SEVILLA 1- VALENCIA 1

El final más loco en el Sevilla-Valencia: el VAR corrigió tres decisiones

Papu Gómez fue expulsado, pero Soto Grado le quitó la roja y se la mostró a Kike Salas, que cometió penalti sobre Correia.

Sampaoli, en el Sevilla-Valencia./EP
Sampaoli, en el Sevilla-Valencia. EP
Equipo Relevo

Equipo Relevo

El alocado Sevilla-Valencia no pudo tener otro final. Desde la existencia del VAR, nunca se había dado una acción tan rocambolesca. El videoarbitraje corrigió hasta tres acciones simultáneas, lo que forzó, entre otras cosas, que el partido se fuera hasta el minuto 104. Entre medias, un penalti errado por José Luis Gayà y detenido por Bono. Todo para un empate a uno que no sirve ni a los de Gattuso para escalar ni a los de Sampaoli para salir de la parte baja de la tabla.

Pero, ¿qué sucedió? Jesús Navas cometió un error en la salida de pelota, lo que dejó a Kluivert con metros por delante a la carrera. El atacante encaró la portería de Bono y el Papu Gómez cometió una inteligente falta táctica para evitar el tanto visitante. Soto Grado, con buen criterio, dejó continuar la jugada, pese a que era clara la expulsión del argentino. Todo porque el jugador del Valencia se levantó en tiempo exprés y puso un balón al segundo palo. Correia no pudo llegar, empujado por Kike Salas. Tampoco acabó en nada tras pugnar por la pelota Diakhaby.

Soto Grado, sobre el césped, pita entonces la falta en la frontal del área a favor del Valencia y expulsa al Papu Gómez. Sin embargo, los jugadores del Valencia reclaman que ha habido penalti posterior. El VAR revisa la acción y, tras un par de minutos de incertidumbre, De Burgos Bengoetxea decide llamar a la pantalla a su compañero. Ahí, le muestran dos acciones: la de la roja al Papu y el posible penalti de Salas sobre Correia.

¿Por qué? Porque debía decidir si expulsar o no al Papu y después si era penalti o no sobre Kike Salas. La roja mostrada al argentino, por supuesto, no era un error claro y manifiesto. Lo que marca el protocolo es que debe ver su decisión anterior, para sancionar una roja por brusquedad o una amarilla por ser último hombre, siempre y cuando pite pena máxima posteriormente. Es decir, si señala los 11 metros, debe sancionar igualmente al argentino, pero caben dos opciones: expulsión por dureza de su entrada (algo que no sucedió) o solo amarilla por su intención de cortar una clara jugada de peligro.

Efectivamente, Soto Grado apreció el empujón de Kike Salas, que privó a Thierry Correia a llegar al balón y poder empujar a placer el segundo tanto del Valencia. La acción le costó la roja, a cambio de que le perdonaran la expulsión a su compañero. Y, por supuesto, el penalti que lanzó Gayà y atajó sobresaliente Bono. Con diez futbolistas su rival, el Valencia apretó en busca de la victoria, sin éxito. El partido se detuvo en el 95' y no se reanudó hasta el lanzamiento del capitán ché en el 101'. Los dos minutos de descuento no disputados se jugaron posteriormente, rozando el final de la primera parte de la prórroga.