RCD ESPANYOL - LAS PALMAS

El Espanyol pone un ojo en Murcia y otro en el gol de Corominas para evitar la ruina

El equipo blanquiazul, como pasó en 2004 y 2006, se juega la vida en una última jornada en la que depende de sí mismo.

Ferran Corominas abraza a Moisés Hurtado tras el gol en 2006. /GETTY
Ferran Corominas abraza a Moisés Hurtado tras el gol en 2006. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

En el mes de agosto, los más de 35.000 espectadores que esta tarde (18:30) abarroten el RCDE Stadium hubieran firmado que su Espanyol llegara a la última jornada dependiendo de sí mismo para salvarse y jugando ante un equipo ya descendido. En abril, ni mucho menos; de hecho, los más optimistas del lugar soñaban con que Manolo González había transformado a una plantilla hecha con retales en una maquina suiza, y se podría aspirar, incluso, a Europa. Pero ahora ese positivismo se ha esfumado y de nuevo el Espanyol se pone el traje de neopreno para sumergirse en una batalla en las profundidades.

"Me pondré gomina", proclama Manolo González, que tira de sarcasmo, síntoma de inteligencia, para dar respuesta a toda la tensión que se acumulará en Cornellà-El Prat, algo a lo que él está acostumbrado y también la parroquia perica. El Espanyol ha vivido dos situaciones parecidas y las ha resuelto, y con la memoria de los que ya peinan canas, intentará revivir esos momentos.

La primera, en la campaña 2003-04 ante el Murcia. Aquel Espanyol había vivido un curso nefasto con Javier Clemente en el banquillo hasta que la llegada de Luis Fernández revitalizó al equipo. Llegaron en el mercado de enero Hadji, Pochettino y Raducanu, que aportaron su grano de arena para que los Iván de la Peña y Raúl Tamudo hicieran el resto. Llegaron a la última jornada dependiendo de sí mismo pero con la obligación de ganar a aquel equipo capitaneado por Luis García, perico al año siguiente, que estaba ya descendido. Raúl Tamudo no marcó el 1-0 hasta el minuto 77.

Aquel Espanyol se salvó al límite en un Estadi Olímpic llenó, que acabó con los aficionados invadiendo el césped, imágenes que fueron un aperitivo de lo que vendría en 2006. En un idéntico escenario, los blanquiazules se salvaron con un gol de Ferran Corominas en el minuto 93 cuando ya nadie daba un duro y las lágrimas llegaban hasta el palco. Aquel gol salvó al club de la ruina, con el club endeudado nueve años después de demoler Sarrià y con la hipoteca del nuevo estadio a cuestas. Una situación también que recuerda a la actual.

El Espanyol no pudo gastar dinero el pasado mercado de verano. Y acumula hasta nueve jugadores cedidos que acaban contrato, además jugadores como Leandro Cabrera o Javi Puado no renovarán con un descenso y la venta de Joan García se haría por solo 15 millones porque su cláusula desciende. Sin invertir en un enero en mejorar la plantilla, Chen Yansheng está obligado a realizar una ampliación de capital de al menos 50 millones para equilibrar las finanzas... y con un descenso todo sería aún más complicado para una entidad que acumularía tres en cinco años.

Ante un descendido como el Murcia en 2004 pero en el mismo contexto que con el salvador gol de Corominas en 2006, el Espanyol se juega buena parte de su futuro ante Las Palmas de Diego Martínez, viejo conocido, recuerdos grises que siguen presentes.