Sergio Herrera, el niño "obsesionado con Casillas" al que unas medias hicieron explotar

Si hay un portero que ha generado dolores de cabeza a los fanáticos del Real Madrid en los últimos años es sin duda Sergio Herrera Pirón (Miranda de Ebro, 1990). El mirandés es un "obsesionado de los penaltis", así lo explican desde Pamplona. "Esa una manía que desarrolló desde pequeño", perfilan. Como dicen, la paciencia es un árbol de raíces muy amargas, pero de fruto muy dulce y, sin dudarlo, la peor parte se la ha llevado el Real Madrid.

Precisamente, ante los blancos atajó dos penas máximas el 20 de abril de 2022 y cinco meses después hizo lo propio en el Bernabéu. Todas ellas ante Karim Benzema, segundo máximo artillero histórico del conjunto blanco. Este sábado volverá a la capital, un escenario que siempre ha vigilado con lupa, pues "de pequeño estaba obsesionado con Casillas".

Esa manía con analizar al guardameta madrileño la desarrolló por su cuenta, ya que la predilección por el deporte rey no era demasiado fuerte en casa. "Nunca hemos sido muy futboleros. Ver partidos sí, pero nada fuera de lo común", amplía Asier Pirón, primo materno del portero rojillo.

Sergio Herrera, a diferencia de gran parte de los futbolistas españoles, no tiene raíces que le unan a la élite. Él es la punta de lanza de la familia. Mientras su entorno rellenaba las horas de juventud jugando por placer, él tenía algo. "Se le veía destacar cuando era un niño", rememora uno de sus formadores en La Charca, equipo de Miranda de Ebro.

La progresión de Sergio ha sido ascendente, pero siempre limitada por el espacio geográfico. Tras un breve periodo en el Mirandés, pasó por el Alavés, Laudio, Alavés -de nuevo-, Amorebieta, Huesca y Osasuna. Todos los equipos en los que ha militado están a menos de tres horas de su tierra natal. Algo que no es casualidad: "Le gusta venir a casa siempre que puede, hay veces que son dos al mes y otras que más", justifican en la familia.

Es más. Por un lado comprenden ese arraigo hacia la tierra, pero por otro sorprende el no haber visto a Sergio abandonar el nido y emprender un periplo por tierras lejanas. "Es un poco raro, había escuchado rumores de la Premier, pero no lo sé. Entiendo que si se va fuera es una faena para sus padres coger un vuelo y todo eso para verle", refleja su Asier Pirón.

Para Sergio Herrera su referente llegó sin previo aviso. Elegir su modelo a seguir no fue una acción premeditada. Como se ha mencionado previamente, Iker Casillas es y ha sido el ídolo deportivo del burgalés. Sergio Herrera vivió la mejor época del cancerbero tanto en la capital como en el combinado nacional, pero su predilección por él no solo se debe a su desempeño en el verde. "Estaba obsesionado con él", reflejan.

"De pequeño, la madre de un compañero de su equipo dijo que se parecía a Casillas. Tenían un físico parecido", detalla uno de sus tíos. Desde entonces comenzaría la obsesión por el portero madrileño, tanto es así que el apodo de Sergio Herrera le hace honor. "Le llamaban Casillas y al final de tanto 'Casillas, Casillas', pues se quedó en Canillas".

Ese mote lo porta con orgullo hasta el día de hoy. Es más, algunas personas consultadas resaltan que se generó "cierto cariño por su parte hacia el Real Madrid" tras ver cientos de partidos de su referente. Un aprecio que sin duda no se ha visto en el campo, pues, como se ha mencionado en este texto, ha sido un dolor de muelas para los blancos estos últimos años.

La semana pasada el nombre de Sergio Herrera inundó las redes tras ser sustituido entre lágrimas por la presión excesiva que sus medias realizaron en sus piernas. Ese momento, captado por las cámaras de DAZN, se hizo viral en minutos. La acción abrió el debate, pues Sergio salió del campo mientras discutía con los sanitarios y utillero. "Le he metido una bronca fuerte", reconoció ante los micrófonos de DAZN.

Al igual que en Twitter, el video corrió como la pólvora en los grupos de WhatsApp de la familia. "Que Sergio es de carácter fuerte, eso te lo aseguro. Pero tiene razón que había avisado muchas veces de las medias", perfila su primo. "En la familia somos bastante tranquilos en general. Sí que es verdad que su hermano es algo más nervioso, pero el nervio de Sergio no sabemos de donde sale. Le ha tocado", añade. Pero pese a que "pasa de cero a cien muy rápido", desde su entorno dejan claro que "es el primero en pedir perdón, porque sabe que salta a la mínima".

Esta no es la primera ocasión que las cámaras captan un enfado del guardameta burgalés. En la familia todavía recuerdan el partido que Osasuna disputó en el Alfredo Di Stéfano en la época covid. En ese encuentro, las cámaras del Golazo de Gol, captaron como el colegiado pedía a Sergio que pusiese el balón en juego para no perder más tiempo y el guardameta acató la orden para después gritar: "Su p*** madre, joder". "Eso solo le pasa cuando juega. Lo vive muchísimo y por eso saca ese nervio, fuera del campo nunca le verás así", completan.

Cuando no está vestido de corto, Sergio Herrera tiene varias aficiones que entretienen las horas muertas de sus días. Por un lado, siempre ha sido un fanático de los juegos de cartas. En la familia ha sido tradición "echar la partida" y esa costumbre la ha trasladado a Tajonar, Ciudad Deportiva de Osasuna. "Siempre que se puede se sacan las cartas para jugar a lo que sea, mus, póker...", complementa una voz del equipo rojillo.

El de Miranda de Ebro no esconde su pasión por el póker. Son varios los jugadores profesionales que sigue en sus diversos perfiles en redes sociales. "No solo disfruta jugando, también se ve algún torneo de alto nivel de vez en cuando". En lo que le resta de tiempo libre, decide invertirlo en cuidarse a sí mismo.

No hablamos de masajes y nutricionistas, que se dan por descontado en su vida diaria desde que se rompió el cruzado jugando para Osasuna, sino de la alta cocina. Herrera también sigue a varios chefs de renombre en la zona norte del país. En Pamplona dicen que es un habitual de buenos restaurantes, aunque los fogones de casa se le resisten. Mientras se pelea con la cocina, lo que está claro es que tiene la medida tomada al Real Madrid, sobre todo desde los 11 metros. Al menos, por ahora.