblete que terminaba de maquillar un encuentro con más sombras que luces para el equipo insular.