Final con lío en Cádiz y Sergio explota: "Que añadan 10 minutos es una puta barbaridad"
El partido se encendió durante el descuento, con un penalti revisado por el VAR, dos expulsiones y lanzamientos de objetos desde la grada.
Al final, se armó el lío. El Cádiz - Getafe, primer encuentro de la jornada 25 de La Liga Santander, llegaba a la conclusión del tiempo reglamentario con un resultado de 2-1, después de los goles de Rubén Sobrino, Enes Ünal (p) y Rubén Alcaraz (p), pero atendiendo a los constantes parones —dos penaltis revisados por el VAR, siete tarjetas y ocho cambios—, el equipo arbitral dirigido por Hernández Hernández decidió añadir diez minutos.
Así, en el minuto 102, con los tres puntos agarrándose al Nuevo Mirandilla y el tiempo añadido ya superado, aunque el Getafe hizo un cambio en el añadido, una mano involuntaria del Pacha Espino mandó al colegiado a la pantalla de videoarbitraje.
El colegiado canario pitó penalti tras revisar la acción y Enes Ünal, como de costumbre, como ya había hecho media hora antes, convirtió la pena máxima en la última acción del partido y selló las tablas (2-2).
El tanto del ariete turco, transformado en el 105 y 14 segundos, se convirtió en el gol más tardío marcado este siglo en nuestra liga, pero más allá de eso, desató la furia de la afición local, encendida ya por las decisiones arbitrales y la propia intensidad del encuentro.
"Estoy muy cabreado, no quiero hablar de los árbitros porque si hablo me sancionan", dijo un Sergio González visiblemente nervioso en rueda de prensa. "Que añadan diez minutos es una puta barbaridad. Quiero mandar un mensaje al estamento arbitral y que se pongan las pilas porque todos nos estamos jugando mucho".
Antes, todavía en el campo, el lío se armó en el área del Cádiz, en el fondo sur del Nuevo Mirandilla. Primero, nada más sellarse el empate con el penalti de Ünal, Iza Carcelén, lateral derecho de los locales, agredió a Juan Iglesias, defensor de los madrileños, y a partir de ahí se formó la marabunta.
La afición, caldeada ya de por sí por el desenlace del partido, enturbió la situación lanzando objetos al césped —ya había tirado un mechero a Munir cuando éste se retiraba del terreno de juego—. Jugadores, suplentes, técnicos e incluso no convocados, como Cala, saltaron al terreno de juego para proteger al agredido y, a su vez, calmar la furia de la grada.
La bronca no quedó ahí y se trasladó al túnel de vestuarios tras el pitido final. El acta arbitral recoge que el portero Conan Ledesma "empujó a un compañero de equipo" que se encontraba junto a Hernández Hernández con el "objetivo de que éste impactase contra mí". Además, el comunicado arbitral recoge otras incidencias:
Cuando abandonamos el terreno de juego y nos encontrábamos parados en las escaleras de acceso debido a la imposibilidad de llegar al vestuario arbitral por la cantidad de personas allí presentes, el técnico Diego Ribera Ramírez nos empujó tanto al árbitro asistente número 2 como a mí. Estando en el túnel de vestuarios, el entrenador de porteros local, Manuel Bocardo Vidal , que había sido previamente expulsado, se dirigió al equipo arbitral en los siguientes términos:"¡Hijos de puta!".
Cuando nos encontrábamos en el túnel de vestuarios, una persona identificada como Juan Torres Ruiz sujetó mi brazo fuertemente y de forma persistente, teniendo que realizar un movimiento brusco para poder liberarme. Una vez producidos todos los hechos descritos en los apartados anteriores, gracias a la ayuda del Presidente del equipo local, D. Manuel Vizcaíno Fernández, junto con el delegado de equipo, Salvador Chirino Rivera, que consiguieron que el equipo y cuerpo técnico entrasen a su vestuario, pudiendo así nosotros acceder al nuestro.