Excompañeros de Deschamps en el Valencia y un comunicado definen el talante "serio y directo" del francés: "No pienso volver a jugar antes del mes de enero"
Amedeo Carboni y Luis Milla compartieron vestuario con el francés en el Valencia de Cúper 2000-2001. "Ojalá todos los entrenadores tuviesen la personalidad de Didier Deschamps", dijo Morientes en El Partidazo de COPE.
Amedeo Carboni se ríe al otro lado del teléfono cuando recuerda a Didier Deschamps en pleno diálogo con Héctor Cúper, el que fue su entrenador en el Valencia 2000-2001 en el que militó. "Me acuerdo que tuvimos una charla con Cúper sobre que estábamos demasiado atrás, y decía: 'Bueno, si nos echamos diez metros más alante…' Siempre ha tenido mucha personalidad. Era una persona muy amable, de grupo, muy centrado en su trabajo", relata el toscano.
Carboni y Deschamps fueron compañeros en el cuadro che en aquella única campaña del seleccionador francés en LaLiga. Antes, "nos habíamos cruzado muchas veces en Italia". Lo hicieron entre 1994 y 1997, años en los que el seleccionador francés militaba en la Juventus, donde ganó tres Ligas y una Copa de Europa, entre otros títulos, y Carboni defendía los intereses de la Roma. "En la Juventus era líder en el centro del campo. En Valencia estuvo un poquito arrastrado, no jugó muchos partidos con nosotros porque tenía problemas físicos, pero yo recuerdo que hacía mucho trabajo de prevención, era una persona muy meticulosa, y me acuerdo muy bien de que en el banquillo a veces hacía de segundo entrenador. Se levantaba: 'Ponte más a la derecha, al centro'. Ya tenía ganas de ser entrenador", relata el exlateral izquierdo del Valencia sobre la personalidad del francés, que disputó 1.187 minutos repartidos en veintiún encuentros como che.
“Un tío muy maduro, preocupado por el juego”
Deschamps tenía 31 años cuando el club de Mestalla pagó por él 600 millones de pesetas (algo más de 3,5 millones de euros) al Chelsea para cubrir las salidas de Farinós al Inter de Milán y de Gerard al Barça. Los partidos que jugó de blanquinegro fueron la última aventura como futbolista de un Didier Deschamps que en ese verano de 2001, con 32 años, colgó las botas e inició su carrera de entrenador en el Mónaco. Lo hizo oficialmente, porque también según Luis Milla, "ya lo era" en su última etapa como futbolista.
"Se le veía alguien preocupado por el juego. Yo le veía que era un tío muy maduro, un jugador que, sobre todo, jugando en esa posición, ya solamente con el posicionamiento, los partidos y la experiencia que tenía -había estado en varios países-, sabías que podía ser entrenador. Yo he tenido compañeros que han sido entrenadores y te han sorprendido, pero en este caso y en otros, como Quique Flores o Míchel, yo sabía que serían entrenadores", relata Milla que, para no dejarnos con la curiosidad, responde a qué excompañero le sorprendió en su nueva faceta como técnico: "Michael Laudrup. A Michael Laudrup yo lo tuve como compañero en el Barcelona y en el Madrid y luego estuve como segundo entrenador con él en el Getafe y éste sí me sorprendió que fuera entrenador, para bien, porque estando de compañero yo no lo veía y después fue muy buen entrenador".
"Deschamps no fue determinante, no tuvo muchas apariciones. La sensación que tuvimos es que no aportó lo que se pensaba que podía aportar, pero que era un gran jugador"
Exjugador del Valencia C.F.Al retomar la conversación sobre el francés, Luis Milla reconoce que el físico les pasó factura realmente a ambos en el centro del campo aquella temporada. Doce partidos jugó Milla (473'), como comprobamos después de que él mismo recuerde que en esa campaña ya tenía 34 años y se preguntara por su cifra, consciente de que también fue baja, y aluda también a otros factores con nombres y apellidos que les quitó protagonismo. "Es verdad que no lo teníamos los mediocentros que estábamos entonces y que éramos más mayores, porque estaba Baraja, estaba Albelda, que luego fueron internacionales máximos y que estaban a un gran nivel; estaba Mendieta. Él no fue muy determinante, no tuvo muchas apariciones. No fue un jugador importante desde el punto de vista de que era alguien que había sido campeón del mundo. Venía con una edad ya avanzada y aquel año, con una competencia en un equipo que estaba al máximo nivel, que había jugado la Champions y que ese año la iba a jugar otra vez, no era fácil tener minutos. Fue un año en la línea del anterior, con una forma de jugar y un estilo muy claro por parte de Cúper y supongo que Deschamps al entrenador le aportaba la seriedad, la personalidad y la madurez que ya tenía, pero mediocampistas más jóvenes aportaron más que él", reconoce el exmediocentro valencianista. Milla especifica que la "sensación que tuvimos" en torno al francés "es que no aportó lo que se pensaba que podía aportar, por parte del club y por parte del entrenador, pero que era un gran jugador, tácticamente, que se posicionaba muy bien".
El argentino Héctor Cúper fue el último técnico a cuyas órdenes estuvo Didier Deschamps, un jugador "que tenía mucha inquietud de preocuparse por qué se hacían las cosas, lo que le gustaba, lo que no le gustaba", recuerda Milla sobre el francés. "Socializó muy bien con el equipo, pero en el vestuario era un chico bastante introvertido. Lo recuerdo en los entrenamientos debatir el trabajo de Cúper, recuerdo mucho hablar con él sobre los que le gustaban más, los que le gustaban menos. A Cúper le gustaba mucho hacer trabajo específico, de repetición: 'Yo quiero que mis jugadores salten de esta forma, abran los codos de esta forma -que entonces se podía-, o que ataquen el primer palo de esta forma'. Era, en filas y por parejas, atacar ese primer palo o saltar de una forma muy concreta y específica, pero estábamos todo el equipo esperando ese trabajo por parejas, no hacía dos o tres grupos y a partir de ahí se combinaba el trabajo. No, no, él quería que todo el grupo hiciera el mismo trabajo. Me acuerdo de comentarlo, porque era una situación de entreno que no nos acababa de convencer. Eso le chirriaba y yo estaba de acuerdo con él", asegura Milla.
Amedeo Carboni cuenta cómo el francés hacía grupo: "Como casi todos los mediocampistas, siempre tenía esta actitud de grupo. Si tú te fijas, no sé por qué, pero casi todos los mejores entrenadores del mundo, de la historia, son todos exmediocampistas, algo habrá. Parece extraño, pero la mayoría es así. El rol de estar en el medio campo, de controlar siempre, de ayudar a los compañeros, esto se ha reflejado en su trabajo de entrenador". El italiano se ríe cuando afirma que, además, "sí, sí, era directo. Siempre ha hablado serio y directo". En Valencia lo demostró también fuera del campo cuando el 2 de diciembre de 2000 emitió un comunicado en su página web para hablar de la lesión de tobillo que padecía y de sus plazos para volver a jugar. Ni parte médico del club, ni rueda de prensa, ni palabras del entrenador. Un texto en su portal que rezaba tajante y contundente: "Estoy llevando a cabo una rehabilitación lenta en Valencia, a base de sesiones de piscina y bicicleta. La lesión evoluciona despacio y aún me duele el tobillo cuando ando, por lo que no pienso volver a jugar antes del mes de enero".
“Ojalá todos los entrenadores tuviesen la personalidad de Didier Deschamps”
Deschamps pulió su liderazgo, su carácter y su madera de entrenador durante su carrera en el verde, en la que también calibró el trabajo de otros técnicos para los que jugó como Gérard Gili (Olympique de Marsella 89-90), Marcello Lippi (en las cinco exitosas campañas que compartieron en la Juventus) o Gianluca Vialli en el Chelsea, entre otros técnicos de clubes. Además, aprendió del desempeño de los técnicos que tuvo en Francia entre 1989 y 2000, tiempo que lo mantiene en el noveno peldaño de jugadores con más partidos con la camiseta 'Bleu' de la historia, con 103 encuentros: Michel Platini, Gérard Houllier, Aimé Jacquet (con el que ganaron el Mundial de Francia '98) y Roger Lemerre (con quien se alzaron con la Eurocopa de Bélgica y Países Bajos dos años después).
Antes de que llegara su turno de liderar a Francia desde la banda, en julio de 2012, tuvo tres experiencias en los banquillos: Mónaco (2001-2005), Juventus (2006-2007) y Olympique de Marsella (2009-2012). En dos de ellas coincidió con Fernando Morientes, que se pronunciaba así de tajante en 'El Partidazo' de COPE tras la no convocatoria de Mbappé por parte de Deschamps para los compromisos galos de la Nations League ante Israel e Italia: "Ojalá todos los entrenadores tuviesen la personalidad de Didier Deschamps. Porque le conozco, porque él es el líder y él decide, y él es el entrenador. Y si no tiene que jugar Mbappé, no juega, y si algo le molesta, no lo pone. Es que le conozco y sé que es un entrenador con una personalidad brutal, y si tiene que dejar a uno en el banquillo, lo deja; y si lo tiene que cambiar en el minuto 80, lo cambia, en el 60 o en el 40. Le da igual que se llame Mbappé, que se llame Benzema o que se llame Thierry Henry".
"'No te veo bien, no te voy a poner. Me da igual que te llames Fernando Morientes y que me hayas llevado a la final de la Champions con el Mónaco. Y eso te lo dice a la cara. Entonces, entiendo que ha llamado a Mbappé"
Exjugador del Mónaco y Olympique de MarsellaHablaba con conocimiento de causa. El exdelantero manchego estuvo a las órdenes de Deschamps en el Mónaco, donde llegó cedido por el Real Madrid en la temporada 2003-2004 en la que acabó siendo el máximo goleador de la Champions League con nueve tantos; perdieron la final por 3-0 ante el Oporto-, y en el Olympique de Marsella en la 2009-2010, el último equipo de Morientes antes de colgar las botas. "Eso lo he visto yo en mi equipo, en dos equipos totalmente diferentes, donde yo era su brazo derecho y en el Marsella no me ponía porque no me veía bien, y punto. Y me lo decía: 'No te veo bien, no te voy a poner. Me da igual que te llames Fernando Morientes y que me hayas llevado a la final de la Champions con el Mónaco, me da exactamente igual'. Y eso te lo dice a la cara. Entonces, entiendo que tiene que haber llamado a Mbappé", reflexionó Morientes sobre la segunda no convocatoria consecutiva de Mbappé por Francia.
Deschamps comentó en rueda de prensa que "no atendía a motivos extradeportivos" su decisión de dejar fuera al astro francés, que "era mejor no convocarle" y que sería "una medida puntual". En octubre ya se quedó fuera de la lista para los compromisos ante Israel y Bélgica porque, en aquel caso, el futbolista prefirió permanecer en Madrid para recuperarse de una lesión sufrida en el choque en el Bernabéu ante el Alavés. Después llegó su controvertido viaje a Suecia y, la siguiente información en torno al francés y su selección fue esta segunda no convocatoria seguida.
"Coincido con Fernando", dice Carboni. "Tiene mucha personalidad, siempre la ha tenido como futbolista. Ahora, desde fuera no es fácil saber los motivos" por los que Deschamps no ha contado con Mbappé para los dos últimos compromisos de Francia, reflexiona el italiano, "porque estamos hablando de un jugador que hoy por hoy es el emblema de Francia. No lo sé. A lo mejor ha dicho 'te voy a dar un descanso' o ha habido algo. Desde fuera es difícil contestarte, pero sea el que sea el motivo dejar fuera a Mabppé es siempre algo que demuestra carácter, es un mensaje bastante importante", afirma Amedeo Carboni.
"Ha sido un grandísimo entrenador y seleccionador en el tiempo que lleva. Entiendo que Deschamps, después de la trayectoria y los años que lleva en la Federación francesa y de seleccionador, tiene experiencia para manejar esas situaciones y que tiene poder, sobre todo, porque al final los resultados le avalan. Y, a partir de ahí, por muy buen jugador que sea Mbappé, si hay una situación que a él no le convence o no le conviene llevar al jugador por una serie de situaciones que yo desconozco, pues tendrá la potestad y el poder. A los entrenadores lo que les avala para tomar este tipo de decisiones son los resultados, y a él le avalan", explica Luis Milla sobre la ausencia del atacante madridista en la última lista de Francia, lo que ha traído a debate de nuevo la falta de sintonía que tuvieron Deschamps y Karim Benzema, señalado por el Caso Valbuena y por el seleccionador francés, que lo desconvocó de la Francia que iba a disputar el Mundial de Catar por una lesión en el cuádriceps del muslo izquierdo que acabó con Benzema fuera del Mundial -ni siquiera viajó a ver la final de su selección ante Argentina-, y a la postre, con su adiós a Francia.
"Por muy buen jugador que sea Mbappé, si hay una situación que a él no le convence o no le conviene llevar al jugador, pues tendrá la potestad y el poder. A los entrenadores lo que les avala para tomar ese tipo de decisiones son los resultados, y a él le avalan"
Exjugador del Valencia C.F."Es muy complicado, porque estamos especulando. Yo también puedo entender que a lo mejor Mbappé necesita centrarse en su equipo, porque a él le está costando, por cuestiones colectivas o individuales, y porque a cualquier jugador que llega a una liga nueva lo normal es que le cueste adaptarse. Esa información no la podemos saber. A lo mejor él está pidiendo que le dejen un poco liberado porque necesita centrarse en su club, que esto tiene bastante lógica, pero esto es especular", reflexiona Milla.
"La decisión creo que se debe a una mezcla de lo deportivo con algún asunto personal, pero la decisión es totalmente de él y dejando siempre claro quién lleva el traje de entrenador", comentó Morientes en 'El Partidazo'. "Estoy convencido de que primero ha hablado con Mbappé, porque primero prefiere hablar las situaciones y después actuar, y el resto le da igual todo. Desde que empezó su carrera de entrenador lleva peleando contra todo y ya tiene el culo pelado. Tiene una personalidad arrolladora y tú como jugador lo percibes desde el día que lo conoces", sentenció el exdelantero blanco.
"Al final, esa decisión, si por lo que sea el equipo no saca resultados y no ha llevado a Mbappé, se genera una crisis total. Entiendo que el entrenador y el jugador han llegado a un acuerdo para tomar esa decisión porque, aunque sea a corto plazo, es un chico que lo vas a llevar, que tienes que tener una buena relación con él, porque sabes que es un jugador potencialmente seleccionable por muchos años. Entonces, intentando ponerme en la cabeza de él, tú tienes que llegar a 'vale, vamos a llegar a este acuerdo, no nos interesa hacer mucho ruido con que no vengas, yo lo puedo entender y nos respetamos', apunta Milla.